Series de televisión: géneros, heroínas y cruces con el cine

Series de televisión: géneros,  heroínas y cruces con el cine

Homeland, la serie creada en 2011 por Howard Gordon y Alex Gansa.

 

Cargada de ambigüedad, paranoia y alusiones políticas, “Homeland” comparte con “The walking dead” la condición de producto y catalizadoras del miedo post 11-S, y con “Fringe”, la exhibición de una nueva generación de heroínas. Y una capacidad para interrogar al mundo actual que hoy escasea en el cine, y encuentra espacio en la televisión.

TEXTOS. LUCÍA DOZO.

El plano captura a Carrie -una brillante Claire Danes-, solitaria, en silencio, apenas moviéndose al ritmo de las inquietantes melodías de Miles Davis que parecen seguir las líneas de sus pensamientos, y esa imagen permanece, decisiva, en la memoria del espectador.

Carrie Mathinson es la protagonista de “Homeland”, la serie creada en 2011 por Howard Gordon y Alex Gansa, con doce capítulos por temporada y celebrada fervientemente, tanto por la crítica como por el público (fue ganadora de los Globos de Oro en 2012 y en 2013). En ella, una agente de la Agencia Central de Inteligencia, secretamente medicada por problemas psiquiátricos, cree que un marine estadounidense (el sargento Brody, interpretado por el actor inglés Damian Lewis), hecho prisionero de guerra por Al-Qaeda y luego rescatado, representa un riesgo significativo para la seguridad de su país.

Desde este punto de partida argumental, la historia de “Homeland” presenta y desarrolla personajes profundos, que se van descascarando y a la vez hundiendo en sus complejidades a medida que la serie avanza. Y es desde esta ambigüedad de la que parten las escenas emblemáticas de la serie; por ejemplo, cuando el sargento Brody, encerrado en el garaje de su casa en un suburbio de Washington, reza a Alá al amanecer -en una escena que es, en principio, diáfana-, mientras la sospecha sobre su verdadera identidad crece tanto en Carrie como en el espectador.

Cada detalle del programa, cada mirada de los personajes, no es casual sino un aporte invaluable a la historia; una historia que mantiene un constante balance entre el acertado uso del silencio (cargado de tensión) y escenas plagadas de acción y movimiento, que delatan una producción impecable. Es que Showtime, el canal que la emite, es una señal de cable y, a diferencia de los canales de aire, se le permiten otras libertades a la hora de planteos temáticos y formales, y también, otros tiempos de producción.

Dentro de las actuales series estadounidenses parece haber un nuevo género que se instaura después de 11 de septiembre de 2001, y que atraviesa y deja su marca sobre producciones diversas: el de la paranoia.

¿Podría pensarse, acaso, en otro contexto, el éxito de “The walking dead” (desarrollada por Frank Darabont y basada en la serie de cómic homónima de Robert Kirkman y Tony Moore)? “The walking dead” plantea las peripecias de un grupo de sobrevivientes que viajan por Estados Unidos buscando refugio tras una epidemia zombi de tinte apocalíptico. La serie no trabaja sobre alusiones políticas explícitas, como “Homeland”, sino sobre la exacerbación de las reglas de género -las películas de zombis, en este caso-, pero ambas series, muy diversas entre sí, tienen en común haber surgido en una sociedad víctima del miedo, bombardeada mediáticamente para “consumir por el miedo”, como se reflexiona en el filme “Bowling for Columbine”, de Michael Moore.

“Homeland” logra ir más allá, trabaja sobre el margen de duda en cada aspecto o tema que decide abordar, con sentido crítico, y este procedimiento parece ser una nueva forma de encarar la ficción en las series de TV. Carrie Mathinson es el personaje que potencia la duda en “Homeland” y se cuestiona cuán legítimas son las acciones de su país en relación con las guerras en el mundo, qué culpas hay que reconocer y quién es en verdad el enemigo.

LAS NUEVAS HEROÍNAS

Carrie, además, forma parte de una nueva generación de “heroínas humanas” y nos lleva a pensar en la agente Olivia Duhnam, representada por la actriz australiana Anna Torv, de “Fringe”, serie creada por J.J Abrams (también artífice de la exitosa “Lost”), Alex Kurtzman y Roberto Orci, que terminó el 18 de enero de 2013 después de cinco temporadas y cien episodios emitidos.

El personaje de Olivia, junto con Carrie, con sus contradicciones y sus problemas, proponen una redefinición de la intuición y la sensibilidad femeninas, que funcionan en ambos personajes como el arma más efectiva para la acción.

El título “Fringe” hace alusión a la Fringe science, la ciencia al límite, y se centra en miembros de esa división que investigan una serie de casos inexplicables relacionados con un misterioso universo paralelo, en la tradición de series precursoras como “La dimensión desconocida” y, más cerca en el tiempo, “Los Expedientes Secretos X”.

En la serie, desde un lenguaje científico alterado y ficcionalizado, se construye una suerte de oda a la sensibilidad creativa y a los vínculos humanos, sin obviar la presencia de las luchas internas entre el bien y el mal, que no pueden pensarse por separado. La oscuridad, parece decirnos “Fringe” en cada uno de sus capítulos, es parte de esos sujetos insertos en la cultura.

LA TV Y EL CINE

Si bien las series de TV son hoy un espacio atravesado por grandes nombres del cine, proponen y habilitan una nueva cara, que hace otro tipo de aporte al campo de la ficción audiovisual de llegada masiva.

Recientemente, en el rubro cine, los Golden Globe Awards distinguieron como mejor película a una conservadora “Argo”, de Ben Affleck, quien agradeció a los agentes de la CIA, específicamente “al servicio clandestino (ala de la CIA) que está haciendo sacrificios en nombre de los estadounidenses todos los días”. También fue reconocida, en los premios de televisión de los Golden Globe, “Homeland”, según ya mencionáramos, y aquí reside la paradoja de premiar dos productos con perfiles tan diferentes.

Tal como sucede con otras series actuales como “The Newsroom”, “Mad Men” o “Breaking Bad”, entre otras, “Homeland” se presenta como una alternativa a cierto cine comercial, que comparte con ellas los criterios de producción y la masividad, pero no el sentido crítico. A diferencia de “Argo”-que el 24 de febrero recibió el Oscar a mejor película-, “Homeland” crea un espacio que trasciende no sólo porque atrapa, problematiza y conmueve, sino también porque se encarga de interrogar y cuestionar desde los artilugios mismos de la ficción.

Dentro de las actuales series estadounidenses parece haber un nuevo género que se instaura después de 11 de septiembre de 2001, y que atraviesa y deja su marca sobre producciones diversas: el de la paranoia.

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En “The walking dead” un grupo de sobrevivientes viaja por EE.UU. buscando refugio tras una epidemia zombi.

“JUEGO DE TRONOS”, DISPUTA POR EL PODER

“Game of Thrones” (“Juego de tronos”, en español) es una serie de televisión estadounidense de “fantasía heroica” creada por David Benioff y D. B. Weiss para la cadena HBO. Está basada en el conjunto de novelas “Canción de hielo y fuego”, del escritor George R.R. Martin, y su trama se centra en las violentas luchas dinásticas entre varias familias nobles por el control del Trono de Hierro del continente de Poniente.

Hasta el momento se han emitido dos temporadas. La tercera, que se anuncia para este año, se basa en la primera mitad de “Tormenta de espadas”, la tercera novela de la saga escrita por G.R.R. Martin.

En una de las tantas escenas medulares de la serie, el cortesano Baelish, con descaro pero a la vez con sutileza, le insinúa a Cersei, la reina madre, que conoce la relación incestuosa que ella mantiene con su hermano gemelo, relación de la que nació el joven rey Geoffrey, heredero del trono.

De este modo, el cortesano desafía a la reina y con tono amenazador sentencia: “El conocimiento es poder”. La reina, tras escucharlo, hace que los guardias lo arresten y le pongan un cuchillo en el cuello. Después lo mira y concluye: “El poder es poder”.

La serie expone sin pudores los sinuosos y violentos caminos de los juegos de poder. La traición, el sexo y la guerra son los protagonistas en un mundo donde se ponen de manifiesto distintas concepciones de poder enfrentadas en un contexto medieval de extrema crueldad. Un mundo en el que, además, la magia está resurgiendo, bajo las alas ingobernables de los dragones.

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En “Fringe”, el personaje que encarna Anna Torv redefine la intuición y la sensibilidad femeninas.

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“The Newsroom”

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“Breaking Bad”.