Pintar paisajes en sonidos

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Elisabet Schmidhalter

ESTE AÑO, la dulce voz de La Gordini hizo su experiencia en el Pre Cosquín, adonde llegó tras ganar en el Festival de Colón, Entre Ríos; primer hito de su incipiente carrera como cantante solista.

TEXTOS. FLORENCIA ARRI. FOTO. MERCEDES PARDO

 

MUNDO GORDINI. “En La Gordini hacemos música para chicos. El público infantil es el más sincero y, también, el más difícil: si no le gusta lo que escucha te lo hace notar, los chicos se levantan y se van; pero si se prende se genera algo hermoso. Tenerlos cerca es maravilloso: me gusta mirarlos, ver cómo superan la timidez y se animan a bailar. La orquesta me aportó muchísimo, desde que nació su constante crecimiento me enseñó a potenciar mis capacidades y a valorar la música. Los hermanos Pablo y José Ayala son excelentes músicos y mejores personas, me abrieron los ojos al fascinante mundo de la música en el que aprendí a cantar y a sentir, a ver la música desde otro lado.Me incorporé en 2008, cuando con Mariano Berisvil fuimos a tocar al programa ‘Escuchan desde el fondo’ de Eduardo Baumann (LT10), del que ‘los colo’ participaban como columnistas; y al escucharnos nos tuvieron en cuenta para formar La Gordini. Conocer a ‘los colo’ Ayala abrió una gran puerta en mi vida. Con el grupo se abrió un mundo nuevo. Desde los primeros días de La Gordini nos divertimos muchísimo. La época en que armamos el repertorio fue muy graciosa: éramos como chicos, nos juntamos a ensayar y a jugar... fue muy divertido. Esto se traduce en escena, ya que mantenemos una dinámica para que los chicos se puedan prender al show, y canten y bailen con nosotros. Siempre buscamos el disfrute, la alegría, la espontaneidad y calidez que el público infantil te devuelve con creces. La Gordini también es amistad: con Juan Candioti y los Ayala aprendí a valorar la riqueza de las cosas simples, de los momentos compartidos, a disfrutar con muy poquito, con cantar canciones preciosas, viejísimas, que ya no se escuchan. Ellos me enseñaron que los sonidos dan alas y que la música no es un escape, es un mundo. Aprendí a valorar la música como un modo de vida, a hacerla presente todos los días y a valorar el trabajo cuando llega porque hay otro que valora que lo hacemos con amor, respeto y dedicación; pero no hacer música como trabajo”.

NUEVO CAMINO. “Decidí desarrollar un camino solista el año pasado. Todo el año estuve dándole vueltas pero me costaba encontrar un repertorio. Fue una búsqueda larga y lenta pero cuando en noviembre el cuerpo, alma y corazón me pedían cantar, estuve una semana encerrada escuchando música y leyendo. Me di cuenta de que siempre terminaba escuchando algún artista del Litoral, o que cuando escuchaba un acordeón me agarraba una cosa en la panza, como las mariposas de los adolescentes. Ahí recordé, vi que en cada momento de mi vida hubo un chamamecito, que la música del litoral fue una constante. Me crié con el sonido del acordeón en mis oídos, con mi papá; también con el montón de canciones del litoral que me cantaba mi abuela que me trajeron muchos recuerdos y sensaciones inexplicables al volver a escucharlas y cantarlas. Ahí supe que había encontrado mi repertorio. De todos modos es un camino que recién arranca, una búsqueda que va a ser eterna... porque cuando dejamos de buscar, explorar, jugar y disfrutar, dejamos de ser”.

PRE COSQUÍN. “Lo de Cosquín fue sorpresivo; no tenía pensado participar del Pre Cosquín por el desgaste que supone un certamen tan arduo, pero mi familia me impulsó. Fue muy rápido, lo hicimos casi sin pensarlo... Con Juan Candioti en acordeón, Pablo Ayala en guitarra, José Ayala en contrabajo y Sergio ‘Checho’ Rosa en percusión nos presentamos en la Sub Sede de Colón, Entre Ríos, porque llegamos tarde a las instancias en Santa Fe. En Colón tuvimos la sorpresa de resultar ganadores en la categoría solista vocal femenina. Antes de irnos hicimos una fecha en El Taller Casa de Arte, y de allí a Cosquín. El Pre Cosquín es todo un mundo, un certamen en el que se ven artistas increíbles. Fuimos por la experiencia de participar, sin expectativas de ganar, y capitalizamos la experiencia. En el escenario mayor estaba muy nerviosa, si bien contaba con la contención de los chicos, tenía que pararme ante la plaza Próspero Molina a decir ‘acá estoy yo’. Lo disfruté muchísimo. Fue una vivencia mágica, tremenda, avasalladora. Por eso, por más que no ganamos nos trajimos un gran aprendizaje. El sólo hecho de llegar allí es un orgullo. Hoy no tengo palabras para agradecer el apoyo de mi familia y la contención, el compromiso, el respeto y las ganas del grupo. No es fácil encontrar buenos músicos; y ellos son excelentes también como amigos. Ahora queremos salir a tocar; a llevar la música del litoral a todos lados, a pueblos, ciudades y escenarios donde pintar este paisaje que nos rodea con sonidos”.

MARIELENA. “Nilda Godoy también formó parte del proceso de búsqueda y valoración del repertorio, siempre me desafió a sentir lo que cante. Tomo clases con ella desde hace algunos años y, más allá de la técnica vocal, del cuidado del cuerpo y de la voz, me enseñó a tomar la voz como un conjunto y no sólo instrumento. Al formarme con ella, el año pasado junto a otros de sus alumnos integramos ‘Marielena dicha cantada’, el espectáculo que ofició de muestra anual. Fue un homenaje a María Elena Walsh que implicó un estudio de su vasta obra de canciones y textos. Así nació ‘Marielena’, que tuvo el plus de conocer personas maravillosas y poder compartirla con amigos. La experiencia fue muy rica: Nilda tiene un gran compromiso tanto sobre el escenario como para con sus alumnos. La calidad humana del grupo fue un componente importante que hizo evidente en escena el compromiso de todos. Cuando hacíamos María Elena perdimos a Gabi (Almirón) una gran persona que aportó luz al grupo. Era mágica, conocerla fue muy lindo. Con ella se fue una parte importante de ‘Marielena’. Replantear el espectáculo tras su partida fue duro pero también fue tomar el compromiso con su homenaje, en un modo de agradecerle lo compartido. Gabi nos enseñó muchísimo, tras su partida ‘Marielena’ tomó otro rumbo... era Marielena pero también era Gabi”.

LA BÚSQUEDA “Hoy tengo esa ansiedad de hacer todo, me subiría a un motor home y saldría a cantar a todos lados. Al mismo tiempo soy conciente de que este camino lleva su tiempo, pero lo estoy disfrutando. Quiero cantar, desde que me levanto hasta que me acuesto. Me imagino una vida de cantante. Igual, no quiero dejar al público infantil que tanto disfruto. Cantar, nada más ni nada menos; pintar en sonidos el paisaje que nos rodea; cantar esto que me representa, que valoro muchísimo y hago con dedicación y mucho respeto”.

EN LAS VENAS

A sus 23 años, dice que la música está en su vida “desde siempre”. En sus venas se fusionan tradiciones suizo-alemanas con inclinaciones artísticas. Su abuela, Isabel Verón, cantaba tangos junto a su abuelo, el guitarrista Leonardo Fortunato Bascuña, y pobló su infancia con canciones populares argentinas. Su mamá, Lucía, es artista plástica y Daniel Schmidhalter, su papá, tocaba en la orquesta típica suizo-alemana “Raíces de inmigrantes” que “de chiquita me invitaba a subir a escena para cantar con ellos”.

IDAS Y VUELTAS

En el secundario, como alumna del Colegio Ntra. Sra. del Huerto, se sumó al coro, donde tuvo sus primeras experiencias como solista: “ya me gustaba el folclore, el rock nacional y la música popular”. Si bien la música siempre estuvo presente, “quizás por prejuicios en un principio no la elegí como carrera”, reconoce. Comenzó el Profesorado en Expresión Corporal en el Liceo Municipal Antonio Fuentes del Arco, aún en curso. Incluso entonces, cuando la música no era un proyecto de vida, “necesitaba cantar y cuando pasaba meses sin hacerlo me falta algo... me lo pedían el cuerpo y el corazón”. Al dar respuesta a esa pulsión interna se abrió la puerta de La Gordini.

FORMACIÓN

En retrospectiva, cuenta que su primera maestra fue su “Tata” Isabel. Después se perfeccionó con varios profesores, entre otros con Paola Tourn y Nilda Godoy.

A la par de su desarrollo vocal, en su idilio con la platea infantil se animó a las artes escénicas e integró dos obras teatrales para chicos -“Anastasia” y “Bichos con cuentos”- dirigidas por Jimena Medina.

así soy yo