Los resultados de ayer “agravan” lo que pasó el viernes...

Unión no tiene suerte; ¿tiene para ayudarla?

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“El Pata” Avendaño busca cabecear, Correa y Jara observan. Como fondo, la multitud que seguirá acompañando incondicionalmente a este equipo. Foto: Pablo Aguirre

Sava tiene que ser muy inteligente para saber cómo hay que ganar sin que las limitaciones y carencias de este plantel desbaraten ese objetivo.

 

Enrique Cruz (h)

Habrá que ver qué pasa hoy con Independiente, pero la derrota de Quilmes y el empate de San Martín de San Juan “agravan” lo que le sucedió a Unión el viernes, pues un eventual triunfo ante Arsenal le habría permitido cerrar una apertura de campeonato casi ideal en este derrotero complicadísimo que tienen los tatengues para mantener la categoría.

Si a estos dos puntos que le quitó Arsenal en la agonía del encuentro se le suma lo que le pasó en el cierre del 2012 ante Racing —de la misma forma—, la sensación es aún mayor. Forma parte de esa dosis de fortuna tan típica del fútbol. Está la famosa “suerte del campeón” y está la otra, la que termina condenando a los que la sufren por lo esquiva.

La primera pregunta es: ¿qué tiene Unión para ayudar a esa suerte? Y la segunda: ¿le alcanzará con eso que tiene para lograr una sumatoria de puntos que debe ser muy pero muy importante para salvarse?

Ante Arsenal, el equipo jugó bien apenas un ratito en el comienzo, hasta que marcó el gol y supo cómo atropellar al rival. Después, Unión se sumergió en un partido lleno de roces, trabado, más hablado y peleado que jugado. Algo de eso hablaba con Brahian Alemán después del partido, pues ante mi consulta sobre si la posición que le dio Sava (adelantado y ligeramente recostado por derecha) lo había favorecido, la respuesta del uruguayo fue contundente: “Siento que mejoré, pero no jugué un buen partido porque es difícil jugar bien ante un equipo que achica y marca tanto”. Ni más ni menos —esto que dijo Alemán de Arsenal— que lo que también hizo Unión.

Más allá de los aspectos tácticos, de esa posición a veces tan retrasada de Sarmiento para meterse entre los centrales, de las incógnitas que plantea la ausencia de Bruna en el medio para tener mejor recuperación, de la necesidad de que los delanteros se metan un poco más en el partido o del error decisivo de Perafán en la última pelota del partido, la pregunta que surge es la siguiente: ¿a qué debe jugar Unión?

Seguramente, usted me dirá, amigo lector, que tiene que jugar a ganar. Es una verdad de perogrullo. Irrebatible y necesaria como el agua para este presente tan extremo que vive Unión. La cuestión pasa por el cómo. Por saber si jugar a ganar implica plantear los partidos en el terreno rival y buscar superarlo futbolísticamente a partir de la tenencia de la pelota. ¿Qué es lo que tiene Unión para hacerlo?, ¿cuáles son los argumentos futbolísticos de un equipo que mostró buena actitud, mucha lucha, mucha entrega, mucho empuje y poco fútbol?

Sava le dijo a los dirigentes, antes de que arranque el torneo y en una de las tantas charlas de fútbol, que no entiende cómo este equipo pudo haber sacado apenas 7 puntos en todo un torneo. Quizás tenga razón. Es muy probable que haya merecido más puntos y ganar no uno sino más partidos. Pero también es real que las carencias y limitaciones, agravadas por ausencias notorias como la de Juan Pablo Avendaño, llevaron a Unión a una situación límite que hasta le impidió conseguir el segundo refuerzo que el reglamento le permitía porque, a excepción de Lizio (que resignó cobrar en dólares para cargarse la mochila de esta campaña), el 99 por ciento de los otros jugadores que se apuntaron no quisieron correr con ese riesgo.

Sé que el análisis es más largo y profundo. Pero el hincha de Unión (a propósito, notable el respaldo incondicional hacia el equipo y el aliento permanente) lo observa y sabe que la empresa es difícil. Y que Sava tendrá que ser muy inteligente para achicar al máximo el margen de error para potenciar a este plantel. Inteligente para decir cómo hay que jugar para ganar. Algo que Unión no consigue desde hace 24 partidos.