EDITORIAL

Iniciativa comunitaria ante la inseguridad

Solo en los dos primeros meses del año se registraron en barrio Candioti Sur más de veinte hechos delictivos. Y eso si se tienen en cuenta los casos denunciados o que se hicieron públicos. Lejos de asumir el tema como un problema ajeno -viven en ese sector de la ciudad muchas más personas de las que resultaron víctimas de estos hechos- sus integrantes decidieron asumir un rol protagónico y para ello pusieron en marcha el programa “Conozca a su vecino”. Se trata de una iniciativa que propone lograr una participación activa de la comunidad en la prevención de los delitos. No obstante conviene no perder de vista que dicha tarea y su resolución son acciones que pertenecen a la órbita del Estado.

 

En el detallado informe que se elaboró desde la vecinal del barrio constan fecha y lugar de todo tipo de sucesos: desde arrebatos callejeros, hasta robos a comercios y casas particulares perpetrados a toda hora, incluso a plena luz del día, que en algunos casos dejaron como saldo personas lesionadas, y hasta con heridas de gravedad.

Desde hace varios meses, los reclamos barriales por inseguridad se multiplican en todos los puntos cardinales de la ciudad, y en los últimos días se hicieron oír -solo por mencionar dos ejemplos- en Guadalupe Oeste, luego de la muerte de un vecino tras ser asaltado en su domicilio; y en un sector de Alto Verde, donde un joven de 14 años resultó baleado mientras jugaba con sus amigos en la vía pública.

Aún así es importante tener en cuenta que muy probablemente los casos que llegan a los medios de comunicación e incluso a las sedes policiales no son todos los que suceden.

Mientras tanto, la posibilidad de ser víctima de un delito o el miedo a volver a serlo para quienes pasaron por esa situación -siempre traumática-, obliga a los vecinos a tomar precauciones que en algunos casos llegan a condicionar el normal desarrollo de sus actividades, a evitar toda situación que pueda ser considerada de riesgo, a sumar tecnología -y su consecuente costo- como un intento de disuadir a los delincuentes y, en definitiva, a limitar todo contacto con desconocidos. Por eso es que esta iniciativa de Candioti Sur, al igual que toda manifestación comunitaria sobre este tema, puede verse, además de como un llamado de atención hacia las autoridades, como una alternativa al encierro y a la indiferencia que enmascara, en definitiva, el miedo.

Es que la macabra contabilidad de asesinatos que se pone en marcha cada año y que -tal como se viene observando- registra a víctimas cada vez más jóvenes, asusta. Y aquellas expresiones que aluden a que al menos se salvó la vida, que no había nadie en el lugar en el momento del robo, que nadie salió herido, que no hubo que lamentar consecuencias fatales, resultan un magro consuelo cuando lo que está en juego es la seguridad y, en alguna medida, el derecho a desarrollarse sin temor.