La tarea educativa en la Reserva Ecológica

Fundación Hábitat y Desarrollo: dos décadas de misión ambiental

Lo que comenzó como una inquietud de jóvenes santafesinos terminó en una organización conservacionista de la naturaleza y el ambiente a nivel nacional. Los desafíos para el futuro: forestación y gestión de los residuos sólidos urbanos.

Fundación Hábitat y Desarrollo:  dos décadas de misión ambiental
 

El aporte de los jóvenes. Agentes verdes. Actualmente, en la Reserva Ecológica, se realizan visitas guiadas con contingentes de alumnos de escuelas de toda la provincia. Mediante el proyecto “Natural escuela”, alrededor de 10.000 niños por año pasan por la reserva de la ciudad universitaria. Entre las actividades, se encuentran los avistajes de aves, recorridos de noche y la reunión de un grupo de jóvenes observadores de pájaros que ofrecen talleres. También se dicta el curso para niños denominado “pequeños naturalistas” en el que los visitantes concurren al área protegida de la Costanera a conocer la naturaleza y estudiarla para poder conservarla. El aula es la reserva: caminan y observan, identifican sonidos, escuchan el canto de los pájaros y permanecen en contacto con el espacio verde. Foto: Néstor Gallegos- Archivo El Litoral

Salomé Crespo

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Hace 20 años nació en la ciudad de Santa Fe la Fundación Hábitat y Desarrollo, una organización ambientalista ocupada en la conservación, cuidado y aprovechamiento sustentable de la naturaleza. Fruto de las primeras acciones que impulsaron los jóvenes que integraban el movimiento a principio de la década del ‘90 en la ciudad capital, se creó en 1998 la muestra viva y más autóctona de flora y fauna de la región, la primera en el país: la Reserva Ecológica de la Ciudad Universitaria de la UNL.

“El germen fueron jóvenes estudiantes preocupados por la naturaleza, como Pablo Tabares y Javier Álvarez, contagiados por la Cumbre de la Tierra que se realizó en Río de Janeiro (Brasil) en 1992”, sostuvo Julieta Di Filippo, coordinadora de la oficina local de la fundación sobre los orígenes de la organización. Aunque 20 años pasaron y todavía “no es época de cosecha” el objetivo a nivel local que logró extenderse a todo el país sigue en pie: promover la protección del medio ambiente.

En la ciudad, Hábitat y Desarrollo impulsó desde su fundación proyectos de gestión de residuos urbanos, que se continúan hasta hoy de manera oficial, como la recolección diferenciada de basura domiciliaria. En un primer momento la idea se probó en los barrios Siete Jefes y Candioti Sur.

Otra iniciativa fue el programa educativo “Pensando en Verde” que cuenta con el apoyo de la Municipalidad y empresas locales. Consiste en el diseño y puesta en práctica de acciones, por parte de los docentes en sus ámbitos educativos, sobre la temática de residuos y así promover un cambio de hábitos en la comunidad. Ambos proyectos están enmarcados en el programa “Cambio Verde” del municipio.

La reserva de la UNL en la Costanera Este es “el aula” por excelencia de H&D, un extenso espacio verde protegido creado con fines netamente educativos, donde los especialistas además inculcan la importancia del cuidado y la protección recursos naturales.

Educar y pensar en verde

Para Julieta Di Filippo el impulso para proteger la naturaleza y crear las áreas resguardadas lo da la necesidad misma de conservar espacios y recursos (renovables o no) y también el avance de la especie humana sobre esos recursos, como el suelo y el agua.

—¿Cómo se crea un área protegida?

—Son espacios privados o públicos que se resuelve cerrarlos para hacer una reserva. La Reserva Ecológica de la Ciudad Universitaria es de la UNL, se creó con fines educativos y la fundación H&D trabajará allí hasta 2020. Aporta el personal de guardaparques, móviles, organiza las visitas y cuida el predio, entre otras actividades. También pueden gestionarse las reservas privadas como parte de lo que se denomina “responsabilidad social empresarial” y es una manera de retribuirle a la comunidad lo que se obtiene de ella. En el caso de una empresa forestal por ejemplo, debe cuidar el suelo, hacer visitas guiadas, disponer infraestructura, más allá de que está obligada a respetar los niveles de contaminación, no arrojar afluentes. También puede destinar parte de su manejo a conservar la biodiversidad (pasturas naturales, bosques nativos, flora y fauna).

—¿Cuáles son los desafíos ambientales a nivel local y provincial?

—Sin dudas tienen que ver con la forestación. Santa Fe es una ciudad muy caliente en el verano entonces cuando los vecinos piden que asfalten las calles del barrio también es importante que le pidan a la Municipalidad que plante árboles o genere un espacio para una plaza. La gestión de los residuos es otro, si bien se avanzó mucho estos últimos años todavía falta, porque no todos los vecinos están involucrados en la separación domiciliaria. A nivel provincial, estamos muy lentos en esa materia y solucionar el problema no pasa por la instalación de un relleno sanitario. Primero, hay que generar conciencia.

Fundación Hábitat y Desarrollo:  dos décadas de misión ambiental

Una misión nacional

“El objetivo para el futuro de la Fundación H&D es aumentar esas áreas naturales protegidas publicas y privadas en todo el país”, mencionó Fernando Ardura, presidente de la organización en ocasión del aniversario.

Actualmente en el país la organización ambientalista desarrolló una red de reservas constituida por espacios verdes privados y públicos en las que garantiza el aporte de infraestructura para las visitas, cartelería en los sectores protegidos, guardaparques y móviles. Entre los sectores protegidos más importantes se encuentran 16 reservas privadas sobre la cuenca del río Uruguay, propiedad de productores agropecuarios y otras de empresas forestales como son Masisa y Forestal Argentina, un extenso corredor verde que se completa con la asociación al Parque Nacional El Palmar.

A su vez, hay otras cuatro áreas en conservación de cuña boscosa en el Chaco santafesino, en el Chaco semiárido y una nueva reserva, que se habilitó esta semana en el golfo San Jorge en Santa Cruz: Monte Lobaisa y el Cañadón del Duraznillo. La primera contiene a la población de lobos y aves marinas más importante de Argentina y la segunda, es una extensa área de meseta patagónica.

Sobre las medidas de conservación de relevancia del último tiempo el presidente de H&D destacó la sanción de la Ley de Bosques, que pone un tope a la desforestación de bosques nativos y determina las extensiones que no podrán ser destinadas a la agricultura o ganadería. “Como complemento -agregó Ardura- distintos sectores de la sociedad y el Estado deben trabajar para establecer una política integral de áreas protegidas, una estrategia nacional de biodiversidad y favorecer prácticas sustentables en la producción pesquera e industrial, que genere menos contaminación”.

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El hombre tiene la concepción de que la naturaleza es infinita, ‘plantar la semilla’ significa cambiar esa idea porque tiene un límite. Debemos darnos cuenta de que todo lo que obtenemos lo brinda la naturaleza y lo que hoy es renovable, puede dejar de serlo”.

Julieta Di Filippo / Coordinadora local de la Fundación

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El motor de la misión de la Fundación Hábitat y Desarrollo es la conservación de la naturaleza, lograr un uso sustentable de los recursos y en tercer lugar, que los mismos estén al servicio del desarrollo de una Argentina más justa, con equidad”.

Fernando Ardura / Presidente de H&D

Para asociarse

La Fundación Hábitat y Desarrollo sostiene económicamente sus actividades gracias al aporte de socios. Para sumarse a la iniciativa es posible hacerlo mediante la página web www.habitatydesarrollo.org.ar o al teléfono de la Reserva Ecológica de la Ciudad Universitaria UNL, Costanera Este: 0342 - 4977430.