Rubén y Nury Guarnaschelli

Con la música en el ADN

La nota

Rubén Guarnaschelli en 2004, cuando acababa de fundar el Coro Eurolatinoamericano de Viena. Foto: Archivo El Litoral

Radicados en España, uno de los patriarcas de la música coral en la Argentina y su hija, una figura del corno en Europa, visitaron el país para compartir celebraciones y reencontrarse con amigos. El Litoral conversó con ellos para descubrir más sobre esta familia artística.

 

 

Ignacio Andrés Amarillo

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Hace ya algunos años que Rubén Guarnaschelli dejó la actividad coral en el país, en la que se destacó ampliamente, para irse a vivir a Viena con su hija, la internacionalmente reconocida cornista Nury Guarnaschelli, esposa a su vez del trompetista y friscornista austríaco Rudi Korp, con quien comparte el quinteto Vienna Brass. Allí Rubén no pudo resistirse a fundar el Coro Eurolatinoamericano.

El destino los llevó recientemente a Alicante, España, donde Nury y Rudi fundaron la Alicante Brass Academy, para la formación instrumental en metales.

Aprovechando el aniversario redondo de fundación de algunos coros que Rubén dirigió por décadas, y los correspondientes homenajes a su persona, El Litoral conversó con padre e hija, dos generaciones dedicadas a la expansión de la más omnipresente de las artes.

—Cada tanto regresa, cuando hay algún homenaje...

Rubén: —Hace cinco años estuvimos acá, vine con el Coro Eurolatinoamericano que fundé en Viena en 2003, se hizo una gira por la Argentina y Uruguay.

Ahora, se dio el hecho de que el Coro de San Francisco, de Córdoba, que yo dirigí durante 30 años, este año cumple 45; y el de Rafaela, que dirigí 20, cumple 30.

—Ése ahora lleva su nombre...

Rubén: —Estuve dirigiendo en ambos lados y festejando. Pero ahora les dije que para los 50 años no, cuando cumplan 100 años sí (risas).

Nury: —Va a ser el único que va a estar (risas).

—¿Cómo es esto de que al de Rafaela le hayan puesto su nombre en vida?

Rubén: —En San Francisco, es un Coro Polifónico Municipal, la sala de ensayo tiene mi nombre. Pero el de Rafaela es del Centro Ciudad de Rafaela. De ese coro fui director fundador. Con ellos estuvimos en Europa, en el ‘93.

Recomenzar

—¿Cómo fue irse de grande a Viena y empezar de nuevo allá?

Rubén: —Yo tenía 76 años, y Nury insistía para que nos fuéramos. A esa edad, decidí dejar los coros.

Nury: —Ya podía jubilarse a esa edad (risas).

Rubén: —Iba decidido a sentarme en la plaza; allá me insistieron y fundé el Coro. Ella era instrumentista de la Orquesta de la Radio y Televisión de Viena, y Rudi (Korp, su esposo) en la Tonkünstlerorchester. Y decidieron formar una academia de metales en Alicante, así que fuimos para allá.

—Con Rubén del Solar hablábamos la otra vez de la vida de “Costera, mi costerita”. Ustedes la hicieron en Viena.

—Yo hice un arreglo que gustó mucho, y quedó en el repertorio del Coro.

—¿Qué entiende la gente de allá de esas imágenes?

Nury: —Hablan todos español, son austríacos que tienen contacto con Latinoamérica.

Rubén: —No tuve oportunidad de aprender el alemán bien; siempre hablábamos en español, menos dos que no hablaban. El Coro sigue, ahora lo dirige otro argentino por concurso.

Cuando fui a Viena llevé mis pinceles, porque me gusta pintar acuarelas y óleos, pero quedaron archivados. Ahora, en Alicante, si bien estoy pintando, el director de la Ópera Real de Madrid y Raúl Giménez (que es un gran tenor internacional, somos muy amigos, él cantó en el coro de San Francisco) me invitaron a colaborar en una “Misa criolla”.

Así que me fui con el bombo legüero, que es de ella, se lo compró a los Opus Cuatro, cuando ellos hicieron dos años conciertos con el Coro de Viena, porque no podían traerlo. Así que estuve en Barcelona el 14 y 15 de abril tocando el bombo.

Alma de bronce

—¿Por qué elegiste el corno?

Nury: —Mi abuelo materno, Francisco Di Biasio, fue mi primer maestro, y muy bueno. Sentó muy buenas bases. Él tocó en la Sinfónica de Santa Fe.

—¿A qué edad te fuiste de Santa Fe?

Nury: —A los 17, en el ‘84. Son 28 años ya. Me fui a estudiar a Berlín, a la Academia de la Filarmónica. Estuve cuatro años, estudiando y trabajando, en la Sinfónica, en la Ópera, en la Filarmónica por estudio.

Después gané un puesto en la Filarmónica de Stuttgart. Ahí, estuve como primer corno cuatro años. Después me fui a Viena, donde toqué 16 años en la Orquesta de la Radio y Televisión.

—¿Ahí lo conociste a Rudi?

Nury: —No, lo conocí en el Vienna Brass.

—¿La relación empezó como compañeros?

Nury: —Sí, en ese quinteto.

—Y tenías un sexteto de cornos.

Nury: —Sí, eso lo formé con gente de mi orquesta, de la Sinfónica de Viena y de la Filarmónica de Graz. Nació de las ganas de hacer un buen trabajo con un grupo de cornos.

—No es muy habitual...

Nury: —No hay muchos. Era gente que nos llevábamos bien, que tocaba bien, para hacer un trabajo serio de música de cámara. Porque a veces sólo tocando en orquesta estás limitado.

Entonces estaba en el Vienna Brass, y en sexteto; tenía dos grupos para hacer mucha música de cámara fuera de la Orquesta. Me gusta mucho la orquesta, estuve casi 30 años tocando en esa formación, pero siempre estás supeditado a lo que te dice el director. Y nosotros somos un poco más individualistas.

A veces, los directores tienen menos nivel que los músicos, porque la música es un negocio. Entonces el que tiene contactos lo invita a aquel a dirigir acá y ése, allá. Están las agencias de por medio, que manejan todo, y por ahí vienen directores que decís: bueno, pasamos dos días con vos y ya está.

Nuevos caminos

—¿Cómo ingresaste al Vienna Brass? Porque no fuiste la primera cornista...

Nury: —No. El chino que estaba (Yuquan Wang) decidió dejar el grupo porque quería dedicarse a las relaciones exteriores, porque hablaba chino y alemán (al final no lo hizo). Ellos se pusieron a buscar, y por recomendación de otro cornista se enteraron de una chica que estaba en la Radio, y me probaron en un concierto.

—¿Cómo fue la decisión de irse a Alicante y dedicarse a una tarea más pedagógica?

Nury: —Veníamos haciendo unos cursos en España, en Alicante y en otros sitios. Pero nos gustó la zona: tiene montañas, mar, y el semillero de metales para toda España. De Valencia salen metales para todas las orquestas de España, porque tienen muchas bandas: en cada pueblo hay una, dos o tres a veces.

Rubén: —Ella en Viena estaba un poco atada, no le daban lugar a que tuviera actividad privada.

Nury: —Sos un empleado, y tenés obligaciones.

Rubén: —Ahora está haciendo una actividad privada musical más importante: fue invitada de la Filarmónica de Berlín.

Nury: —Tengo más libertad de horarios, y puedo decidir más sobre mis tiempos. Rudy y yo teníamos bastantes años de orquesta y decidimos dejarlas y hacer un proyecto propio: somos nuestros jefes. Tiene sus complicaciones (risas).

Nos decidimos por Alicante, es una zona en la que se come muy bien y la gente es muy simpática, muy dada. Y hace cuatro años iniciamos nuestro trabajo: una academia internacional para instrumentos de metal. Nosotros somos los fijos pero todo el año viene a dar clase gente de las Filarmónicas de Berlín, Viena, Munich y Londres. Los profesores son de primera clase.

—¿Tiene una estructura de carrera?

Nury: —No damos títulos, eso lo dejamos para los conservatorios. Los chicos que están en los conservatorios o han terminado vienen a perfeccionarse a la academia, porque tiene otro nivel de profesores.

Tienen clases individuales, música de cámara, dos grupos de metales para hacer conciertos, uno de 15 personas y otro muy grande. Y después masterclasses con profesores de todo el mundo. Es muy completo.

Formadores

—¿Qué les dio el hecho de transmitir?

Nury: —Es una actividad linda, me gusta enseñar. Me gusta ejecutar también, lo hago en los ensambles: tengo un grupo de cornos en el que toco y dirijo. Creo que es muy importante la formación, es un modo de perpetuarse también.

Aparte, preparamos a los alumnos para ir a concursos y oposiciones (como dicen en España). Y les enseñamos a hacer música de un modo que no se enseña en los conservatorios. Ahí es muy teórico todo, los chicos no tienen música de cámara o la tienen muy mal. Con nosotros están en el escenario. Yo estuve tocando mucho con Lisy: además de la Camerata Bariloche estuvo la Camerata Lisy en Suiza, en la Academia Menuhin. Y era la idea de Menuhin: siempre estar en el escenario con los alumnos, tocar con la gente joven.

La música la aprendés de la vivencia. Teóricamente te pueden decir mucho, pero si no estás viviendo el momento en los ensayos y en el escenario con buena gente no vas a aprender a tocar bien. Pasa en todas las profesiones.

—Pasa por salir un poco del lugar de alumno...

Nury: —Eso intentamos nosotros: la formación pragmática. Los que vienen a la academia no quieren ser compositores ni musicólogos, quieren ser intérpretes.

Aunque tenemos una parte de la academia que es para niños: yo tengo un alumno de 11 años. Pero son chicos que se perfilan como músicos, aunque a lo mejor llegan a los 15 y lo dejan.

Opción artística

—Ya que estamos, usted Rubén se formó como cellista y terminó asociado a los coros.

Rubén: —Desde los 18 años, me empecé a dedicar a la música y me gustaba cantar. Integré coros en la primera juventud, fundé el trío folclórico Los Abajeños, el primer conjunto que cantó música argentina a tres voces en Santa Fe; después vinieron Los Paranaceros, y se amplió.

Después fundé el Cuarteto Vocal Santafesino, con el cual ya hacíamos música universal y folclórica. Y la Agrupación Coral Beethoven, en el año ‘55. Siempre estuve dedicado a la música universal y un poquito a la argentina.

Con la Agrupación Coral Beethoven hice en Santa Fe el primer concierto de música coral argentina en el Paraninfo, debe haber sido en el ‘58. Me criticaron duramente: “¿Cómo música argentina en un concierto nada más?”. Y yo seguí siempre.

Hace unos años, a varios directores mayores de 65 años nos dieron en el Senado de la Nación un reconocimiento por la labor en favor de la cultura argentina.


La nota
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Nury tocando con el Vienna Brass, junto a su marido el trompetista Rudi Korp (primero de la izquierda). Foto: Gentileza Vienna Brass

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Nury Guarnaschelli dejó la Orquesta de la Radio y Televisión de Viena para abocarse a la tarea docente, solista y camarística. Foto: Gentileza Nury Guarnaschelli