Lengua Viva

Comprender e interpretar no son sinónimos (I)

Evangelina Simón de Poggia

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En nuestra comunidad, incluyendo nuestro sistema educativo y el espacio aúlico, sabemos que tenemos una visión sinonímica del significado de “comprender” e “interpretar”. Esto constituye un problema, pues no ayudamos a nuestros educandos a ubicarse de manera correcta en ese ámbito tan necesario para su vida comunicacional.

No es lo mismo “comprender” que “interpretar”. Para explicar sus diferencias no tendremos más remedio que introducirnos en dos grandes corrientes lingüísticas que invadieron el siglo XX. Me refiero al Estructuralismo y a la Pragmática. Podríamos partir de esta relación hipotética: estructuralismo-comprensión, pragmática-interpretación.

Es importante reconocer que ambas instancias conforman un verdadero proceso, aunque se inscriban en distintas corrientes lingüísticas y, por ende, a diferentes visiones de la lengua, las cuales de ninguna manera son excluyentes, sino que, por el contrario, constituyen importantes avances respectivamente. Es por esto que podemos decir que la Pragmática acepta los postulados cientificistas del Estructuralismo referidos a su objeto de estudio: la lengua. Podemos verlo, por ejemplo, en Austin (1982) desde su planteo de modelo de acto de habla cuando se refiere a lo locucionario; en Searle (1996) cuando habla de la emisión y lo proposicional y tantos otros. Así como el estructuralismo trabajó sobre una “lingüística de la lengua”, la pragmática lo hace sobre una “lingüística del habla”, formalizando una teoría en torno a los actos de habla, dando a la lengua una perspectiva de “acción”, analizando a la lengua en “uso” y la adecuación de los actos al contexto. El abanico que abrió Saussure, desde su primera dicotomía ,se está visualizando en estas dos posturas de tal manera que pareciera que están llevando a cabo un maravilloso proceso de complementariedad.