Edith Head

Un sello de distinción

Ana María Zancada

Hollywood nos deslumbró siempre con las primeras figuras femeninas que lucían esplendorosas e impecables en la pantalla. Pero detrás de ese glamour había todo un equipo que trabajaba incansablemente para que todo luciese perfecto.

Una de las figuras, por cierto muy importante durante años, fue Edith Head, diseñadora de vestuario y ganadora de ocho Oscar a lo largo de su carrera.

Había nacido en California el 28 de octubre de 1897. Su verdadero nombre era Edith Claire Posenor, y era hija de un inmigrante judío y de una americana del Medio Oeste que nunca se casaron. Vivió unos años en California, luego en México, estudió en la Universidad de Berkeley especializándose en idiomas: francés y castellano y durante algún tiempo se mantuvo dando clases de francés a niñas de familias acomodadas. A los 28 años se casó no muy convencida, pero sí buscando una cierta independencia que en esa época podían llegar a tener las casadas sobre las solteras. Desde entonces adoptó el apellido del marido.

Pequeña de estatura, con una fuerte personalidad, no era mujer de sonrisa fácil ni carácter afable, pero sí dueña de una determinación en sus metas y propósitos.

Un día leyó un anuncio donde la Paramount buscaba diseñadores de vestuarios para la película “Los diez mandamientos”, dirigida por Cecil de Mille. No perdió tiempo y con una carpeta de bocetos de sus alumnos bajo el brazo, se presentó en los estudios. No pasó mucho tiempo para que estuviese incorporada al equipo. No sabemos si declaró como propia la autoría de los trabajos pero el fin estaba conseguido. Lo cierto es que muy pronto demostró un talento natural para el diseño y con su ingenio logró construir una de las trayectorias más reconocidas en el difícil ambiente de Hollywood. Corría el año 1924. Hasta la década del ‘60, Edith Head fue uno de los nombres más reconocidos.

Ocho Oscars

Para nada simpática o extrovertida, no superaba el metro cincuenta, tenía pelo lacio oscuro, melena carré con flequillo lo que endurecía aún más su expresión, sus ojos estaban permanentemente semiocultos con gafas oscuras. La ironía le servía muchas veces para descolocar al interlocutor. Pero su energía sería vehículo para conquistar un mundo lleno de envidias, frivolidad, celos, histerias, poder y ambición. A lo largo de más de cincuenta años de carrera, ganó ocho veces el Oscar, fue nominada en treinta y cinco ocasiones y trabajó en más de cien películas.

Sabía tomar decisiones sobre la marcha, cambiar un escote con la simple aplicación de un broche o conseguir destacar la personalidad de una mujer con un simple traje sastre, como el que diseñó para Kim Novak en “Vértigo”. O disfrazar la sensualidad de Marlene Dietrich en “Testigo de cargo”, o interpretar la exquisitez de Grace Kelly en “La ventana indiscreta” o el decadente glamour de Gloria Swanson en “El crepúsculo de los dioses”. Ni siquiera los hombres escaparon a sus diseños: Paul Newman y Robert Redford lucieron su seducción en “El golpe”.

En la década del ‘20, las grandes divas del momento, Clara Bow y Mae West, lucieron sus diseños. Elizabeth Taylor resaltó su belleza con un espléndido vestuario en “La senda de los elefantes”, en 1954, muy entallada la cintura y faldas bien amplias que disimulaban un físico demasiado rotundo.

Audrey Hepburn vistió en dos ocasiones sus diseños. Primero en “Vacaciones en Roma” o para nosotros, “La princesa que quería vivir” y luego en “Sabrina”. En esta oportunidad, la Hepburn ya era amiga de Hubert de Givenchy, así que mostró varias de sus creaciones. Pero el diseñador no figuró en los créditos del film, ni tampoco fue mencionado por Head cuando recibió el Oscar por su trabajo. Tampoco la Paramount reparó en el detalle.

En realidad, Head nunca compartió la gloria con su equipo conformado por ayudantes, estilistas, cortadores y costureras, que realizaban los diseños, cortaban, armaban, cosían, hacían toda la labor manual.

Pero con Grace Kelly, a partir de “La ventana indiscreta”, trabó una amistad para toda la vida.

En 1967, al atravesar la Paramount una época de profundos cambios, Head entra a formar parte del equipo de la Universal y se hizo cargo del departamento de diseño. Es entonces que su trabajo disminuyó en intensidad pero no en calidad. Se distinguió siempre por ir evolucionando de acuerdo a la época y los cambios estilísticos del cine a través de los años.

A la par de su intensa labor, también se dio tiempo para escribir un manual sobre “Cómo vestirse para triunfar”. Tenía más de 80 años cuando falleció el 24 de octubre de 1981 a causa de una enfermedad en la médula espinal. Su último Oscar fue por su labor en “El golpe” en 1973. Su larga y fecunda carrera fue única en la historia del cine.

Un sello de distinción

Fue una de las grandes diseñadoras del firmamento hollywoodense.

Foto: Archivo El Litoral

Un sello de distinción

Diseño y realización del vestido que lució Ginger Rogers en la película “Lady in the dark”.

Fotos: Archivo El Litoral