Navidad sin excesos

Los excesos navideños y los cambios en el estilo de vida pueden pasar factura al corazón, así como el estrés propio de estas fechas. Regalos saludables, moderación y un poco de ejercicio físico son algunos de los consejos que nos ofrecen los especialistas para cuidar nuestra salud cardiovascular durante las fiestas.

TEXTO. PURIFICACIÓN LEÓN. FOTO. EL LITORAL.

Navidad sin excesos
 

Los compromisos sociales, las prisas y las compras de última hora pueden convertir las vacaciones navideñas en una verdadera carrera de obstáculos para el corazón. José Antonio García Donaire, doctor en Medicina y experto en riesgo cardiovascular del Hospital USP San Camilo de la capital de España, señala que cuando se acercan determinadas fechas del año, el organismo puede modificar sus condicionantes de adaptación a los estímulos externos, y aumentar el nivel de estrés psicológico o social.

La Navidad resulta un buen ejemplo de ello, “por las modificaciones del estilo de vida y por los condicionantes psicológicos, emotivos y familiares”, añade.

Para reducir el estrés, el especialista aconseja mantener las rutinas nutricionales y de ejercicio físico, y no modificar en exceso los hábitos y el estilo de vida.

Del mismo modo, dormir las horas necesarias, evitar las discusiones familiares y compartir las responsabilidades, son algunas de las recomendaciones de la Fundación Española del Corazón. La idea es vivir la Navidad sin sustos ni contratiempos.

EL FACTOR ESTRÉS

El estrés es un factor de riesgo cardiovascular, pero no el único. Los excesos con la alimentación y el alcohol también afectan de manera negativa a la salud cardiaca.

En estos días, es habitual que las verduras, las frutas y las legumbres sean sustituidas por dulces y alimentos ricos en sal y en grasas, lo que va en detrimento de la salud cardiovascular.

García Donaire considera “necesario” prevenir los cambios en la nutrición y la posible inclusión de alimentos que habitualmente mantenemos retirados de la dieta por ser hipercalóricos, como los embutidos, los dulces o algunos frutos secos.

El facultativo asegura que la clave está en seleccionar los alimentos de una manera proporcionada, tanto en cantidad como en calidad, igual que durante el resto del año.

“En la cena hay que aumentar las proteínas con pescado azul, carnes blancas o algún marisco, y en la comida de Año Nuevo se debe tomar algún hidrato de carbono como legumbres o verduras”, apunta. Además, el médico aconseja “no pasarse con las cantidades para lograr una digestión adecuada”.

“Las personas con diabetes, hipertensión o hipercolesterolemia deben ser especialmente cuidadosas con las transgresiones dietéticas, con el consumo de alcohol y, sobre todo, no deben olvidar su medicación”, destaca.

Además de controlar la alimentación y combatir el estrés, practicar ejercicio físico es una extraordinaria medida para cuidar el corazón. De este modo, la Fundación Española del Corazón recomienda anteponer los regalos sanos a aquellos que puedan incentivar el sedentarismo.

REGALOS SALUDABLES

Esta organización propone que la inversión que hacemos cada Navidad en regalos sea beneficiosa para la salud. Para lograrlo, aconseja comprarles a los niños juguetes que impliquen movimiento como unos patines, una bicicleta o una consola de las que funcionan con el movimiento corporal.

Para los adultos, además de regalos relacionados con la práctica de deporte, sugiere artículos que tengan que ver con una alimentación sana, como libros de recetas o semillas para plantar hortalizas en casa.

“Tener una actitud cardiosaludable es hacer deporte, mantener una dieta equilibrada, no fumar, no abusar del alcohol y hacerse revisiones de forma periódica. Seguir esta forma de vida es, en muchos casos, fuerza de voluntad. Por ello, incluir estos hábitos en los propósitos de Año Nuevo es una buena manera de mantener un corazón sano durante todo el año”, recomienda Leandro Plaza, presidente de la Fundación Española del Corazón.

Sin embargo, las enfermedades cardiovasculares son extraordinariamente frecuentes y, según indica la Organización Mundial de la Salud, suponen la principal causa de muerte en todo el mundo.

Esta entidad explica que los ataques al corazón y los accidentes vasculares cerebrales suelen ser fenómenos agudos que se deben, sobre todo, a obstrucciones que impiden que la sangre fluya hacia el corazón o el cerebro. “La causa más frecuente es la formación de depósitos de grasa en las paredes de los vasos sanguíneos que irrigan el corazón o el cerebro”, describe.

El corazón es precisamente el responsable de buena parte de las visitas a los servicios de urgencias durante la Navidad. De hecho, en el transcurso del periodo navideño se produce un incremento del número de muertes asociadas a problemas cardiacos, como confirma García Donaire. “A los factores ya comentados se suma la mayor tardanza en acudir a centros sanitarios cuando se detectan síntomas típicos de enfermedad cardiovascular, infarto o ictus”, puntualiza.

Aunque pasar la Navidad en un hospital no es el mejor de los planes, menospreciar los síntomas de una enfermedad cardiaca es una opción mucho peor. Algunas personas, quizá por no preocupar a sus seres queridos o por no estropear la celebración, retrasan su visita al médico sin ser de todo conscientes de que están poniendo su vida en peligro.