Artes visuales

En exposición

Domingo Sahda

En LOA/Espacio de Arte, calle 25 de Mayo 1867 de la ciudad de Santa Fe, el artista plástico Gustavo Wedertz expone una colección de pinturas nucleadas en torno al concepto “... de cielo y de agua”, según se desprende del dato impreso en el tarjetón que documenta la muestra. Las obras expuestas, en todos los casos pinturas directas de tamaño medio y menor, giran en torno del concepto de un cierto realismo abstractizado, un cierto medio punto en el que se mixturan descripciones visuales de objeto y elementos preexistentes con otros emanados de la imaginación creadora. El punto de partida expresivo puede situarse, eventualmente y en algunos tramos de la muestra, con la idea de la geometrización o la directa planimetría de arquitecturas contrapuestas a espacios ilimitados. Se opera aquí con la idea contrapuesta de figura y soporte sin modulaciones expresivas globales sino, quizás, con leves arrastres de texturas que suponen movilizar los primeros planos en un afán expresivo que enriquezca la proposición visual.

La muestra de marras se abre a dos opciones visuales, en una oscilación entre la abstracción surreal del paisaje que se entona, siempre dentro de una paleta “enfriada”, que apunta hacia una idea de la inmaterialidad del cielo y el agua, en oposición a otra serie de hipotéticos paisajes urbanos en los cuales los recortes formales señalan el rumbo expresivo. En la serie que da título a la colección expuesta se destaca una poética teñida de nostalgias y ausencias.

La paleta cromática soslaya cualquier virulencia de la luz como sensualidad del color, indicando una cierta serenidad actitudinal propia del mirar ensimismado, de serena contemplación al margen del tráfago cotidiano. Metafóricamente hablando diríamos que la “memoria intelectual” prima por sobre la “memoria sensorial”.

El camino elegido por el expositor para expresar sus vivencias demanda un tratamiento de excelencia en el oficio de pintar, un mayor rigor en cada ítem compositivo para así arribar al impacto emocional que, se supone, pretende. Los recursos materiales a los que apela, puntualmente el acrílico, no es el mejor recurso pictórico en razón de que la opacidad y denso cubrimiento del mismo inhiben la preeminencia del contraste entre la luz y la sombra y sus gradaciones lumínicas; precisamente ese recurso técnico que enriquecería la densidad poético-expresiva que se pretende. Este refinado proceso, lento y moroso por cierto, aquilataría la intensidad poética de cada registro. Los contrastes geométricos pensados como hipotéticos paisajes urbanos carecen de la solidez matérica que evocan.

En opinión de esta columna y con el solo propósito de acrecentar la idea de con-moción y misterio de cada trabajo a la vista, que se percibe como de riguroso empeño, apelar a otros recursos materiales y de oficio plástico redundaría en beneficio de cada proposición pictórica, gratificando indirectamente a su autor. De suyo la correspondencia técnico-material se ajustan y logran los resultados esperados cuando cada configuración así lo exige, en acuerdo a aquello que se quiere expresar. Muchas veces sucede que aquello que se gana en prontitud de ejecución se pierde en densidad poético-expresiva de las formas convocadas.

“Homo Ludens”

En el Museo de Arte Contemporáneo, MAC-UNL, de Bv. Gálvez 1578, recientemente fue abierta a consideración pública una exposición de trabajos de la artista visual Analía Sagardoy, quien tituló a la colección de su autoría: “Homo Ludens”. Hace directa referencia a las proposiciones visuales a la vista como hipótesis de juego creativo, en desafío interpretativo y activo de quienes, como espectadores de la muestra, suponen vincularse con obras y proposiciones, al margen de su conceptualización estética, en una propuesta de juego e ingenio.

El desafío orientado al otorgarle una carga de subjetiva comunicatividad a aquello que se exhibe presupone un vínculo previo de reconocimiento de los lenguajes formales que se adoptan, abstracciones geometrizadas y/o parceladas de una cierta asepsia emocional. De este modo, las proposiciones visuales a la vista merodean la idea de sofisticado juego de hermética proyección emocional sólo para “iniciados”. Consecuentemente, la sensación ornamental prima por sobre cualquier otra hipótesis expresiva, que no aparece, sea directa o indirectamente.

La “asepsia” plástica propuesta por Sagardoy se inscribe dentro de los parámetros de lo curioso e inocente, lo simpático e inofensivo. Se destaca la capacidad de ejecución técnica y el anhelo de exploración propia del arte de la imagen y el volumen. A ojos vista no existe la improvisación, por el contrario, se destaca una dedicación y empeño loables nunca fruto del azar. Habiendo jugado, ahora se impone el concepto de “Homo Faber”.

La nota

Obra de Gustavo Wedertz. Fotos: Gentileza producción

 

La nota

Obra de Analía Sagardoy.