Una pausa sin estrés

Una pausa sin estrés

Con el último mes del año empieza la planificación de las fiestas y de las vacaciones. Antes de tomar decisiones, conviene “bajar un cambio”, tratar de lograr acuerdos satisfactorios para todos los integrantes de la familia y sumar algunas estrategias simples para que los próximos meses resulten realmente placenteros.

 

FUENTE. PRO SALUD NEWS.

La irritabilidad, el mal humor, el cansancio y el malestar generalizado son algunas de las manifestaciones que pueden provocar la llegada de las fiestas, fin de año y las vacaciones, si no se toman los recaudos necesarios. De hecho, éstas son los signos más leves, mientras hay otros como los problemas cardíacos que conllevan una mayor seriedad y pueden ponen en riesgo la salud.

Por eso es necesario tranquilizarse, bajar algunos decibeles y empezar a considerar el fin de año como el cierre definitivo de algo sino como un cambio de ciclo, una posibilidad para comenzar de vuelta algunas cosas.

¿Cómo se logra esto?. En principio prestando atención a ciertas pautas.

“Las fiestas pueden ser estresantes para algunas personas debido a las exigencias que generan el encuentro familiar, la sobrecarga de tareas y los balances personales. Por otro lado esta época se relaciona con el recuerdo a veces doloroso de personas que ya no están o con la elaboración de pérdidas, el reconocimiento del paso del tiempo y el balance de logros y frustraciones”, expone el Dr.Roberto Sivak, médico psicoterapeuta y psiquiatra, presidente del Capitulo Estrés y Trauma Psíquico de la Asociación Argentina de Salud Mental (AASM).

Los encuentros familiares, además, pueden resultar muy estresantes porque ponen en juego la capacidad de tolerar las diferencias, así como también la de ceder ante una determinada situación que no resulta del todo placentera.

Lo mismo ocurre con las vacaciones, otro momento tan típico de esta época, que en general pone en juego una serie de desacuerdos que durante el año y por las actividades de cada miembro de la familia no suelen estar a la vista.

Poniendo siempre en primer lugar la idea de no forzar situaciones y de “vincular privilegiando el diálogo y aceptando al otro con sus particularidades”, el Dr. Sivak postuló que cuando no es posible alcanzar ese objetivo, “debe respetarse el derecho a negarse a participar en ciertas reuniones u organizar como alternativa encuentros más íntimos y más gratificantes con nuevas relaciones”.

Esto quiere decir que entre las claves para disfrutar de las fiestas -y, por qué no, empezar las vacaciones con otra “onda”- es fundamental escucharse y establecer acuerdos para decidir qué hacer en cada fecha, procurando que todos se sientan cómodos y no se generen disputas.

UN VERDADERO DESCANSO

Lo mismo ocurre durante las vacaciones: establecer acuerdos es vital, y para eso hay que tener en cuenta que no todas las personas del grupo familiar pueden querer -y deben hacer- exactamente lo mismo, que cada niño debe tener actividades a su medida, que la elección del lugar debe ser consensuada entre todos (a menos que los chicos sean muy pequeños y no puedan manifestar su opinión), y que durante el período de descanso es importante que cada miembro de la familia o grupo haga justamente eso: descansar, y de la manera que más le guste.

Para algunos se trata de leer un buen libro. Para otros será momento de escalar montañas o salir a correr todos los días por la playa.

Sin embargo, de acuerdo con un informe preparado por los profesionales del Hémera, Centro de estudios del estrés y la ansiedad, dirigido por la Lic. Patricia Gubbay, “es importante estar muy atentos a los cambios que se producen durante las vacaciones con respecto a la rutina: acostarse más tarde, alimentarse de otra forma, levantarse también más tarde. Todo esto repercute en el organismo y si se suma a otras condiciones como el insomnio, el estrés o la ansiedad que genera, por ejemplo, tener que volver y encontrarse con trabajo atrasado, puede resultar un problema”.

Otro clásico son los dolores musculares que pueden presentarse durante los últimos días de descanso como consecuencia también de la falta de motivación que genera la vuelta al trabajo. Para evitar estas cuestiones es importante tener en cuenta algunas recomendaciones entre las que se encuentran: planear escapadas durante el año y no tomarse un mes entero de vacaciones, dividir ese mes en dos períodos y salir 15 días, y finalmente volver unos días antes para poder ir adaptándose de a poco y no llegar un domingo a la noche debiendo preparar todo para trabajar el lunes por la mañana.