Joyas con cenizas de gatos y perros

Marc Arcas

(EFE)

Las mascotas fallecidas en Estados Unidos podrán acompañar a sus dueños “de por vida” gracias a una moda en auge en el país que ofrece la posibilidad de convertir las cenizas de perros, gatos y otras mascotas en sortijas y colgantes.

El arte de transformar en joyas los restos de mascotas se ha extendido con fuerza en los últimos años y llega después de que los estadounidenses hiciesen lo mismo con las cenizas de “la abuela” o de algún otro ser querido.

“La joyería de incineración es la mejor manera para que las cenizas de aquellos a quienes queremos permanezcan siempre en nuestro corazón”, explicó Mark Hamilton, joyero y fundador de Psyche Cremation Jewelry, una empresa con sede en Oregón, desde donde elabora reliquias de mascotas para todo el país. “Cuando los restos de los animales son transformados en joyas, cada una con su propio diseño y particularidades, se convierten en una obra de arte. Hay muchas empresas en este país que se dedican a la joyería de incineración de forma casi industrial. Yo creo que cuando la gente hace esto es porque busca algo especial, algo único y hecho a mano, no producido en serie por una máquina”, afirmó Hamilton.

Para elaborar un colgante, de aproximadamente unos 2 centímetros y medio de diámetro, Hamilton mezcla los restos de las mascotas con silicato de boro -un componente de vidrios muy usado, por ejemplo, en instrumentos ópticos-, lo que genera multitud de pequeñas burbujas de dióxido de carbono en el interior del cristal.

“Los tamaños y el estampado que dibujan las burbujas no se puede controlar, puesto que se trata de una reacción orgánica al fusionar el vidrio y las cenizas, lo que garantiza que jamás habrá dos piezas iguales, sino que cada una será única y especial”, abundó el artista.

Un colgante en Psyche Cremation Jewelry, la pequeña empresa del artista Mark Hamilton, cuesta entre 70 y 100 dólares, y el proceso de elaboración tarda unas tres semanas, desde que Hamilton recibe por correo un pequeño recipiente con los restos del animal hasta que manda la pieza ya terminada a través de una compañía de mensajería.