Tribuna política

Los mismos de siempre

Rodrigo Villareal (*)

Ayer cumplió un nuevo aniversario, el noveno, del asesinato de Sandra Cabrera, dirigente de Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR), quien había tomado la voz silenciosa de muchas trabajadoras sexuales extorsionadas, perseguidas y amenazadas por una policía ávida de ‘cajas‘ que, con la anuencia del gobierno justicialista, se movía con total libertad, hostigando a quienes no encontraban otra salida que trabajar con su cuerpo para ganarse el sustento y el de sus familias.

El cuerpo de Sandra Cabrera fue encontrado con un balazo en la nuca. Una clara señal de que no se trató de otra cosa que un mensaje mafioso, un asesinato premeditado. La lucha de Sandra molestaba, y molestaba al poder de turno. Fue un asesinato político, que lamentablemente hoy sigue impune.

Traigo el recuerdo de Sandra porque en los últimos días se desató una tormenta de declaraciones, chicanas y respuestas a propósito de la situación de la inseguridad y la violencia en Rosario. Muchos de los que hoy critican el accionar del gobierno del Frente Progresista, Cívico y Social en la materia, son quienes durante 24 años gobernaron la provincia de Santa Fe. Y muchos de ellos con roles claves en materia de Seguridad que dejaron mucho que desear en su paso por esas funciones y todavía deben explicaciones.

Muchos de los dirigentes santafesinos que hoy se rasgan las vestiduras por el avance de la violencia y el narcotráfico (que parece que sólo crece en Rosario, cuando en otras grandes ciudades del país los índices delictivos son iguales o superiores), antes permitieron o al menos dieron vía libre al accionar de negocios inescrupulosos por parte de las fuerzas de seguridad.

Diego Giulliano, actualmente Concejal de la ciudad de Rosario, asegura que ‘Si Rosario no puede organizar un clásico, no puede ser una ciudad turística‘. Giulliano, abogado oriundo de Arequito, debe, justamente, explicaciones por el caso de Sandra Cabrera ya que era nada menos que el Delegado en la Zona Sur del Ministerio de Gobierno, Justicia y Culto de la provincia, cuando Carlos Carranza (actual Diputado Nacional del PJ) era Ministro con Reutemann. Giuliano es a quien los dirigentes de CTA y ATE le hicieron llegar las denuncias por amenazas contra Cabrera en noviembre de 2003. Evidentemente su desempeño dejó mucho que desear. A los dos meses, Sandra fue cruelmente asesinada.

Uno de los que sostenía una bandera que decía ‘Ni un pibe menos‘ en la marcha organizada por el Frente Para la Victoria hace unos días en Rosario es Fernando Rosúa, ex funcionario dependiente del Ministerio de Gobierno, Justicia y Culto, en ese entonces área a cargo de su padre Roberto.

Rosúa hijo todavía debe explicaciones sobre el asesinato de 14 presos en el penal de Coronda en 2005, la peor masacre carcelaria de la historia provincial que, según el juez de instrucción Darío Sánchez, ‘no fue un enfrentamiento espontáneo entre rosarinos y santafesinos sino un plan diseñado para vengar las actitudes de los internos que atacaban a las visitas rompiendo así un código carcelario‘ ya que en ese momento era el director del Servicio Penitenciario y responsable político de dicha masacre. En aquel entonces no hubo ni interpelación en la Cámara de Diputados, ni marchas del peronismo exigiendo justicia.

Fernando Rosúa hoy recorre los barrios de la ciudad con una cámara de TV, al mejor estilo ‘Chino Navarro y Vos‘ para fogonear su campaña a concejal mientras las familias de aquellos reclusos esperan sus explicaciones.

Según publica la revista ‘Entre Líneas‘, el 15 de marzo de 2004 se firmó el Decreto Nº 328, a través del cual el preso Roberto Coronel, un peligroso delincuente santafesino, recibía una conmutación de penas de tres meses que no implicaba en lo absoluto la posibilidad de la libertad pero en poco tiempo un funcionario encargado del área, se ocuparía de hacerla efectiva: Fernando Rosúa. Ese peligroso asaltante luego se convertiría en la mano derecha del hijo del ministro de Gobierno. Coronel fue detenido nuevamente, después de una veintena de asaltos y lo que dijo en la justicia fue: ‘Quiero aclarar que yo trabajaba robando para el Dr. Fernando Rosúa, hijo del ministro Rosúa, que era Director del Servicio Penitenciario de la provincia. Tenía logística que me aportaba Fernando Rosúa. Lo único que me exigían era que no hubiese policías de por medio, porque no querían tener problemas con la policía. Decían que no había que dañar a nadie. Si había policías en el medio había que abortar el trabajo, tampoco había que lesionar personas‘.

Lo cierto es que todos los políticos antes mencionados son parte de un sector del PJ que viene a ofrecerse como ‘la máquina de solucionar problemas de inseguridad‘ y bajo un ‘discurso del miedo‘ muy implementado como para posicionarse como los ‘dueños de la seguridad‘.

Muy parecidos a los Republicanos de los EE.UU., que se proponen como ‘generadores de seguridad‘, los “pejotistas” (militantes y dirigentes del PJ, popurrí de derecha e izquierda reciclada, todos juntos en el mismo partido) hablan de que el gobierno de Bonfatti ‘perdió el control de la seguridad pública‘.

Al Gore, ex vicepresidente de Clinton, en los EE.UU., publicó su libro ‘El ataque a la Razón‘, en el que se hace referencia a la actitud de los republicanos sobre ‘La política del miedo‘. En uno de sus párrafos, Al Gore dice lo siguiente: ‘El liderazgo significa inspirarnos para superar nuestros temores. La demagogia significa explotar nuestros miedos con fines políticos. Existe una diferencia fundamental‘.

El aprovechamiento político del PJ sobre el tema seguridad es muy evidente, teniendo en cuenta que faltan pocos meses para las elecciones legislativas nacionales y locales de este año. El caso Sandra Cabrera debería hacernos recordar y traer a la memoria aquel juego de los 80 que se llamaba ‘¿quién es quién?‘.

Más allá del reciclaje político, tan frecuente en la actualidad, reflexionar sobre estos casos puntuales y las decisiones políticas que condujeron a esos hechos, nos traerá mayor claridad sobre las personas que hablan y desde dónde lo hacen. Recordar es nuestra tarea a la hora de elegir.

(*) Periodista