Un país ideal para viajar

En esta nota, la autora relata su viaje a Tailandia, el único país del Sudeste Asiático que no pide visa a los argentinos para ingresar. Detalles sobre los vuelos, los alimentos, el trato de la gente y los sitios de mayor interés turístico.

TEXTOS Y FOTOS. REGINA CANDEL.

Un país ideal para viajar

Aunque los turistas son bienvenidos en los templos, son muchas las reglas que se deben cumplir dentro de un wat.

 

La llegada fue en avión a Bangkok desde Chengdu, China. Ir por tierra significaba tener que pasar por Laos ya que Tailandia y China no son limítrofes, y se complicaba mucho el traslado y las visas. De todo el Sudeste Asiático, el único país que no nos pide visa a los argentinos para ingresar al país es Tailandia. Lo único que piden es el certificado de fiebre amarilla.

Entrando al avión, la azafata de Thai Airlines nos saludó con las manos juntas, como rezando, bajo la cabeza y nos dijo “Sawadi Ca”. Sin entender, repetimos lo que ella había hecho. Aprendimos después que, tanto en Tailandia como en Camboya, juntar las manos se usa para saludar y para agradecer. Es una señal de respeto hacia la persona a quien le hablamos. Está siempre acompañado por una sonrisa. Se convierte en una costumbre muy agradable.

No es sólo esto lo que hace a Tailandia un país ideal para viajar. Todo, absolutamente todo está de una u otra manera relacionado al turismo. La mayoría de las personas, desde el conductor del tuk-tuk (moto con carro que puede llevar hasta a 4 personas, cómodo y barato) hasta el monje de los templos, sabe decir algunas cosas en inglés, lo que facilita muchísimo el viaje y las comunicaciones.

En segundo lugar, los servicios de tren y bus son cómodos y baratos. En el primer caso se puede pagar un poco más y viajar en sleeper (para dormir) lo que significa una cama en el tren donde se puede descansar toda la noche. Viajamos en uno de estos trenes desde Bangkok unas 12 horas hacia el sur y pagamos $150 cada uno. También en bus el servicio es cómodo y bueno: hicimos un viaje de 9 horas por $120 en coche cama. El único bus incómodo que tomamos fue para ir desde Ayuthaya hasta Lopburi, traslado que solo realizan los tailandeses; no se ven extranjeros haciendo este recorrido. Estando en las ciudades uno se puede mover en bus local, o alquilar una moto ($40 por día) o bien tomar tuk-tuk que es más económico que el taxi y se viaja muy cómodo teniendo una visión mas íntima de la ciudad ya que no hay ventanas. Siempre hay que aclarar el costo del viaje con el conductor antes de subirse, ya que muchas veces exageran los precios al ver que uno es extranjero.

El regateo no se usa solo para el transporte: todo lo que no tenga precio fijo escrito se puede regatear. Eso sí: si no se está interesado en comprar y se comienza a regatear se pueden ofender mucho. Solo se regatea cuando uno está seguro de que quiere comprar algo o tomar un servicio; es como una regla en la región de todo el Sudeste Asiático.

En tercer lugar, la comida que ofrece Tailandia es muy barata y rica, y hay opciones de menúes occidentales, cosa que China no ofrece y que viajando, a veces se extraña. El plato más tradicional Thai se llama Pad Thai ( pueden buscar la receta y hacerlo en casa es fácil y muy rico, a base de fideos de arroz, tofu, huevo y brotes de soja); se puede conseguir en un restaurant por $12.

La base de las comidas en Tailandia es siempre arroz o fideos de arroz, se mezclan con verduras, y distintas carnes (pescado, cerdo, pollo o carne roja) y lo condimentan de diferentes maneras. Personalmente disfruté muchísimo la comida Thai. Lo llamativo es que se puede comer casi al mismo precio en puestos de la calle que en restaurantes más prolijos, aunque comer en la calle no es recomendable en algunos lugares por la suciedad y los olores que salen de las alcantarillas.

Finalmente, los hospedajes son muy cómodos y económicos; por $100 se puede conseguir habitación doble con baño privado. En general, en la recepción se habla en inglés y se ofrecen las actividades que se pueden hacer en el lugar por el mismo precio que se consigue en una agencia.

En las islas del sur de Tailandia el alojamiento es un poquito más caro, pero sigue siendo económico por las comodidades y la cercanía con las playas.

Definitivamente Tailandia ha sido fácil para viajar. A todo esto se suma la amabilidad de la gente, que, en general, muestra una sonrisa o un buen gesto de aceptación.

UN POCO DE HISTORIA

Tailandia es, llamativamente, el único país en todo el sudeste asiático que no fue colonia de algún país europeo; esto hace que se destaque en algunos aspectos en comparación con sus vecinos Laos, Camboya y Vietnam.

Los Thai llamaron la atención por haber sido hábiles negociadores y haber realizado un excelente trabajo diplomático que les evitó convertirse en un territorio ocupado, tanto por los europeos en el siglo XIX y por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.

Esto, unido al hecho de que la dinastía actual -la Chakri- está en el poder desde fines del siglo XVIII sin haber sido nunca interrumpida, le dio al país una continuidad que ayudó al crecimiento y desarrollo propio, manteniendo políticas nacionales sin servir a intereses extranjeros.

Hoy, Tailandia es el país con mayor desarrollo general de todo el sudeste asiático y conserva una monarquía muy estimada por la población, llegando al extremo de que el rey es considerado casi un dios, es una figura casi divina. La foto del rey no falta en ninguna casa ni en ningún negocio y en las calles hay fotos de él por todos lados. Parados desde una esquina en Bangkok llegamos a ver 6 fotos de tamaño gigante del rey en distintos ángulos.

Tienen una costumbre que enfatiza el espíritu nacionalista de los Thai: cantan el himno nacional dos veces al día. Es extraño cómo, en una plaza donde hay chicos jugando y gente haciendo ejercicio, todo se congela por unos minutos mientras suena el himno en los altoparlantes de las calles.

La monarquía pasó a ser constitucional recién en los años ‘30, por lo que todo lo positivo fue realizado por los reyes; esto explica de alguna manera la veneración que el pueblo siente por esa figura.

BUDISMO

En Tailandia, un 98% de la población es budista y esto se nota desde el momento en que se pisa tierra Thai. Hay templos (wat) literalmente por todos lados y la figura del Buda, al igual que la del rey, está en todas las casas y negocios. Son las dos figuras más veneradas por la población y marcan el rumbo de sus vidas.

Hay dos tipos de Budismo: el Theravada y el Mahayana. Son dos conceptos del budismo con muchas diferencias entre si. La más notable es que el objetivo del Theravada es la liberación personal de todo sufrimiento, mientras que en el Mahayana es la liberación del sufrimiento de todo ser vivo. Encontré un cuadro (está en inglés) en la siguiente página para quien le interese profundizar en el tema: http://www.buddhanet.net/e-learning/snapshot02.htm.

Entrando a los templos y en las calles se ven monjes de todas las edades. Hay escuelas de budismo para chicos y los jóvenes, en general, pasan un tiempo dentro de un wat siguiendo la vida de un monje, meditando y estudiando. Luego de pasar entre 6 meses y tres años, pueden volver a sus casas a continuar con su vida normal. Los jóvenes que más tiempo pasan en un templo son aquellos que consiguen mejores esposas después. Como monjes deben seguir muchas reglas, entre ellas levantarse a las 4 de la mañana, meditar la mayor parte del tiempo, no hablar con casi nadie y no comer después del mediodía.

Cuando caminan por las calles, las reglas son para el resto de las personas. Por ejemplo, ninguna mujer puede dirigirse directamente a un monje; si una mujer quiere hablar con él debe hacer las preguntas por medio de un hombre laico. Tampoco puede ser tocado por una mujer ni siquiera en un saludo. Las reglas no son siempre tan firmes, depende a veces de la flexibilidad del monje.

Personalmente, no encontré el sentido comunitario de convertirse en monje; parece una actividad muy personal y privada sin llegar de alguna manera a los seguidores de la religión. El budismo no es una religión que busque convertir a los otros, ese no es su trabajo. Sino básicamente ser un ejemplo de vida para el resto de la comunidad.

Aunque los turistas son bienvenidos en los templos, se debe tener en cuenta que las reglas dentro de un wat son muchas también:

1) No se puede usar ropa que deje las rodillas y los hombros descubiertos.

2) No se puede entrar con sombrero puesto.

3) No se puede entrar con zapatos.

4) No se le puede dar la espalda a la imagen del Buda.

5) No se puede apuntar a algo con el dedo, sino con la palma de la mano derecha.

6) No se puede apuntar los pies a nadie ni a ninguna figura del Buda.

En Bangkok fuimos al Wat Pho donde tienen el Buda recostado más grande. Es realmente impresionante. También pudimos conocer un templo en medio de la montaña en el norte del país, cerca de Chiang Mai. El mismo fue construido dentro de una cueva. Uno se cansa de tanto entrar a los wat pero cada uno tiene sus particularidades. La pregunta que nos queda por respondernos es si el Estado aporta dinero a los wats, ya que supuestamente los monjes viven sólo de las donaciones: ¿será el estado quién dona dinero para mantener la cantidad de templos que se ven alrededor de todo el país?

ENTRE TIGRES, MONOS Y ELEFANTES

Lo más increíble en Tailandia es la posibilidad de tener contacto con animales que uno en Argentina no imagina.

La primera vez que vimos elefantes fue en Ayuthaya, lo que nos motivó a investigar un poco la vida de estos animales. Estos gigantes fueron entrenados siempre como nosotros a los caballos, para trabajar en el campo, principalmente en las madereras y para traslado. Muchos fueron reemplazados por motos u otros medios de transporte.

Hoy son utilizados para transportar y entretener a los turistas: se venden paseos de 30 minutos o se pueden encontrar elefantes “jubilados” junto a alguna persona que vende bananas para que le des de comer.

Personalmente me dio tristeza ver a tremendo animal siendo mero entretenimiento. A muchos los pintan de azul para llamar más la atención y cuando vuelven de los paseos los tienen en unos corralones.

Hay muchísimos lugares llamados “The elephant’s Village” que se venden como reservas o lugares de cuidado de la especie. De lo que investigamos, son pocos los lugares que realmente los tienen en buenas condiciones; la mayoría solo los tiene para recibir el dinero que los turistas dejan, que no es poco.

Lo mismo sucede con los tigres. En uno de los lugares turísticos que visitamos en Ayuthaya vi a dos especímenes jóvenes con un hombre a quien se le pagaba para sacarse una foto con los animales. O los tigres estaban drogados o estaban muy asustados de lo muy agresivo que era su dueño. Llegué a ver cómo el hombre le pegaba en el morro a uno de ellos, y cómo el animal se echaba para atrás de miedo. Me dio muchísima tristeza.

Así sucede en varios lugares a lo largo de Tailandia. Se hacen llamar reservas o zoológicos pero en el fondo tienen animales que crían para vender, vivos o muertos, solo para aprovechar la piel. Hay muchos casos de tráfico ilegal de animales. En el mundo sólo quedan 35.000 tigres en estado salvaje.

Encontramos sólo un lugar que nos inspiró muchísima confianza, donde el trato con los animales era muy bueno, se los veía bien alimentados y muy sanos. Uno tiene la posibilidad de pagar una entrada al lugar e ingresar a las celdas y tener contacto con tigres de todas las edades, desde cachorros hasta adultos. Los animales estaban muy activos, así que la posibilidad de que estén drogados queda descartada.

Aprendimos que estos animales están criados desde que nacen rodeados de seres humanos, y eso los hace más dóciles. Pudimos acariciar a los cachorritos y jugar un rato con ellos, y luego entrar y estar en contacto directo con los tigres adultos. A pesar de que están los cuidadores con uno y que la situación está bajo absoluto control, no voy a negar que da un poquito de miedo. Fue una experiencia única. El lugar se llama “Tiger Kingdom” (www.tigerkingdom.com) . A quien se decida a viajar a Tailandia le recomiendo, sin lugar a dudas, esta experiencia.

Finalmente, en Lopburi, un pueblo a 4 horas al norte de Bangkok, encontramos el templo de los monos. En pleno centro de la ciudad hay ruinas de un templo que ha sido tomado por los monos. Dos cuadras a la redonda no hay edificios que puedan tener las ventanas abiertas, ni negocios que no tengan que estar sacando a estos animalitos de su territorio. Y, ojo con andar con las bolsas del supermercado porque no van a llegar sanas a tu casa. Realmente impresionante. Lo más extraño es que salís de esas dos cuadras y no se ve ningún mono: pareciera que el templo funcionara de imán.

Tailandia es un país imponente. Los 20 días que estuvimos viajando por el territorio nos dio solo una pequeña idea de la diversidad que se puede encontrar entre selva, montaña, mar, ciudades cada vez más grandes y desarrolladas, sabores para disfrutar y su gente sonriente, y siempre dispuesta a ayudar.

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Actualmente los elefantes son utilizados en forma mayoritaria para transportar y entretener a los turistas: se venden paseos de 30 minutos.

Es extraño cómo, en una plaza donde hay chicos jugando y gente haciendo ejercicio, todo se congela por unos minutos mientras suena el himno en los altoparlantes de las calles.

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En Lopburi, a 4 horas al norte de Bangkok, hay ruinas de un templo que ha sido tomado por los monos.

EL TERCER GÉNERO

En Tailandia se percibe una apertura mental en cuanto a la sexualidad que llama la atención viniendo de Argentina. Aunque ya tenemos la ley del matrimonio igualitario, hay cosas que socialmente no son aún aceptadas. En tierra Thai se habla de un tercer género, son chicos-chicas de todas las edades, no se puede definir bien a qué sexo pertenecen. Lo maravilloso es que la mayoría está trabajando sin sufrir ningún tipo de discriminación: atienden en bares, trabajan en negocios, chequean los tickets en los trenes, etc. En Argentina esto es aún es -lamentablemente- inaceptable.

Como contrapartida, por la apertura sexual que se vive en Thailandia muchos extranjeros vienen a buscar lo que no pueden hacer en sus países. Hay muchísimos casos de pedofilia que pueden ser denunciados a un teléfono, y hasta hay campanas para que la persona que sabe de un caso de pedofilia vaya a la embajada correspondiente a plantear el caso. Llamativamente, se ven muchísimos blancos de más de 50 años al lado de mujeres jóvenes Thai en busca de una vida mejor.

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Los servicios de tren y bus son cómodos y baratos.

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Selva, montaña, mar y ciudades cada vez más desarrolladas se conjungan en el mismo país.

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Tailandia es el país con mayor desarrollo general de todo el sudeste asiático.

El budismo no es una religión que busque convertir a los otros, ese no es su trabajo. Sino básicamente ser un ejemplo de vida para el resto de la comunidad.

RECUERDOS IMBORRABLES

Estas son algunas de las imágenes que me llevo de un país al cual espero volver algún día:

• Ver dos elefantes en la banquina de la ruta al norte de Chiang Mai. Pasamos en moto muy cerquita de uno de ellos. Animal sagrado, de esfuerzo y admiración, fue considerado en el pasado guardián de los templos.

• Tocar la panza de un cachorro de tigre; ¡es muy suave! El cachorro cierra los ojos y disfruta de las caricias.

• Sumergir el cuerpo en el mar del sur del país, en las islas de Ko Samui y Ko Tao. Ver peces super coloridos y corales alucinantes. Otro mundo por conocer.

• Cerrar los ojos en meditación y escuchar las olas bien temprano a la mañana, después de correr por la costa.

• Ser atrapada por la sonrisa de una señora que nos vende ananá cortado y bien frío.

• Perderse en las calles de tierra colorada del norte del país, seguir las plantaciones de palmeras y los bananeros.

• Llegar a un templo en medio de la selva y escuchar solo el silencio que lo rodea.