Anteojeras

Anteojeras
 

Hay gente a la que le cuesta muchísimo conciliar el sueño (más bien requieren conciliación obligatoria: viven en conflicto con el sueño) y prueban de todo para poder descansar. Una de esas pruebas es la anteojera, venda o antifaz para dormir. ¡Ahhhhhhh!

TEXTOS. NÉSTOR FENOGLIO. [email protected]. DIBUJO. LUIS DLUGOSZEWSKI. [email protected].

Necesariamente el mundo se nos presenta por nuestra propia experiencia sensorial: yo no puedo dormir con nada extra. No duermo con anillos, aros o medallitas, no duermo con pijama ni ropa interior y mucho menos duermo con anteojeras. Pero sé que son de uso normal y hasta se las recomienda como un modo de relajarte y evitar que los reflejos te asalten (vivimos épocas tan inseguras que hasta los reflejos te asaltan...)

Lo que pasa, se los digo así, mis chiquitas, como quien no quiere la cosa, es que la luz en los ojos cuando pretendés descansar afecta el ritmo circadiano de la hipófisis y la producción de melatonina y serotonina que son muy grosas para el sueño. Y punto. No me pregunten más al respecto porque es todo lo que diré.

Bueno, que mucha gente despliega estrategias varias para poder dormir, desde música de relajación, técnicas respiratorias, Reiki, masajes descontracturantes (esas cosas terminan mal: no descansás ni miércoles y a los nueve meses sos papá), aceites y, por fin, anteojeras.

Cada cual duerme como quiere o como puede. A mí me gusta la oscuridad pero ni se me ocurre ponerme vendas en los ojos, por más recomendadas y recomendables que se muestren.

Conforme vos necesitás suplementos para dormir, de pronto estás también fajado en la cintura porque tenés problemas con la ciática, o tenés un parche de algo en los omóplatos por la compu. Al final, venda aquí y venda allá, estás casi momificado en vida.

Pero hablando de las anteojeras, los fabricantes ya vieron un filón allí y te las hacen primorosas y con motivos, desde los tranqui y zen que acompañan la idea de rélax, hasta los cancheros que tienen por ejemplo oscuridad hacia adentro, para cumplir la función que quiere el usuario, pero motivos disparatados hacia fuera, hacia el otro u otra. Por ejemplo, vi el anuncio de bonitas anteojeras con sendos huevos fritos en cada ojo. O unos ojos de lechuza, irremediablemente desvelados. Entonces el o la de al lado, duerme fantástico y vos tenés un trauma importante de regalo...

Por cierto, también para los niños, proponen anteojeras o antifaces para dormir con motivos de personajes de los comics o dibujitos animados, flores y otros. Son decorativos, si se quiere y si se puede decir que la cara de un familiar o un ser querido lo son.

Pero es así, canejo: difícil encarar para el baño con eso puesto en los ojos. Yo sé que ontológicamente estamos ciegos en este valle de lágrimas, pero yo no quiero orinar el ropero.

Así que respeto a quien use anteojeras, pero permítanme desistir de su utilización para mí, que manejo nomás con los párpados, que ya viene provistos de fábrica, sin necesidad de refuerzo o tuneo algunos.

Y me voy yendo nomás, con los ojos más o menos abiertos. Y si bien no puedo conciliar el sueño de una, al menos me reconcilio con mis lectores y les entrego esta cuita. Gratis, además: odio que se venda.