Hizo olvidar a Verdi

Daniel Borenboim triunfó en La Scala

El director argentino-israelí logró una larga ovación tras la interpretación de su Lohengrin.

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La novedad en el Lohengrin de Barenboin es que se sacude de su espiritualidad y religiosidad de algunas versiones para sentar en el sillón del psicoanalista a los personajes. Foto: Archivo El Litoral

 

De la redacción de El Litoral

El director argentino-israelí Daniel Barenboim triunfó con su Lohengrin durante la inauguración este viernes de la temporada lírica del teatro de “la Scala” de Milán y puso fin a la polémica por haber elegido al compositor alemán Richard Wagner y no al italiano Giuseppe Verdi para esta ocasión.

Con quince minutos de aplausos, el público hizo olvidar los reproches de algunos de la elección del Lohengrin como título inaugural en el templo de la lírica italiana en vez de una obra de Verdi, ya que ambos compositores celebrarán en 2013 el bicentenario de su nacimiento.

Un triunfo no sólo de la batuta sino también de la lectura psicológica que le dio a esta ópera el director de escena, el alemán Claus Guth, y de todos los intérpretes, que tuvieron que salir varias veces a saludar.

La historia cuenta cómo Elsa, una joven princesa es injustamente acusada del asesinato de su hermano, pero es salvada por un joven guerrero, guardián del santo Grial, que proclamará la inocencia de la princesa, y le pide casarse con ella con la única condición de que jamás pregunte por su identidad.

Pero la bruja Ortrud que había convertido al hermano de Elsa en un cisne para acusarla y robar el ducado de Brabante, con sus artimañas instiga la curiosidad de la princesa, que termina por violar su promesa y pide a su esposo que revele cuál es su origen. Lo que termina con su división.

A la protagonista Elsa no sólo la persigue la mala suerte en la ópera, ya que las dos actrices que tenían que interpretarlas sufrieron de una gripe antes de la inauguración y se tuvo que llamar a la soprano alemana Annette Dash a última hora. Y el público recibió con fuertes aplausos a la soprano alemana, que realizó una gran actuación a pesar del poco tiempo para los ensayos. Aunque la gran ovación se la llevó el alemán Jonas Kaufmann, muy apreciado en el papel de Lohengrin según sostiene la agencia EFE.

La puesta en escena

La puesta en escena llevó a los protagonistas a la época de Wagner y los escenarios fueron lúgubres, algo angustiosos, austeros, con altas paredes de una gran casa burguesa que rodaban a los actores para representar los interiores y un pequeño río y vegetación para las escenas de exteriores, y con la presencia siempre de un piano, que simbolizaba el arte.

La novedad en el Lohengrin de Barenboin es que se sacude de su espiritualidad y religiosidad de algunas versiones para sentar en el sillón del psicoanalista a los personajes.