Entra en vigencia el lunes

Cuba pone en marcha una reforma migratoria

Permitirá viajar al exterior, sin restricciones, a los cubanos que consigan el visado.

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Las imágenes de los cubanos escapando de la isla quedarán para el recuerdo. Foto: Archivo El Litoral

 

Isaac Risco - DPA

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En Cuba empieza a regir este lunes la esperada reforma migratoria anunciada hace tres meses, con una histórica flexibilización de viajes al exterior para los cubanos que ha abierto también más de una incógnita para los próximos días.

La reforma beneficiará a una gran mayoría de cubanos que, siempre y cuando puedan permitírselo y obtengan el visado del país de destino, podrán viajar libremente al exterior a partir del 14 de enero. ¿Pero habrá restricciones para deportistas, médicos u otros profesionales de alta cualificación, o para opositores políticos?

La posibilidad de que los médicos no hagan frente a restricciones para viajar despertó grandes expectativas esta semana. Según informaciones no confirmadas oficialmente, el Ministerio de Salud comunicó a varios directivos de hospitales que el personal médico no necesitará un carta especial para poder viajar temporalmente al extranjero.

La reforma migratoria anunciada el 16 de octubre elimina el permiso de salida (“tarjeta blanca”), así como la invitación que todos los cubanos debían presentar desde 1976 para viajar al extranjero. Al anunciar la medida, el gobierno de Raúl Castro señaló sin embargo que se tomarían medidas “para preservar el capital humano creado por la Revolución”.

Los posibles “filtros” fueron interpretados sobre todo en relación con el alto número de médicos que tiene la isla, así como con los deportistas. Entre las restricciones que implica la nueva Ley de Inmigración figuran razones de 2interés público” o de “defensa” y “seguridad nacional”. Se estima que este último punto podría afectar sobre todo a los disidentes.

La reforma plantea interrogantes sobre todo en relación con Estados Unidos. Washington y La Habana han tenido varias crisis migratorias en el marco del conflicto ideológico entre ambos países. La situación ha causado crisis como el éxodo masivo de Mariel en 1980 y la ola de “balseros” de 1994.

La Ley de Ajuste cubano y la llamada política de “pies secos, pies mojados” estadounidenses permiten obtener residencia a los cubanos que pisen suelo norteamericano al año y un día después su llegada, aun si no entraron al país de forma legal.

La Habana acusa por ello a Washington de fomentar la emigración ilegal desde la isla. En los últimos días, los medios oficiales cubanos reiteraron las acusaciones de que Estados Unidos “manipula” el tema migratorio cubano.

“La política migratoria de Estados Unidos (...) no se modificará”, señaló el viernes la portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Victoria Nuland.

“Por el momento no podemos predecir si las reformas en el permiso de salida implicarán cambios en el patrón migratorio desde Cuba”, agregó, al mismo tiempo que destacó que su gobierno trabaja para “garantizar” una respuesta a “cualquier aumento en la cantidad de solicitudes de visa o migración no documentada”.

La isla se encuentra preparada para la entrada en vigor de la nueva ley, según las informaciones difundidas por los medios oficiales esta semana. Las autoridades han dispuesto 195 oficinas en todo el país para el trámite de pasaportes.

Sobre todo la disidencia cubana se ha mostrado escéptica ante la reforma migratoria. Opositores como la conocida bloguera Yoani Sánchez creen que seguirá habiendo restricciones para determinados grupos.

“Parece que el ‘filtro’ va a estar en el proceso de dar el pasaporte y no en la llamada ‘tarjeta blanca’ como hasta ahora”, señaló Sánchez en su Twitter poco después del anuncio. La activista, que cuenta con visados para visitar varios países, ya ha anunciado que intentará viajar apenas entre en vigor la nueva ley.

La reforma migratoria es uno de los cambios más anhelados por los cubanos desde que fue anunciada por Raúl Castro a mediados de 2011, en el marco de las reformas de mercado de los últimos años. Prácticamente todo cubano tiene familiares o parientes en Estados Unidos, donde vive un 85 por ciento de los dos millones de emigrantes de la isla.

La reforma amplía también de 11 a 24 meses el permiso de estancia legal en el extranjero para los cubanos. Las leyes migratorias prohíben a los cubanos permanecer de forma continua en el extranjero bajo pena de perder sus bienes en la isla, así como la posibilidad de retorno.

Con la entrada en vigor de la nueva ley, el trámite de los pasaportes pasará de costar 55 a 100 pesos convertibles, la segunda moneda oficial de la isla, equiparable al dólar estadounidense.

En el marco de la reforma, el gobierno cubano anunció también en octubre una medida que permitirá el regreso temporal de emigrantes que salieron ilegalmente de la isla a partir de 1994. Los beneficiados podrán visitar Cuba transcurrido un plazo de ocho años tras su huida, anunció entonces el secretario del Consejo de Estado del gobierno de Raúl Castro, Homero Acosta.

/// OPINIÓN

Escepticismo y expectativas en Miami

Daniel García Marco - DPA

Miami aguarda entre la expectación y el escepticismo los resultados de la reforma migratoria que entra en vigor el lunes en Cuba, cuyo impacto dependerá también de la respuesta de Estados Unidos.

“Aunque no permite libertad absoluta de movimientos, se mueve en la dirección correcta”, aseguró a la agencia dpa Jorge Duany, director del Instituto de Investigaciones Cubanas (CRI por sus siglas en inglés) de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), estado que congrega a la mayor cantidad de emigrantes cubanos.

Duany, pese al optimismo, prefiere la cautela hasta ver el lunes “cómo se implantan las medidas, quién puede salir bajo qué condiciones y por cuánto tiempo y quién puede entrar”.

La expectación se transforma en escepticismo en Little Havana, el barrio de Miami que congrega a gran parte de los exiliados. “Es un cuento, no van a hacer nada”, afirmó a dpa Ramón González, de 54 años, al salir del restaurante Versalles, que se define como “centro patriótico y cultural del exilio”.

La respuesta que den los legisladores en Washington medirá el impacto en Miami de la reforma del gobierno de Raúl Castro, que pretende suavizar los trámites y tiempos para la entrada y salida de la isla.

“Estados Unidos no quiere a más cubanos aquí”, afirmó a dpa Francisco Gil, que pide más al país en el que lleva 34 años.

“No anticiparía una salida masiva a Estados Unidos, porque que se flexibilicen los requisitos para salir no quiere decir que el gobierno de Estados Unidos otorgue visas de emigrante o de visitantes a estas personas”, aseguró Duany.

“Un cambio abrupto en los patrones migratorios cubanos podría quizás incidir en una política pública revisada hacia la inmigración cubana”, afirmó el director del CRI, que alertó de que el éxodo sí podría producirse hacia otros países, como España, “por la situación adicional de que una gran cantidad de cubanos con ciudadanía española están posibilitados de viajar allí sin una visa”.

Según cifras de la embajada española en La Habana, unos 102.000 cubanos cuentan actualmente con un pasaporte español. Uno de los aspectos más esperados de la reforma es conocer las restricciones que Cuba podría imponer a médicos, deportistas y demás personal cualificado, ya que el gobierno de Castro quiere evitar lo que llama “robo de cerebros”.

“Cuba dispone de un nivel de recursos humanos muy desarrollado, Ese robo de cerebros podría amenazar la estabilidad del sistema de salud y de otras áreas vitales de la economía”, opina Duany.

El director del CRI recuerda que “la exportación de servicios médicos es una de las fuentes principales de ingresos de Cuba”, que ahora estudia ver de qué manera facilita ese flujo de personas sin que los servicios y los intereses del país se vean afectados.

Junto al objetivo declarado de la reforma de “normalizar las relaciones entre los cubanos que viven en Cuba con sus familiares en el exterior”, Duany ve un segundo fin menos explícito: “El aumento en los ingresos por medios de los viajes, las remesas y de la importación de mercancías del exterior”. Ese intercambio económico “es sumamente importante en estos momentos de situación de crisis prolongada”.

La reforma, al ampliar el tiempo de salida de 11 a 24 meses, puede propiciar que los cubanos soliciten la residencia legal en Estados Unidos, que pide un año de estancia, y que al mismo tiempo mantengan la residencia en Cuba.

“Permitiría que muchos cubanos se muevan por primera vez de manera circular entre Cuba y Estados Unidos. Muchos ciudadanos prefieren ese tipo de arreglo porque les permite mantener un pie aquí y otro allá y aprovechar las oportunidades que les brinda su país de origen y el de acogida”, asegura Duany, que ve como un problema que para entrar a la isla se requiera el pasaporte cubano.

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