Con la música a otra parte: de Santa Fe a Génova

Dos alumnos del Instituto Superior de Música (ISM) de la Universidad Nacional del Litoral viajaron a Europa para perfeccionar los conocimientos del idioma y la cultura adquiridos durante su carrera, objetivo para el cual fueron becados por la Universidad de Génova y la Región Liguria a través de esa casa de altos estudios.

TEXTOS. GRACIELA DANERI.

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Darío Casanovas.

 

Una oportunidad para perfeccionar la lengua, la gramática y la cultura italianas la ofrece cada año la Universidad de Génova, a través de su Centro Internacional de Estudios Italianos. Pero esto, que ya de por sí es atractivo -fundamentalmente para países como el nuestro, con fuertes raíces en la itálica bota-, se potencia aún más si hacemos foco en el sitio donde se desarrolla: Santa Margherita Ligure, sobre la Costa dei Fiori, la costa azul italiana. Y con un plus: entre agosto y setiembre de cada año, época bellísima en el hemisferio norte.

Santa Margherita -con vecinas tan célebres y preciadas en la línea de la costa como las ciudades de Portofino y Rapallo- congrega todos los años grupos de estudiantes de todo el mundo que se dan cita allí para hacer su experiencia de sumergirse en la italianidad.

Y justamente en Santa Margherita recalaron dos alumnos del Instituto Superior de Música (ISM) de la Universidad Nacional del Litoral para perfeccionar los conocimientos del idioma y la cultura adquiridos durante su carrera, objetivo para el cual fueron becados por la Universidad de Génova y la Región Liguria a través de esa casa de altos estudios.

LOS BECARIOS

Ellos son Héctor Ezequiel Plu-cci y Darío Casanovas, estudiantes avanzados de las licenciaturas en Dirección Orquestal y Piano, respectivamente. Héctor lo fue dos veces: la primera en el 2009 y la segunda al año siguiente, esta última gracias al excelente desempeño que tuvo en su primera oportunidad. En tanto, Darío realizó su experiencia en 2012. Ambos, deseosos de dar a conocer tan ricas vivencias, fueron desgranando recuerdos y entusiasmos todavía no atenuados por el transcurso de los meses.

“Cuando recibí la comunicación del otorgamiento de la beca -dice Darío- comencé a prepararme en cuestiones lingüísticas y gramaticales y como sabía que a donde iba era un centro cultural muy importante reforcé también otras cuestiones, como preparar conciertos y demostrar todos los conocimientos que yo recibo en el ISM’’.

Por su parte, a Héctor lo volvieron a invitar al curso 2012, “pero por razones de estudio y trabajo me fue imposible aceptar, cosa que lamenté muchísimo, porque fueron experiencias riquísimas que me movilizaron mucho y me llenaron de frutos’’.

Los dos becarios relatan que antes de iniciar el curso les tomaron un examen de lengua y gramática para determinar a qué nivel los destinaban; y fue con muy buenos resultados ya que los conocimientos adquiridos en el ISM y en el Liceo Municipal de nuestra ciudad los llevaron a frecuentar el nivel avanzado. Además, transitaron materias tales como Historia de la Música y de la Literatura, Historia Política, Sociología, Historia del Cine, todas disciplinas que hacen al contenido cultural italiano, en las que durante 45 días tanto Héctor como Darío pudieron abrevar.

UNA CÁLIDA ACOGIDA

Los dos estudiantes entablaron lazos de amistad con habitantes de la Liguria y también del Piemonte y así pudieron interiorizarse de modos de vida, costumbres y particularidades de ambas regiones, a la vez que interactuar con los nativos, o sea una verdadera “inmersión’’, cosa que les permitió aplicar el idioma cotidiano “y esto nos emocionó mucho”, remarcan, sin dejar de señalar con alegría que “los italianos son muy receptivos, acogedores y cálidos, especialmente con los argentinos, a los que nos reciben con los brazos abiertos’’.

También el contacto con otros becarios, procedentes de diversos países de Europa, América, África y Asia lo valoran como muy positivo “ya que el conocer la diversidad étnica y cultural abre la cabeza y nos proyecta a la comprensión y al diálogo’’.

Según cuentan Héctor y Darío, los profesores trataron en todo momento de allanar cualquier dificultad, e incluso, se ofrecieron a ser el nexo entre ellos y musicólogos de prestigio internacional que trabajan en otras universidades italianas y con cuyos textos estudian aquí, en el ISM, así como con intérpretes y conservatorios de relevancia.

UN LUGAR MÁGICO

Otro de los detalles que nuestros dos entrevistados ponderan mucho es la belleza incomparable del lugar donde se desarrollaron sus estudios: nada más ni nada menos que la Liguria, “una región fascinante, sobre el Mar Lígure, con mucha tradición marinera y portuaria, como que en siglos pasados fue la ilustre Repubblica Marinara di Genova; en Santa Margherita y Portofino es impresionante la cantidad de yates, veleros y distintas embarcaciones de gente de mucho dinero que va allí a pasar sus vacaciones al igual que celebridades internacionales. Pero más allá del lujo que se observaba en estos sitios, toda la región es bellísima: Le Cinque Terre, Porto Venere, Recco, Camogli, Genova Nervi, y una serie de paeselli imposible de enumerar; la propia ciudad de Génova, donde conviven en franca armonía lo medieval con lo contemporáneo, su famoso puerto, remodelado sobre proyecto del gran arquitecto Renzo Piano; sin olvidar la zona montañosa, porque caminar por las noches y verla toda iluminada es algo estupendo. No se necesita ser rico y famoso para gozar de toda esa belleza’’, enfatizan.

- ¿Y con los precios, las comidas, cómo se las arreglaron?

- Proporcionalmente, la comida es más barata que en la Argentina, y en ese sentido con 30 euros se compraba en el supermercado comida de calidad para toda una semana, porque en el alojamiento que comprendía la beca había cocina y uno se podía preparar sus propios alimentos según su gusto y capacidad económica. En suma, nos resultó barato.

Por otra parte, todos allá hablan de la crisis europea, es cierto, pero es porque ellos no conocen cómo son las nuestras, además no hay inseguridad, te podés desplazar libremente y uno no vive sobre ascuas.

- ¿Cómo resumirían su estancia en la Liguria?

- La gente de la Universidad de Génova es excelente, hay calidad académica y los catedráticos nos dieron una buenísima acogida y toda su disponibilidad. Agradecemos la oportunidad de haber sido becados, porque de lo contrario no habríamos podido acceder. Esto nos posibilitó abrir la mente y el espíritu a tanta cultura.

Para quien esté interesado en aprender o profundizar la lengua y la cultura italianas, recomendamos realizar este curso internacional, porque implica un doble beneficio: formarse y aprovechar la belleza de Santa Margherita.

A toda música

En Santa Margherita, Darío tuvo ocasión de dar dos conciertos “uno en un piano de cola magnífico en el que interpreté a Schubert y que se realizó a la luz de las velas, en Villa Durazzo (mansión palaciega que perteneciera a una familia noble y que en la actualidad es patrimonio del Comune de Santa Margherita), por lo que resultó un momento realmente mágico; y otro durante una cena de camaradería entre profesores y alumnos en el cual hice música argentina (Horacio Salgán), latinoamericana y europea”. También nos dice que cantó con un coro local -Voci delle Alpi- en una reunión en la que se sintió realmente integrado.

Pero no quedaron allí las vivencias italianas de Darío, sino que se vinculó también con los conservatorios Vivaldi, de Alessandria (Piemonte), y Paganini, de Génova, a los que define por sus equipamientos y calidad como “maravillosos”, así como el Santa Cecilia, de Roma, habiendo sido además invitado a cursar un posgrado en el de Sassari (Sardegna).

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Integrantes del curso.

Los becarios fueron Héctor Ezequiel Plucci y Darío Casanovas, estudiantes avanzados de las licenciaturas en Dirección Orquestal y Piano, respectivamente.

Recuperando las raíces

“Cuando en Italia uno dice que es músico, se te abren todas las puertas’’, afirma Héctor, al tiempo que destaca que “es algo muy distinto de aquí, donde te preguntan de qué trabajas, como si hacer música o cualquier otra rama del arte no pudiera ser un modo de vida. Te ofrecen dirigir coros, orquestas, etc. Yo tuve la gran suerte de contactarme con la Prof. Donatella Restagni, de la Universidad de Bologna, que a su vez es colega de Lorenzo Bianconi, con cuyos textos estudiamos nosotros, y a través del poeta Paolo Donadoni me vinculé con el Conservatorio Vivaldi, de Alessandria, y con Federico Ermirio, un músico de fuste de ese centro musical.

También los nativos le abrieron las puertas de sus casas, lo que “me hizo sentir como si fuera de la familia, y hasta me invitaron a pasar domingos con ellos, algo que si bien no es académico, sí es hermoso y permite conocer íntimamente las costumbres del lugar. Confieso que me sentí muy italiano, aunque sin olvidar mi identidad argentina. Fue como volver a mis antepasados, recuperar mis raíces. Querría volver una y mil veces...”.

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Héctor Plucci frente a Villa Durazzo.