Entrevista al obispo Marcelo Sánchez Sorondo

“Los golpes sufridos por la Iglesia se revierten mostrando la verdad de las cosas”

El cónclave para la elección del nuevo Papa se produce en circunstancias particulares. No sólo por la renuncia de Benedicto XVI, sino también por los casos de pedofilia y las sospechas de corrupción.

José Curiotto

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Son horas agitadas en el Vaticano. Aun así, el obispo Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales, hizo un paréntesis para dialogar con El Litoral sobre la situación de la Iglesia y el cónclave que se realizaba en la Capilla Sixtina, a pocos metros de su lugar de residencia.

“La Iglesia atravesó por muchos momentos difíciles. Éste no es una excepción”, advirtió ante la consulta relacionada con las particulares circunstancias que rodean a la elección de un nuevo Papa, luego de la renuncia de Benedicto XVI, los casos de pedofilia y las sospechas de corrupción en las cuentas del banco vaticano.

— ¿Cómo describiría el clima particular de este cónclave?

— Se dicen muchas cosas. Pero lo cierto es que existe un clima de mucha paz y mucha caridad. El hecho de que el cónclave se produzca por la renuncia de un Papa y no por su muerte, incide en que las cosas no se hacen con un espíritu de luto, sino de total reflexión. Desde ese punto de vista, se podría decir que es un contexto positivo.

La Iglesia siempre vivió un contexto problemático, nunca fue fácil. Pensemos en los mártires, en las relaciones con los Estados, en las épocas de guerras mundiales, en las post guerras. Como dice San Agustín, la Iglesia caminó siempre entre los dolores del mundo y las consolaciones de Dios.

Yo creo que no hay que exagerar. Se han producido situaciones inesperadas y terribles, como la pedofilia. Pero el momento actual de la Iglesia no es más problemático que otros que debió atravesar.

— Se habla de grupos de cardenales con ideas enfrentadas. Por un lado, los alemanes y norteamericanos. Por otro, los italianos. ¿Esto es realmente así?

— Existen opiniones diferentes, es cierto. Algunos cardenales conocen mejor la curia y otros la conocen menos. Imagínese que, si en la cabeza de una persona existen opiniones diversas, cómo no van a surgir diferencias entre 115 personas.

Pero allí está la riqueza de la elección. Los cardenales no están todos uniformados. Esto no es un ejército, sino un grupo de prelados que tienen sus experiencias. Sin embargo, siempre prevalece el objetivo final, que es el bien de la Iglesia. De eso no hay dudas.

— ¿Cuál debería ser, según su mirada, el perfil del nuevo Papa en las actuales circunstancias?

— En primer lugar debe tener la condición física necesaria como para llevar adelante la carga de la conducción de la Iglesia. Un enfermo o un hombre muy mayor no estaría en condiciones de hacerlo.

Luego, es necesario que cuente con una visión del mundo global para llevar adelante la evangelización. No olvide que durante estos 20 siglos la Iglesia llegó a cada rincón del planeta, con universidades, hospitales, escuelas, diplomacia.

— Cada vez que se elige un Papa surge la dicotomía entre conservadores y transformadores o progresistas.

— Muchos que aparentemente son progresistas, son en realidad conservadores en algunos puntos. Y viceversa. El esquema no debe ser tan simplista. No se puede aplicar ese esquema a un obispo. El cardenal Scola, por ejemplo, aparece como progresista, pero es un hombre muy conservador en algunos sentidos y, si llega a ser Papa, no va a hacer ningún cambio profundo, sino que seguirá la línea de Benedicto XVI.

Las categorías no pueden simplificarse tanto, pues el manejo de la Iglesia alcanza el máximo de complejidad. Si hay una institución compleja es la Iglesia, pues a los problemas de la sociedad civil se le suman sus problemas propios.

— ¿Cuáles son los temas urgentes que debe abordar el nuevo Papa?

— La evangelización no sólo de Europa, sino sobre todo el mundo del Pacífico. Allí existe un escenario con religiones muy potentes y el mundo del cristianismo es ínfimo, salvo en Filipinas. En esta zona del mundo se debe poner el acento.

— La decisión de Benedicto XVI de renunciar, ¿es un signo de debilidad de la Iglesia o es señal de fortaleza?

— Si a partir de ahora las cosas se hacen bien, seguramente la renuncia fortalecerá a la Iglesia. Si se hacen mal, ocurrirá todo lo contrario. Otra vez, no es cuestión de simplificar las cosas.

Este es un desafío, una empresa nueva para la Iglesia. Dependerá mucho del futuro. Yo considero positivo que, si alguien no está en condiciones de gobernar, deje a otro que sí pueda hacerlo.

— ¿Cómo se revierten los golpes sufridos por la Iglesia?

— Los golpes se revierten mostrando la verdad de las cosas. En eso también ha habido un poco de exageración.

El nuevo Papa tendrá que apuntar, sobre todo, al problema de la pedofilia. Una de las tradiciones de la Iglesia es la educación. Y es gravísimo que la sociedad piense que no puede enviar a sus hijos a una escuela católica por peligro de pedofilia.

Hay que partir de cero y no se puede conceder nada. Se debe poner en marcha una política para que esto no vuelva a ocurrir. El mismo Cristo dice que el que comete semejante pecado, mejor se ate una piedra y se tire al mar.

— ¿Es verdad que la Iglesia italiana quiere un Papa italiano?

— No lo sé. Ni siquiera sé si todos los cardenales italianos están de acuerdo. Eso lo veremos. Creo que la premisa pasa por la globalización del mundo.

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Desde el Vaticano, Sánchez Sorondo analizó la situación de la Iglesia. Foto: archivo el litoral

Marcelo Sánchez Sorondo llegó al Vaticano en 1998. En marzo de 2001, Juan Pablo II lo nombró obispo. Tres años antes, el religioso argentino ya había colaborado con el entonces Papa en la redacción de la Encíclica filosófica Fides et Ratio.

El Papa Benedicto XVI lo nombró como consejero de la Pontificia Comisión para América Latina (PCAL). Los objetivos de la PCAL son principalmente estudiar los problemas de la vida católica, la defensa de la fe y la difusión de la doctrina. Esta Comisión supervisa los trabajos, coordina y apoya el Consejo Episcopal Latinoamericano.

/// EL ENTREVISTADO