llegan cartas

Se va la segunda... ¿Y la tercera?

Nadir I Saade

D.N.I 32.701.633

Sres. Directores: El día martes 22 de Enero, cual deja vú maldito, fuimos víctimas de otro episodio de inseguridad, esa “sensación” que por desgracia nos amalgama como sociedad y que distintos funcionarios se ocupan de explicarnos cómo ésta no existe y es mera obra de la repetición de los medios de comunicación.

Hace sólo tres meses, dos delincuentes nos despojaban a punta de pistola de nuestra recaudación a las 22.30 hs., durante el horario pleno de funcionamiento de nuestro local. Esto sucedió a tres meses de inaugurarlo, luego de muchísimo esfuerzo económico, físico y mental para poder lograrlo.

El martes por desgracia, aunque en honor a la verdad sin sorprendernos, nos encontramos con las entradas del negocio forzadas, y el faltante de plasmas, un proyector, notebooks, como así también de toda la mercadería que se encontraba dentro de las heladeras.

En horas de la tarde de ese día, cuando fuimos a dejar sentada la denuncia de lo ocurrido, nos encontramos con una seccional abarrotada de gente para realizar denuncias y con varias horas de espera para poder hacerlo. Recién luego de varios intentos pudimos dejar sentado el episodio, tras escuchar la misma frase que escuchamos luego del primer robo que sufrimos: “Tenemos un solo móvil para patrullar los dos barrios Candioti”.

Charlando con nuestro vecinos, nos enteramos que durante esa misma madrugada al menos cuatro otros comercios sufrieron robos con las mismas características.

La inseguridad es un mal enquistado en las urbes, pero no deja de sorprender cómo barrios céntricos, supuestamente bien patrullados, iluminados y hasta con alarmas y seguridad privada, a escasos metros de seccionales, son sometidos por malvivientes que, en medio de la noche recorren impunemente el lugar, se toman su tiempo para elegir sus objetivos, barretear puertas, ventanas, cortar candados, desactivar alarmas, desmontar electrodomésticos y hasta elegir unos buenos fiambres para llevar a casa, sin que nadie vea, escuche, ni sepa nada.

Comunicamos a los vecinos que nosotros seguiremos trabajando como siempre, atentos a cualquier movimiento extraño que se perciba en el barrio, de manera solidaria, ya que queremos cuidar a los vecinos de este barrio que nos dan la oportunidad de trabajar, aunque a veces pareciera existir una inmensa maquinaria destinada a generar lo contrario.

Lamentablemente no tenemos defensa alguna contra los delincuentes, sólo hacer la denuncia y esperar lo mejor. Somos buena gente, con buenas intenciones y de trabajo.

Aprovechamos para pedir disculpas por cualquier molestia que ocasione nuestro funcionamiento, ya que en honor a ello seguiremos adelante y nos valdremos de nuestra única arma para seguir adelante, el trabajo.