Una excusa de excepción para el encuentro y la fantasía

Reinas, dioses y drag queens se adueñan de las arterias principales de Málaga, una ciudad volcada a la calle en la celebración de sus tradiciones.

TEXTO. FLAVIA CATELLA ZANCADA. FOTOS. LORENZO CARNERO (AGENCIA PUNTOPRESS).

Una excusa de excepción para el encuentro y la fantasía
 

Las grandes ciudades suelen caracterizarse por la variedad de las oportunidades que se presentan a la hora de elegir la condición de un evento.

Suelen exhibirse, entonces, programas para todos los gustos y para todas las diversidades sociales, para todas las edades o para los diferentes círculos profesionales.

Hay espectáculos que acogen a determinados intereses y que, al mismo tiempo, en la obviedad de las diferencias, interesan a determinados públicos.

Sin embargo, y debido a esa amplia pluralidad, hay ocasiones en las que se disfruta de un aforo ilimitado de coincidencias, con una acogida general que convierte una fiesta ciudadana en una tradición familiar, arraigada fuertemente en el corazón de las agendas populares. Eso es lo que sucede con el carnaval de la ciudad de Málaga, España.

FIESTA EN LA CIUDAD

Ni bien se retiran de las calles las suntuosas luces de la Navidad, con sus velos de significativa sensibilidad, se despliegan las máscaras y las serpentinas luminosas que engalanarán las esquinas durante los días siguientes para recibir a una comitiva de alegría y extrema expectación hacia un nuevo carnaval que vestirá de murgas, disfraces y cámaras de fotos las principales arterias de la ciudad, dispuestas a darle calor al invierno malagueño que se transforma, gracias a los cantos y bailes, en una estación nueva que coloreará las calles con lentejuelas y brillos.

La extensa calle Larios, que une el puerto con el centro de la ciudad, brindada en exclusividad al paseo, a las procesiones festivas y a los escaparates comerciales, se convierte, en estos días, en protagonista de la fiesta.

A través de ella nos dirigimos hacia la Plaza de la Constitución, núcleo principal del carnaval de Málaga.

Esta plaza, afincada en el corazón del centro histórico, defiende su hegemonía pública con la belleza de un entorno inigualable y un deje nazarí que la vuelve única y necesaria para una ciudad que recurre frecuentemente a sus dominios para la exaltación de sus festividades y agasajos populares.

Allí se levanta un escenario de colores, luces y dimensiones extraordinarias sobre el que se desarrollarán los pases de los aspirantes a los galardones de Reina del Carnaval, con trajes majestuosos en originalidad y colorido, y de Dios Momo, con brillos, plumas y máscaras que generan elogios en la contundencia de lo inigualable.

El codiciado broche de estas noches de carnaval lo da el sorprendente desfile de Drag Queens, cuyos artistas ostentan un atractivo, indudablemente, sin parangón.

Envueltos en la excentricidad de sus atuendos, fantásticos ornamentos y maquillajes que rayan la exageración, los candidatos al galardón de Drug Queen del carnaval de Málaga se mueven, despampanantes, sobre plataformas de vértigo con desbordante sensualidad, deleitando al público con un talento artístico extraordinario que compagina el canto, con el baile y una fastuosa puesta en escena, convirtiéndose en un espectáculo de desbordante magia y expectación y en el centro de atención de la noche del último sábado de carnaval.

A estas magníficas elecciones he tenido el honor de ser invitada, concediéndome así la oportunidad de formar parte de un jurado ansioso y entretenido y de una comitiva de privilegio que lleva adelante una de las fiestas más divertidas del año durante el mes de febrero, en el centro de la ciudad de Málaga.

La consigna en estos días: un disfraz, antifaces muy coloridos y buena predisposición para olvidar el embate propio de los problemas de la actualidad española y sumergirse en la caravana de música y fiesta que ostentan las calles de la ciudad, degustando con ahínco y satisfacción el bagaje de colorido y voces que brinda una ciudad cuya sociedad e infraestructura se vuelcan, con toda la intensidad de sus voluntades, a homenajear la alegría a través de sus más antiguas tradiciones.

La escritora Flavia Catella y el diseñador de Alta Costura Jesús Segado, integrantes del jurado del Carnaval de Málaga.jpg