Sava utilizó una figura para definir lo que fue la semana previa a Boca...

“Luego de Quilmes me di cuenta de que el velatorio había terminado”

El técnico dijo que el equipo jugó “un partidazo” y explicó cómo elaboró la estrategia ganadora.

“Luego de Quilmes me di cuenta de que el velatorio había terminado”

¡Por fin una sonrisa! Facundo Sava celebró el triunfo y elogió a sus jugadores. Foto: Matías Nápoli

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Buenos Aires)

Facundo Sava fue jugador de Boca, aunque no muchos recuerdan aquel paso suyo en un equipo plagado de figuras que recién un tiempo después, de la mano de Bianchi, pudo conseguir los títulos que antes se le negaron. Sava fue compañero de Riquelme en ese Boca que se empezaba a armar con Bilardo de DT. Y Sava estudió muy bien de qué manera se lo debía marcar. Pero no sólo pensó bien en Riquelme, sino que también planificó en función del resto del rival, sabiendo dónde debía plantar su equipo y cómo había que jugarle. Lo apretó en su propia salida, lo asfixió y lo partió. Boca fue un equipo confundido, lento en todos los sectores y sin posibilidades de desequilibrio. En todo eso, hubo un gran mérito del técnico, que apenas terminó el partido y para la TV pública, tiró una frase que se comparte: “Los muchachos hicieron un partidazo”.

Al rato, ya más tranquilo y en un vestuario en el que se dejaban escapar los gritos de euforia, Facundo Sava fue más analítico y dejó estas opiniones:

* “Fue un triunfazo. Necesitábamos como el agua una actuación así. Estamos muy contentos pero tranquilos. Y cuidado que esa tranquilidad también la teníamos en los partidos que perdimos, pero hoy es diferente porque todo lo que planificamos se dio”.

* “El segundo tiempo de Quilmes fue como el partido de hoy. Admito que el primer tiempo fue muy malo, pero en el segundo tiempo mejoramos mucho en el anterior partido. La entrega de los muchachos en ese segundo tiempo en Santa Fe, fue igual que la de hoy, pero tuvimos la mala suerte de errar situaciones. Hoy salió más redondo porque pudimos convertir los goles y eso nos fue dando tranquilidad y seguridad”.

* “Decir un nombre o marcar una figura sería muy injusto. Todos jugaron un partidazo, desde los que entraron a la cancha hasta los que estuvieron en el banco y alentaron, como así también los que se quedaron en Santa Fe y apoyaron mandando mensajes de texto. Estoy muy contento con este grupo, hay buena gente y eso es algo que me pone muy bien”.

* “Conocía que a Riquelme le gusta mucho jugar por el costado izquierdo y aprovechar la subida de Clemente, por eso puse a Montero un poco más adelantado y volqué a Galván y a Bruna, indistintamente, por el sector derecho para tapar la subida. Riquelme es un gran jugador, para mí uno de los mejores que dio el fútbol argentino. Tuvo tres o cuatro jugadas en las que mostró su categoría y hasta nos hizo temblar un poquito con esos remates tan característicos”.

* “En los otros partidos, hicimos algunas cosas extraordinarias, pero alternamos con otras que no fueron buenas. Hoy fue distinto: hicimos todo bien los 90 minutos”.

* “La defensa de esta noche no fue totalmente improvisada. En la pretemporada, la utilicé varias veces y contra Patronato jugaron los cuatro que lo hicieron hoy. Éste es un plantel en el que todos los jugadores pueden jugar y tienen que estar atentos. No son 11 jugadores que salen a la cancha y nada más”.

* “Yo no planteé el partido en función de Riquelme ni tampoco me condicionó su regreso. Yo planteé el partido para ganarlo. La vuelta de Riquelme fue para la gente de Boca y para el folclore del espectáculo, pero no para mi decisión táctica y estratégica de cómo tenía que jugarle a Boca”.

* “La semana pasada, luego de la derrota ante Quilmes, estuvimos velando un muerto. Es así, literalmente como lo acabo de decir. Vi a los jugadores llorar, tristes, muy mal. Me di cuenta de que estaban velando un muerto. Lo lloramos y luego nos juramentamos ponerle punto final al ciclo negativo. Así fue”.

* “Con All Boys, vamos a jugar otra final, como las que venimos jugando desde que arrancó el torneo. Ya está. Se terminó el partido con Boca, festejamos un poco pero ya nos ponemos a pensar en ganarle a All Boys. Estoy tranquilo pero nunca satisfecho. Como dije antes de empezar el campeonato, vamos a pelearla a muerte. Y si nos toca descender, lo haremos con dignidad”.

“Luego de Quilmes me di cuenta de que el velatorio había terminado”

Así marcó y recuperó Unión la pelota. Bruna se la saca a Silva, Cosaro ayuda y Bianchi mira por si acaso. Tremenda contracción al sacrificio tuvo el equipo. Foto: Matías Nápoli

Empate.

Un buen resultado consiguió la reserva, ya que igualó 1 a 1 con Boca (gol de Nicolás Romero) en un partido en donde el local utilizó a muchos de los profesionales que ayer no tuvieron cabida en el equipo de Bianchi. Unión alistó a Caprio; Rodríguez, Fleitas, Parissi y Pruzzo; Thiago Franco, Capurro, Farías y Galligo; Artigue y Romero. Por su parte, en Boca jugaron Ustari; Franco Sosa, Cellay, Chaparro y Zárate; Diego Rivero, Escalante, Bravo, Pol Fernández; Paredes y Mana. El partido se jugó en el complejo Pedro Pompilio de Boca, el gol del local fue anotado por Leandro Paredes mientras que el de Unión fue convertido por Romero, un chico que llegó de Colón de San Justo el año pasado y es categoría 95.

Merecido.

Antes del partido se hizo un minuto de silencio en homenaje a Antonio Roma, el ex arquero de Boca recientemente fallecido. En realidad, no fue un minuto de silencio sino que fue un minuto de aplausos para uno de los mejores arqueros que tuvo Boca en su historia. Roma llegó a Boca proveniente de Ferro, atajó durante 13 años y se retiró en 1972, luego de haber jugado 303 partidos y ganado cinco títulos.

“Luego de Quilmes me di cuenta de que el velatorio había terminado”

Bruno Bianchi marcó otro gol (es el segundo) en los pocos partidos que ha disputado en Unión. Anduvo bien y se complementó con Correa. En su tanto, definió exigido pero muy bien. Foto: Matías Nápoli

“Luego de Quilmes me di cuenta de que el velatorio había terminado”

“Aprendan, soy yo, Morocho Magnín”. El juvenil tatengue marcó el tercer gol y aseguró la victoria. Foto: Matías Nápoli

“Luego de Quilmes me di cuenta de que el velatorio había terminado”

La muy buena concurrencia tatengue en una Bombonera que estuvo a pleno para ver otra vez a Riquelme. Foto: Matías Nápoli

/// análisis

Me gusta lo de Sava

Darío Cabrol (*)

Me gusta lo que hizo Sava en la semana. La situación de Unión daba para eso, para que el técnico provoque un cambio sustancial. Es fundamental que aparezca gente capacitada para manejar la pelota y que el planteo se base también en la impronta individual de los jugadores.

Veo que el plantel tiene fuerzas y muchas ganas, quizás le falte experiencia, pero no la experiencia de los años, sino la de los partidos en la primera categoría. Pero le tengo fe, porque es de esos partidos en los cuales al jugador siempre la sale una fuerza extra de adentro.

Recuerdo aquel encuentro del debut de Riquelme en 1996 en la Bombonera. Lo tengo presente ya como un jugador inteligente y que contagiaba con sus ganas. Esos atributos no corresponden a cualquier jugador. Recuerdo cuando me tocó debutar a mí. Las pelotas quietas eran de Borghi o de Rabuñal. Yo tenía 17 años y me daba miedo pedírselas. Pero de a poco me fui ganando mi lugar.

Unión la va a pelear. Y si nos toca el descenso, no hay que volverse locos porque no es una catástrofe ni la muerte. Ya Unión se ha recuperado de otras peores. Recuerdo aquel momento previo al comienzo del torneo en el 95-96, tampoco nadie creía en nosotros y Carlos Trullet terminó armando un equipo que nos dio a todos una gran alegría.

(*) Ex jugador de Unión. Lo interesante fue que esta opinión la vertió antes del partido.

/// análisis

El espíritu amateur

del fútbol

Gastón Dubois

Ni el más optimista hincha tatengue, ni el más pesimista hincha de Boca podían presagiar una victoria de Unión en la cancha del Xeneize y con la tan ansiada —y mediática— vuelta de Román Riquelme. Victoria que por momentos fue baile.

Durante toda la semana se habló en Santa Fe de los ocho cambios que produjo Sava, y hasta se especuló por cuántos goles perdía Unión. O cuántos hacía Riquelme, y cuántos minutos del partido habrían pasado hasta que Unión recibiera el primer gol. Claro, enfrente estaba el conjunto de Facundo Sava, que había pensado durante toda la semana otro partido, totalmente distinto al que imaginó el resto de los futboleros, con Bianchi incluido.

El primer gran acierto de Sava fue el haber sacado a los jugadores de Unión que, peligrosamente, se habían acostumbrado a perder. Acostumbrarse a perder no es lo mismo que entrar sabiendo que podés perder, o sabiendo que el equipo rival, en teoría, es más que tu equipo. Un poco de amateurismo es lo que necesitaba el tatengue. Orgullo por ganar, anhelo de ganar y entender que el deporte es competencia y deseo de superación del adversario, del rival, del oponente, pero no a cualquier precio. Sin deslealtades ni artimañas fuera del reglamento, pero con la convicción de querer ganar. De querer ser mejor que el rival. Y eso es lo que le faltaba a este grupo. Vergüenza deportiva es lo que tuvo Unión, porque sabiendo que el país esperaba ver por TV un baile boquense, el conjunto de Sava produjo una actuación superlativa y enmudeció la gran fiesta Xeneize, con Riquelme incluido.

No creo tampoco que aquellos jugadores, habitualmente titulares en la primera tatengue, se olviden eternamente de jugar al fútbol. Los ocho cambios de Sava han sido un sacudón anímico para el plantel. Nadie puede dudar de la jerarquía de Matías Donet, o del oficio de “Tarrito” Perez, pero es evidente que este plantel está desecho desde lo anímico y mental. No es casualidad que Sava haya contratado un sicólogo durante la última semana para evaluar el estado mental de sus jugadores y haya decidido introducir los ocho cambios que hizo. Alguno de los jugadores que ayer no jugaron seguramente van a volver a la titularidad, ya sin la mochila de los 26 partidos sin ganar.

Unión ganó anoche porque Boca lo subestimó, pero fundamentalmente porque fue mejor que el rival, que puso jugadores que habitualmente no son titulares y creyó que con un equipo a media máquina lo ganaba sin sobresaltos.

Por suerte esto es fútbol, y no gana el que viene mejor, sino que gana aquel equipo que más y más trabaja para ganar. Es decir gana el fútbol y ganó el deporte, que siempre tiene, aún en el hiperprofesionalismo, una íntima fibra llamada espíritu amateur.

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