Cómo contrarrestar el calor

Ni las vacas zafan del estrés  

Todos los veranos la producción merma por la incomodidad que generan las altas temperaturas en el rodeo lechero. Este año se registran caídas de hasta 30%. Sombra, alimento y manejo son las claves para no perder tanto.

Ni las vacas zafan del estrés

La Foto /// Reliquias abrazadas

Una de las partes más espectaculares de los templos de Angkor Wat, Camboya, es la de los árboles Banyan (Ficus benghalensis), que pueden tener unos 100 metros de altura y a medida que van creciendo echan poderosas raíces-...

La vieja encrucijada

Históricamente a las entidades les costó recaudar entre los productores. Ahora están más obligados que nunca a conseguirlo.

/// EL INVITADO

Este ultimo año se complicó la producción tucumana de caña por el clima, escasearon en el ciclo 2011- 2012 las lluvias en un 70%, y eso afecto mucho; además, hay poca mira de solución en el corto y mediano-...

/// AGENDA

Enojados por el valor que paga Milkaut SA

Tamberos de AUT se van con su leche a Sancor

Desde la cooperativa prefirieron mantener en reserva el nombre de la industria, pero uno de los productores emigrantes le aseguró a Campolitoral que se trata de la láctea de Sunchales. Sería un negocio de “leche spot” por tres meses con una mejora sustancial del precio.

Un contratista para el récord Guinness

El silo más grande del mundo

En Pehuajó se ensilaron 3500 hectáreas de maíz con un rinde superior a las 42 toneladas por hectárea. La reserva, de 150.500 toneladas de plantas picadas, se hizo en una superficie de casi 3 hectáreas de base. Cerca de la ciudad de Pehuajó, en provincia de Buenos Aires, el contratista forrajero Daniel Gardello ya puso su sello en la historia. Se adjudicó haber armado el silo de maíz más grande del mundo, incluso con serias posibilidades de entrar en el mismísimo libro Guinness de los récords.

Entrega final sobre la historia de la aeroaplicación en la República Argentina

Entre Bichos y Aviones (II)  

Luego de los intentos para controlar la langosta que hicieron los pilotos Marcelino Viscarret y Gustavo Gerock, la actividad pegó un salto tras la II Guerra Mundial: hubo mayor disponibilidad de aeronaves y surgieron los productos líquidos que hicieron más efectivos los tratamientos. Con el fin de la 2º Guerra Mundial hubo una mayor disponibilidad de medios aéreos en el país, que permitieron encarar en forma seria el problema de la langosta. Por entonces la aviación militar había comenzado a transferir varios aviones de transporte Junkers Ju-52 (alemanes) al Ministerio de Agricultura para ser usados en tareas de pulverizado. Hacia 1948 se organizó la denominada “Campaña Antiacrídica”. Aviones de diverso tipo y por 1º vez -incluso helicópteros (Bell 47)- fueron afectados a estas operaciones.