/// OPINIÓN

Un presidente que habla como un padre

Chris Melzer - DPA

Frente a la escuela primaria Sandy Hook en Newtown hay 26 árboles de Navidad. Están cargados con juguetes para niños que nunca podrán jugar con ellos. “Descansen en paz, pequeños ángeles”, se lee en uno de ellos.

Newtown llora por las víctimas de la matanza del viernes y el presidente Barack Obama sufre con ellos.

“Estamos aquí para recordar a 20 hermosos niños y seis adultos extraordinarios que murieron en una escuela que podría haber sido cualquier escuela en Estados Unidos”, manifestó Obama en la noche del domingo en una ceremonia en honor a las víctimas.

“Nadie puede curar sus corazones heridos. Pero toda la ayuda que podamos darles para aliviar sus pérdidas, la daremos. Newtown, no están solos”, dijo el mandatario, quien consideró que la ciudad se comportó de manera ejemplar. Cuando leyó los nombres de los niños que murieron en el ataque, en la sala se escuchó un sollozo con cada uno.

“Nunca vi al presidente”, dice Lauren. “Y hoy tampoco lo vi”. La joven de 17 años no parece desilusionada, no esta vez. “Normalmente consideraría un honor que el presidente venga a una pequeña ciudad como la nuestra. Pero no debido a...”, se corta. “Es todo tan triste”.

Obama llegó a una pequeña ciudad que sufre y que muestra ese sufrimiento. Por todos lados se ven carteles. La mayoría dice: “Recen por Newtown” o “Recen por los niños”. En las cafeterías locales los adornos navideños lucen bandas negras y las camareras llevan cintas negras en sus delantales. No muy lejos de allí hay 20 ángeles artesanales colocados sobre el césped, mientras que casi en cada esquina se ven ramos de flores, velas y peluches.

“Es bueno que el presidente viniera”, dice Nancy Elis. “Él es un padre y ahora se siente como nosotros”. La mujer de 66 años crió tres hijos en Newtown, donde los mandó a la escuela. “Ayuda un poco y da consuelo que tantas personas piensen en nosotros. Al menos nos ayuda a nosotros. Las familias que perdieron a un niño seguramente no tengan consuelo”.

Seguramente tampoco lo tendrán con la presencia de Obama. ¿Cómo puede consolarse a un padre que vio a su hija al dejarla en la escuela a la mañana y luego nunca más? ¿Cómo puede sentir alivio una madre que había cocinado una comida para su hijo que nunca podrá comer?

“No me lo puedo imaginar. No me lo quiero imaginar”, asegura Bella Cristovao. La mujer lleva a su hijo Danny en un carrito de bebé y pasa junto a las flores y las velas. El niño de un año y medio sonríe con cierto recelo.

Otra madre le muestra a su hijo de unos tres años los árboles de Navidad cubiertos con juguetes. Cuando él pregunta si los niños jugarán con ellos, la mujer se pone a llorar y abraza fuerte a su hijo, que parece un poco desconcertado por la situación.

Este lunes se realizarán los primeros entierros. El primero será el de Noah Pozner. Su hermana gemela sobrevivió a la masacre. Noah fue el más joven de los niños que perdieron la vida, hace unas tres semanas había festejado su sexto cumpleaños.

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