CRÓNICAS DE BARRIO

Varadero Sarsotti, un balcón al Salado

Varadero Sarsotti, un balcón al Salado

Calles con nombre. En mayo de este año, el Concejo Municipal aprobó una ordenanza a través de la cual se bautizó con nombres de especies de pájaros a una decena de calles y pasajes del barrio (la mayoría no tenía identificación). La iniciativa nació en 2008, en el marco del proceso de descentralización que impulsó el municipio. Los chicos y vecinos en general pintaron los carteles que ahora le dan identidad a las calles.

Es un barrio donde los necesidades abundan y el progreso es lento. Recién este año se les puso nombre a las calles y se inauguró una obra clave, “la más importante” que los vecinos recuerden en décadas: un jardín maternal.

 

Mónica Ritacca/ María Víttori

Fotos: Guillermo Di Salvatore

Cámara: Juan Manuel Víttori

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La avenida Mar Argentino o la cabecera este del Puente Carretero son las únicas dos opciones para entrar o salir del barrio. Varadero Sarsotti es la jurisdicción de la capital santafesina que más al suroeste está. Allí viven hombres y mujeres que se dedican al cirujeo, hacen changas y se la rebuscan de alguna manera para subsistir. Son muy pocos, dentro de una población que no supera las 500 familias, los que tienen un trabajo estable y, por ende, un ingreso fijo mensual.

Es un barrio de la periferia, y son los propios vecinos quienes así lo describen. Es que las necesidades abundan y el progreso nunca llega. Recién este año, las calles empezaron a tener nombre —no así altura— y se inauguró una obra fundamental para los que allí habitan, como fue la del jardín maternal.

Cómo surgió

A la hora de hablar de la historia del lugar hay que evocar un nombre, el de Sarsotti. El empresario santafesino tenía una flota fluvial en el puerto de Colastiné que él mismo trabajaba, pero cuando una de sus embarcaciones fallaba las reparaba en otro lugar. Lo hacía en unos terrenos que había comprado en 1909, a orillas del Salado, ubicados en el suroeste de la ciudad en los que hoy se emplaza este barrio.

María Mónica Riquelme llegó a Varadero Sarsotti en 1973. Su primer esposo —fallecido en 1986— trabajaba en Santo Tomé, en las máquinas trilladoras de Loréfice. Vivir en el suroeste de la ciudad les significaba varias ventajas. “Nos hicimos un ranchito, que con los años convertimos en una casita de material. Por entonces ya vivían en el lugar María Cabaña, Tránsito Benítez, los López, los Soler... Hoy están todos fallecidos. De los primeros vecinos quedamos Celestina Acosta, Catalina González, don Antonio Arce y yo”.

Tras recordar parte de su historia de vida, la mujer hizo un silencio. Nombró a dos sacerdotes que significaron mucho en el barrio y dejaron una huella imborrable: los padres Atilio Espinosa y Atilio Rosso. “El cura Espinosa es la persona a quien debemos agradecerle nuestra permanencia en este lugar. Él le ganó un juicio a Sarsotti, cuando a nosotros nos querían trasladar a San Agustín y no lo permitió. Al cura Rosso también le debemos mucho. Insistió y trabajó para lograr nuestro progreso al menos en la forma de vivir”.

Hoy, Varadero Sarsotti no escapa a los problemas que tienen todos los barrios del cordón oeste. Con urgencia, los vecinos piden atención; sobre todo hacia los más vulnerables que son los adolescentes y los chicos, porque hay problemas de adicciones.

 

/// postales


Varadero Sarsotti, un balcón al Salado

Carros a tracción a sangre es el medio de transporte más utilizado en el barrio porque la mayoría de la gente se dedica al cirujeo.

Lo realizado

En el barrio, hay varias instituciones que cumplen un rol fundamental. Allí tienen sede, entre otras, las aulas radiales que dependen de la Escuela Nº 1224 Nuestra Señora de Itatí de Centenario, el centro de salud y, lo más reciente, un jardín de infantes. También, gracias al recordado padre Atilio Rosso, años atrás hubo una importante erradicación de ranchos.

Lo pendiente

Acceder a distintos servicios de una manera regular es lo que más anhelan los vecinos. La mayoría se enganchó a la energía eléctrica y otros al agua potable. También está pendiente la construcción de un puente peatonal sobre la avenida Mar Argentino. Vialidad Nacional está a cargo de esa obra, para la que estimaban 4 meses de ejecución.

Varadero Sarsotti, un balcón al Salado

A jugar. En Varadero Sarsotti es habitual ver grupitos de chicos jugando en la calle mientras sus padres realizan alguna actividad adentro del hogar. Para divertirse no utilizan juegos sofisticados o que estén de moda: allí, una pelota armada con una media o una decena de vasitos de plástico para armar torres ya les garantiza pasar un momento agradable. También suelen divertirse con los perros y gatos que, al igual que ellos, deambulan por todos lados.

Varadero Sarsotti, un balcón al Salado

Por la educación. En abril de este año, el intendente José Corral inauguró un jardín de infantes donde asisten niños de 45 días a 4 años. El edificio se construyó en el marco de una política estatal que tiene por objetivo la inclusión al sistema formal de educación desde los primeros años de vida. La obra fue financiada con recursos que la Municipalidad aportó al Fondo de Asistencia Educativa (FAE).

/// ubicación

Varadero Sarsotti.pdf

/// VOz DE AFUERA

Varadero Sarsotti, un balcón al Salado

“Traigo correspondencia a Varadero Sarsotti dos veces por semana. La entrego en el domicilio de María Mónica Riquelme y luego son los vecinos los que pasan a retirarla. La mayoría de los sobres contienen cuentas para pagar y resúmenes de tarjeta de crédito. Vengo desde marzo y jamás me pasó nada. En esta zona, el sector más complicado es la Villa del Centenario, ahí sí me asaltaron varias veces. Pero bueno, repartir correspondencia es mi trabajo y tengo que cumplir con esa obligación. Vivo en el centro”.

Lucas Ardila,

cartero de Correo Argentino.