Viejo terraplén Irigoyen

Pablo Gigliotti.

L.E. 6.200.584.

Señores directores: Te vi nacer allá en la década del 40, cuando gobernaba nuestra provincia de Santa Fe, el doctor Iriondo.

Como si fuera hoy, recuerdo que una empresa alemana llamada Geope tuvo a su cargo construir el terraplén con la misma tierra del río Salado, en ese entonces en bajante, y que permitió que se trabajara en forma ininterrumpida las 24 horas del día, en dos turnos de 12 horas diarias.

Lo tengo presente pues mi padre trabajó, y yo le llevaba la viandita que mi madre le hacía todos los días para alimentarse. Era un trabajo muy duro, no existían en ese entonces las maquinarias ni la tecnología actual, era a puro pulmón.

Sí recuerdo una máquina grande que tomaba la tierra del lecho del río, con una cinta la cargaba sobre los camiones volcadores para trasladarla al lugar adecuado. Llegaban allí y luego de descargar la tierra, los obreros a pura pala la desparramaban. Luego pasaba un tractor que arrastraba el compactador patas de cabra. Por suerte el río se mantuvo en bajante, y permitió que la obra se construyera dentro de los plazos establecidos.

Al finalizar el mismo, el doctor Iriondo dispuso hacer colocar en ambas márgenes una carpeta asfáltica, para evitar las erosiones que pudieran afectar su estructura.

Querido terraplén Irigoyen, si habrás aguantado las embestidas del río Salado, que ya todos sabemos las consecuencias de sus crecidas, pero a vos nunca te pasó por arriba. En el 2003, la defensa se rompió en cercanías del Jockey Club, ésta es otra cuestión que jamás pudo dilucidarse.

Así sencillamente quise recordar esa obra que defiende en la actualidad a los miles de vecinos que hoy habitan en ese sector de la ciudad.