Guarderías bajo sospecha: no hay que caer en una psicosis colectiva

Guarderías bajo sospecha: no hay que caer en una psicosis colectiva

A partir del caso Tribilín, Nancy Francalanza, psicóloga social y especialista en Educación, pide a los padres no sumarse a la idea generalizada de que en todos los jardines maternales sucede lo mismo. Pero también sugiere “escuchar al niño y creerle”.

TEXTOS. MARIELA GOY ([email protected]). FOTOS. ARCHIVO EL LITORAL.

 

El maltrato de parte de docentes a los niños del jardín maternal “Tribilín” de San Isidro, provincia de Buenos Aires, desató la indignación colectiva. No es que a partir de ahora todo padre preocupado va a enviar a su niño con un iPod en la mochila para saber qué sucede puertas adentro, pero lo cierto es que el caso abrió un frente de sospecha generalizado sobre los jardines maternales o guarderías.

Nancy Francalanza, psicóloga social, especialista en educación, diplomada en Salud Escolar, brinda algunos consejos a los padres intranquilos. El primero de ellos es que “eviten entrar en una psicosis colectiva”.

“Este caso conmociona y es lógico indignarse, pero es fundamental que los padres no piensen que en cualquier lugar puede suceder lo mismo. No tiene que haber una representación negativa generalizada sobre los jardines a partir de este hecho, que es lamentable y doloroso, pero también puntual”, señala Francalanza, ex jefa de Educación Inicial del Ministerio de Educación de la provincia.

“Son muchas más las instituciones que cuidan y protegen a los niños que las otras -añadió-. Me solidarizo con los padres del jardín Tribilín, pero asimismo quiero llevar tranquilidad a los demás papás diciendo que la mayoría de los jardines cumplen muy bien con su rol de maternaje para los más chiquitos, como complemento de la familia, y tienen docentes con un buen sostén teórico”.

Propone no olvidar que los docentes son “productores de subjetividad” y, como tales, deben contar con formación adecuada y con acompañamiento y supervisión del Estado. “Sería preocupante que todos los maestros estén bajo sospecha a partir de este caso, porque la caída de autoridad de la figura del adulto es peligrosa, ya que son ellos los que deben sostener al niño en su proceso de desarrollo”, considera.

Por eso, la especialista sugiere a los padres generar un vínculo de confianza entre las familias y los educadores. “Nunca el docente va a suplir a la familia, pero es su complemento y, por lo tanto, en la medida que haya confianza mutua, todo va a ser mas fácil”, considera.

“HABILITACIONES MÚLTIPLES”

Francalanza recomienda a los padres tener en cuenta las “habilitaciones múltiples” a la hora de elegir un jardín maternal para su niño. En primer lugar, aconseja exigir a la institución la habilitación oficial del municipio “que incluso debería estar exhibida a la vista de todos”, opina.

Las “guarderías” o jardines maternales reciben a niños desde los 45 días a los 4 años inclusive y no necesitan autorización del Ministerio de Educación para funcionar, sino que son habilitadas por los municipios de las distintas ciudades de acuerdo a una serie de requisitos. Sólo pasan por la habilitación ministerial, los maternos de los colegios privados que han incorporado esa oferta.

La especialista apunta que tan importante como esa “habilitación formal” son las “otras habilitaciones” de las que casi no se habla. “¿A qué me refiero? A que el papá debe “sentirse habilitado él mismo, más allá del cartel, para ejercer sus responsabilidades y derechos como progenitor. Por ejemplo, tiene que poder entrar al jardín a cualquier hora para observar no sólo el edificio, sino cómo se siente su hijo, cómo juega, cómo aprende, cómo se relaciona con los compañeritos y la docente. Sin invadir, el padre debe sentirse con derecho a conocer el espacio donde su niño pequeño permanece varias horas”, subraya la experta.

La tercera habilitación de la que habla Francalanza, se refiere al docente. “Los espacios educativos tienen que estar a cargo de maestras con título, de profesionales de la educación. Pero esto tampoco garantiza una seguridad del cien por ciento, porque el docente ha estudiado y se ha formado, pero como cualquier persona puede tener sus problemas de estabilidad emocional”, advierte.

A partir de sus conocimientos en Salud Escolar, recomendó el “acompañamiento permanente al docente en su formación y su estado emocional porque en el camino puede perder el deseo y placer por la profesión elegida. Esto, cuando trabajás con niños pequeños, es algo peligroso por las huellas y la matriz de aprendizaje que podés dejar en ellos”.

Como cuarta habilitación, aconseja atender la palabra del chico. “El niño tiene derecho a hablar, tiene que tener el poder de decisión y tiene que estar habilitado en su pensamiento y acción. Y esto se lo tiene que garantizar la familia pero también la institución educativa que debe habilitar la palabra del niño”, dice.

ESCUCHAR Y OBSERVAR EL JUEGO DEL NIÑO

“Hay que escuchar al niño y creerle”, repite una y otra vez Francalanza, casi como un mantra. Para eso, los padres tienen que establecer un vínculo de confianza con su hijo que permita que éste exprese sus sentimientos y sensaciones. “Éste es un proceso de construcción que lleva su tiempo y que es fundamental para el crecimiento del niño”, dice.

Sin sospechar en cada cambio de conducta la posibilidad de un abuso, aconseja prestar especial atención a algunos síntomas, entre ellos: la pérdida del sueño del niño, irritabilidad, estados de ansiedad, aislamiento, miedos persistentes, pánico, resistencia a compartir con gente que antes aceptaba -como tíos o parientes-, que no quiera asistir más al jardín sin motivo aparente.

La experta sugiere a los padres observar atentamente el juego del niño porque es la forma en que ellos manifiestan muchas cuestiones ligadas a su vida emocional: muestran sus temores, ansiedades y alegrías, imitan momentos de la vida cotidiana y hasta puede dejar traslucir alguna situación traumática.

“El juego del niño a veces se banaliza pero para los chicos es algo muy serio y es indicador de salud mental. Así que hay que fijarse no sólo en el juego sino en la ausencia del mismo. Cuando el chico deja de jugar, algo nos está diciendo”. También el dibujo del niño dice mucho.

Es más fácil de observar a los niños de dos años o más edad, el tema se complica cuando son bebés. “Ahí hay que estar atento a si el chico se golpea la cabeza, se muestra temeroso o con una angustia muy profunda”.

“Sin invadir, el padre debe sentirse habilitado y con derecho a conocer el espacio donde su niño pequeño estará varias horas”.

Nancy Francalanza, psicóloga social, especialista en educación.

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Al momento de inscribir al niño en el jardín maternal, los padres deben saber que son instituciones mayoritariamente de carácter privado que atienden a niños desde los 45 días hasta los 4 años de edad. Su habilitación está a cargo de la Municipalidad y en este momento hay 52 guarderías con visto bueno para funcionar en la ciudad. El listado completo se puede consultar en la página web del municipio (www.santafeciudad.gov.ar)

La habilitación implica que el jardín debe cumplir con una serie de requisitos. En primer lugar, debe funcionar en un edificio adecuado, con infraestructura apta para los niños y condiciones de higiene y seguridad.

En segunda instancia, debe garantizar ciertas cuestiones de índole educativa-pedagógica, es decir, que el personal a cargo de los chicos tenga título docente y que cada sala no supere una cierta cantidad de niños.

En tercer lugar, la Municipalidad de Santa Fe también ejerce una supervisión pedagógica de los proyectos educativos institucionales y formó una Red de jardines maternales para tener un contacto más cercano y permanente con los mismos.

“Les recomendamos a los padres que elijan siempre un jardín habilitado porque hacemos inspecciones periódicas. Si encuentran alguno que no lo está o que funciona de manera precaria en algún garaje de una vivienda, pedimos que lo denuncien al 0-800 municipal”, remarcó Rossana Ingaramo, secretaria de Educación de la Municipalidad de Santa Fe.

La funcionaria recordó que hace un par de años hubo un caso similar al Tribilín en la ciudad. El jardín maternal “Mi Casita” fue clausurado ante las denuncias de maltrato físico y psicológico hacia los niños. “Sin llegar a ese extremo, cada tanto los inspectores municipales obligan a los jardines a poner en condiciones ciertas cuestiones que no están del todo bien. En las rondas de verificaciones siempre van dos: un personal del Área de Control que observa la infraestructura, y un agente del Área de Educación que se ocupa de controlar cómo se trabaja, qué juguetes se usan, etc”, destacó.

Al margen de todos estos controles, “nos parecía que nos faltaba algo más porque no es un negocio que vende caramelos; se trata de un tipo de emprendimiento privado que brinda un servicio educativo. Por eso, creamos una red, que es un espacio de construcción conjunta de los 52 jardines donde se debaten temas, se llevan a cabo instancias de formación y se brinda acompañamiento en la construcción del plan educativo”, culminó Ingaramo.

LOS REQUISITOS EXIGIDOS PARA HABILITAR UN MATERNO

OPINIÓN

TRANQUILIDAD E INFORMACIÓN

Por: Leonardo Simoniello (*)

En estos días, los jardines maternales forman parte de la agenda pública nacional a raíz de un hecho lamentable de violencia ocurrido en la provincia de Buenos Aires, en el cual se coloca en tela de juicio el rol y la competencia de las diferentes esferas del Estado en la regulación y el control de esos establecimientos.

Esta situación, que provoca tanta confusión y temor, nos permite también valorar el ejemplo que significa nuestra ciudad en acciones planificadas como las que en estos últimos años estamos llevando adelante con referencia a este tema. Es importante que, a partir de la instalación de esta discusión, se lleve tranquilidad e información a quienes utilizan estas instituciones privadas.

Las políticas vinculadas a la Educación Inicial fueron premisas de campaña que llevamos adelante junto al intendente José Corral en el último proceso electoral. Es así que, por una propuesta del Ejecutivo, en el Concejo sancionamos la Ordenanza que regula al Sistema de Educación Inicial donde se brindaron las herramientas legislativas necesarias para llevar adelante esta iniciativa que no solo regula los aspectos edilicios o de seguridad con los que debe contar un jardín, sino que avanza sobre criterios pedagógicos muy claros en beneficio de la educación de los más chicos. La existencia de una Ordenanza como la Nº 11.841 en Santa Fe refleja el compromiso del Estado Municipal con este tema.

La educación es la herramienta principal y fundamental que tenemos para igualar o reducir las brechas que existen en nuestras sociedades. La educación incluye y construye ciudadanos con derechos y obligaciones, y no solo desde la inclusión del niño en el actual sistema obligatorio sino desde sus primeros días de vida. Por eso, el Gobierno de la Ciudad de Santa Fe, y a partir de la sanción de este sistema municipal, abrió nuevos Jardines Maternales Municipales en diferentes barrios de Santa Fe, en una propuesta educativa y sociocultural inclusiva para generar mejores condiciones de vida para las futuras generaciones.

Tanto en esos establecimientos municipales como en los jardines de gestión particular -que actualmente representan más de 50 en la ciudad y que brindan atención a unos 3.200 niños-, el Estado Municipal asumió y asume la habilitación, regulación y supervisión del funcionamiento de todas las instituciones mencionadas.

Por todo esto es que ratificamos el rol fundamental que el Estado Municipal ha asumido y valoramos el trabajo planificado en políticas educativas de largo plazo para los más pequeños; con espacios estatales o particulares aptos para la educación, con buenas condiciones edilicias, proyectos pedagógicos y personal docente habilitado y capacitado en el marco de garantizar el acceso a derechos fundamentales que tiendan a generar condiciones igualitarias para todos.

(*) Presidente del Concejo Municipal

/// UN CASO INDIGNANTE

Padres de chicos de hasta 3 años que asistían al jardín de infantes Tribilín, denunciaron que sus hijos fueron víctimas de maltrato por parte de maestras. La historia comenzó cuando un papá resolvió esconder un iPod en la mochila de su hija, mediante el cual logró cuatro horas de grabación en las que se oyen gritos de una de las maestras, llantos de los niños y hasta ciertos golpes. “Cállate Catalina, cállate, guay que vayas a decir cualquier huevada a tu casa”, “¡No me hagas enojar porque vas a terminar mal. ¡Abrí la boca (para comer)!”, “Mejor que no vayas a vomitar, eh!”, “Pendejo de mierda, pelotudeces no, eh!”. La comunidad indignada pintó la fachada del jardín a modo de escrache. En tanto, se inició una investigación judicial y administrativa sobre la institución que, al parecer, no contaba con la habilitación correspondiente. Foto: DyN.

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