Comenzó el 16º Festival de Santa Fe

Explosión de riqueza expresiva

Ignacio Andrés Amarillo

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Anoche, sobre las tablas del Teatro Municipal, comenzó el 16º Festival de Santa Fe, que promete una interesante y variada programación hasta el domingo. Ante la ausencia del sempiterno Carlos “Turco” Deb (para tristeza de las señoras mayores que festejan su stand up comedy), fue Rubén Carughi el responsable de anunciar los dos números que prometía la noche.

La apertura estuvo a cargo del Seba López Organ Trío, que a fuerza de ser sinceros no es un trío ni tiene órgano, instrumento presente en el disco debut del guitarrista: a López lo acompañaron el elegante Alan Zimmermann (piano), Luciano Ruggieri (batería) y Fernando Silva (contrabajo), a quienes más tarde se sumó Cristian Bórtoli (en otro contrabajo).

Si en el primer tema, un spiritual tradicional, López pudo mostrar su estilo caliente, cercano al soul y al smooth jazz, con un toque plagado de giros y licks bluseros, en los subsiguientes temas de su autoría (de reciente composición y aun sin títulos) fue para el lado de las baladas y las lullabys (aunque pudo escucharse algún aire de vidala flotando por ahí), sin renunciar a esa citada personalidad guitarrística, pero adaptándola a la serenidad del repertorio.

Como yapa, se puede destacar el juego entre los dos contrabajistas, por momentos sosteniendo lo que toca el otro, y al instante siguiente embarcándose en un contrapunto de melodías (aunque con Silva metiendo algún recurso expresivo extra).

Visitante de lujo

El segundo número de la noche prometía el arribo del destacado solista y docente estadounidense George Garzone (saxo tenor), en un quinteto cuya titularidad comparte con el argentino Ricardo Cavalli (mismo instrumento). El grupo se completa con músicos eficientísimos de la escena porteña: Guillermo Romero (piano), Carlos Álvarez (contrabajo) y Eloy Michelini (una de las figuras de la batería de jazz en el país, comodísimo en esta formación y sabedor de cuándo y cómo “explotar” en intensidad y figuraciones).

Hubiese sido interesante que una figura como la del visitante internacional hubiese tenido ese grupo al servicio de su calidad como improvisador, pero desgraciadamente se convirtió cada tema en una ronda de solos para cada músicos, por lo que Garzone se pasó el 75% del tiempo dejando el lucimiento a sus acompañantes. De todos modos, entre temas de John Coltrane y algunas creaciones propias, pudo mostrar su particular técnica de improvisación y su capacidad para variar intensidades y matices; esto en contraposición con un Cavalli siempre al máximo de sus capacidades técnicas, demostrando su talento sobre el instrumento pero recayendo en cierta monotonía.

Así pasó una jornada exploratoria de las posibilidades instrumentales del jazz actual, con la promesa de que esta noche Karol Bayer y Ernesto Jodos puedan unir la voz humana (el origen de la música negra) con el despliegue sobre las teclas.

La nota

Seba López demostró su personalidad guitarrística adaptada a su nuevo repertorio, de propia autoría. Foto: Pablo Aguirre