En Familia

No todo lo legal es honesto

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“Muchos creen que legal es sinónimo de lícito y honesto. Legal es todo lo que está conforme a la ley y permitido por ella. Hay muchos que no incorporan un concepto moral a esta definición, y sólo les basta con saber que sus actos se ajustan a los códigos legales, sin tener por qué tener que ser juzgados por la moral y las intenciones manifiestas”

Foto: Archivo El Litoral

Rubén Panotto (*)

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Muy seguido observamos que las personas adoptamos el derecho de elegir las leyes y conductas que nos interesan guardar, y desechamos otras que les exigimos a los demás, en la osada creencia de que es su obligación respetarlas, pero no así la nuestra.

Dicha situación está afectando notoriamente al círculo familiar y por consiguiente a la sociedad toda. Recuerdo a un gobernante argentino de un par de décadas atrás, que ante toda sospecha e incertidumbre manifiesta sobre su desarrollo patrimonial respondía con un estribillo: “Vayan a la Justicia”. Muchas veces eran tantas las consultas y tan sinuosos los recorridos tribunalicios, que las dudas se perdían en el olvido, o resultaban con fallos legales y lícitos.

Podemos formar una larga lista de acciones que están permitidas por la ley, pero el resultado de su aplicación es la rapiña personal y el perjuicio a los demás. Para esclarecer esto último, convendría realizar un ejercicio útil, consistente en enumerar una serie de acciones legales que son usufructuadas con intenciones deshonestas. He aquí una propuesta, a la que invito agregarle más ejemplos: la venta de coches usados en malas condiciones técnicas, retocados para convencer al comprador; empresas y particulares que se conectan -se “enganchan”- desprejuiciadamente al suministro eléctrico, cable/TV, agua, etc., y con ciertos artilugios bajan los valores de su consumo a niveles insignificantes; seudoprofesionales que exhiben títulos, sin demostrar una real sapiencia de su respectivo oficio, servicio que pretendíamos contratar; la exigencia del pago de un “plus” para que una venta, compra o convenio llegue a concretarse, etc.

Notable diferencia

En estos tiempos de antivalores, repetidamente escuchamos hablar de acciones ilegales, ilícitos y deshonestidades. No estamos seguros de hasta dónde, cada quién, comprende el significado de estas palabras, lo que trataré de simplificar. Muchos creen que legal es sinónimo de lícito y honesto. Legal es todo lo que está conforme a la ley y permitido por ella. Hay muchos que no incorporan un concepto moral a esta definición, y sólo les basta con saber que sus actos se ajustan a los códigos legales, sin tener por qué tener que ser juzgados por la moral y las intenciones manifiestas. Ahora usted me puede decir: ¿de qué moral habla?, ¿acaso los padres, docentes, gobernantes y jueces están en condiciones de interpretar moralmente las leyes y las normas? La respuesta es sí; al menos deberían procurarlo, porque sabemos que no necesariamente todo lo legal es lícito y honesto. Existen fallos que exoneran o sobreseen al acusado porque no existen pruebas suficientes para su sentencia, aunque se tengan fundadas sospechas de su culpabilidad, pero nadie lo declara inocente. ¡Qué fastidio producen los detractores de toda exigencia moral y honesta! Muchos descalifican, y aun más, discriminan a quienes intentan restaurar y reinstalar los valores éticos y morales en nuestras acciones y relaciones, catalogando despectivamente de moralina toda intención honesta de bondad, sin malicia.

A su vez, puede surgir este otro interrogante: ¿no es suficiente con proponerse y exigir conductas legales solamente? Y la respuesta es: sin dudas es bueno, pero no alcanza. Nuestra conducta como ciudadanos, y la de nuestros servidores públicos, debería ser no sólo legal sino también lícita y honesta, pues lo lícito y honesto se refiere a lo decente, decoroso, moderado, razonable, justo, recto y honrado. Precisamente porque estas actitudes no están explícitamente exigidas en las leyes y normas de convivencia es que vemos personajes que se enriquecen a partir de la trampa, de la injusticia, y ponen en ridículo a todos quienes vemos semejante irracionalidad y no podemos protegernos con lo estrictamente legal, para demostrar lo ilícito, injusto y deshonesto.

Lo recomendable

En las leyes las palabras reinan, pero muchas veces forman un laberinto, donde la razón se pierde buscando un camino que eche luz. Quizás debamos detenernos y revisar nuestras alforjas, considerar si nuestros recursos morales nos alcanzan para transitar el camino de nuestra vida, sin ser avasallados por tanta desidia salvaje y mordaz.

El consejo bíblico es justo y cabal cuando declara: “Todo me es lícito, pero no todo conviene. Todo me es lícito, pero no todo edifica”, “Así que procuremos lo que contribuye a la paz y a la edificación mutua”, “Cada uno agrade a su prójimo en lo que es bueno para su edificación”, “Todas las cosas me son lícitas, pero no todas son de provecho. Todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna”.

(*) Orientador Familiar