Artes visuales

“Arquitectura y silencio”

Domingo Sahda

En el local de AG/Contemporánea, de Bv. Gálvez 1514 de la ciudad de Santa Fe ha sido inaugurada una exposición de trabajos -obras en cerámica- del artista plástico Hermenegildo “Pipi” Lucero. La muestra de marras se bifurca expresivamente en dos direcciones en tanto centremos nuestra atención en las formas que se nos imponen y al recorrido visual que demandan las mismas. Ambas maneras de resolución de la forma artística se vinculan íntimamente por la densidad expresiva que de las ellas emana. A primera mirada, aparecen como contrapuestas, pero a poco que nos detengamos en la apreciación, la misma densidad expresiva las hermana profundamente, relacionándolas de manera inequívoca.

Un protofondo poético expresivo la une a poco que nos adentremos en la exploración de cada manifestación, el que opera como sello distintivo del expositor, un creador de perfiles propios que empapa sus piezas, haciendo innecesaria su firma graficada en uno u otro subespacio. En la obra del ceramista Lucero, siempre aparece su indeleble sello subjetivo que resplandece por calidad propia.

A primera impresión, esta aparente diferencia tiende a vincular al ocasional espectador con lo rápidamente identificable. Mas, la poética abstracta está presente con idéntica fuerza en sus espacios vacíos tanto como en sus expectantes toros, que, desde sus cuencos vacíos nos miran y nos introducen en el misterio del arte visual de rango mayor con la misma intensidad que sus ámbitos vacíos, de sugerentes, ambiguas sombras que convocan al bien añorado, a la presencia fugaz y desmaterializada de los fantasmas del sentimiento.

Un tratamiento excepcional de la materia, de la fría, gris y viscosa arcilla, inerte y maleable, en manos de Lucero se transforma en superficie de resplandeciente destellos, de abigarrada textura. El barro devenido energía creadora sin más ni más. La voluntad creadora del autor que corporiza voluntades y propósitos, anudando la desolación con la belleza infinita de la luz que reverbera. Planos cuasi absolutamente geométricos comulgan con densos volúmenes. Las dos vertientes expresivas de la muestra “Arquitectura y silencio” rebasan con holgura el prejuicio felizmente superado de arte menor, de sentido esencialmente ornamental.

La calidad manifiesta en los tratamientos de texturas en superficie, en las cuales la luz de esmaltes reverbera, sostiene el recorrido espacial pletórico de sugerencias. Estas arquitecturas están preñadas de sonoros silencios. Nada aparece librado al azar. El denodado esfuerzo por hacer “hablar” a la materia se pone en evidencia una y otra vez.

La excelencia manifiesta del oficio, del trabajo sin desmayos ni autojustificaciones se enlaza una y otra vez con la intensidad de la expresión. La urdimbre de ambas produce la obra de arte “... el prodigio nacido por la voluntad humana revive una y otra vez cuando el creador, Pipi Lucero golpea, tuerce, desgaja, rearma el bloque inicial, informe. Sopla el aliento de la vida en un casi nada que deviene en casi todo. La mirada, el gesto, la decisión se imprimen en cada obra así nacida y transportan hacia nosotros el latido del creador. Desde el vientre del horno, alumbran a la vida estas piezas en silencio conmovido ante la maravilla de aquello que toma presencia final, e inicia otro periplo. La obra principia su viaje y lleva huellas, girones y desgarramientos de su creador. La semilla se dispersa. Otro encantamiento amanece potenciado por él, por el creador que es Pipi Lucero...”. (D.S/ “Creadores Santafesinos”/Santa Fe, octubre 2006)”.

La nota

Obras de Hermenegildo Lucero que integran la exposición en AG/Contemporánea. Fotos: Gentileza producción

 

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