Manejo Integrado de Plagas

“Este es el camino”

Los trabajos que conduce Juan Carlos Gamundi en el INTA Oliveros comprueban que la técnica da muy buenos resultado para el control simultáneo de plagas. Con un menor uso de agroquímicos, y frente a las futuras exigencias ambientales que se avizoran, se presenta como una salida con la que “ganan todos”.

“Este es  el camino”
 

Juan Manuel Fernández

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Si el márketing quisiera instalar entre los productores los principios agronómicos del Manejo Integrado de Plagas (MIP) podría resaltar que entre el 70 y el 80% de los insectos que atacan los cultivos son eliminados por sus propios competidores naturales. Es muy probable que la sola posibilidad de ahorrar en químicos capte la atención del chacarero, que entonces podría predisponerse a incorporar otros preceptos básicos como no usar productos indiscriminadamente o monitorear los lotes y pulverizar sólo cuando lo marca el umbral de daño en lugar de hacerlo preventivamente o por “calendario”.

“Lo único que mantiene la población de plagas por debajo de los umbrales de daño económico son los enemigos naturales; cuando nosotros desequilibramos el ecosistema por un mal manejo ocurren esos colapsos”, indicó el ingeniero Juan Carlos Gamundi, para alertar sobre dos riesgos importantes por el mal uso de plaguicidas: generar tolerancia a los productos o eliminar a los “benéficos” y desatar una proliferación excesiva de las plagas.

El Coordinador del Area de Investigación del INTA Oliveros, junto a la ingeniera Evangelina Perotti, brindaron una charla para profesionales que incluyó una recorrida por los ensayos que desarrollan en la experimental para probar la eficacia del MIP en el control de orugas defoliadoras y trips en soja, basado en el uso de Novaluron, un químico del grupo de los IGR (Inhibidores de la Síntesis de la Quitina). También se observaron: una prueba para determinar el umbral de daño de oruga bolillera y los ensayos sobre la nueva Soja Bt de Monsanto, Intacta RR2 Pro, para determinar el manejo de los refugios.

Dos por uno

Buena parte del encuentro se basó en una “regla de oro” del MIP: “no presionar a ningún organismo más de lo necesario; por ejemplo pulverizando con mezclas de distintos productos”. Gamundi destacó que sus investigaciones muestran que “cuando aparecen simultáneamente hasta 3 plagas, el manejo tiene que hacerse pensando en el conjunto y no plaga por plaga”. Dicho de otro modo: no aplicar un producto por cada plaga, sino buscar los que tengan un espectro más amplio para usar el mínimo posible.

Para probarlo, en el ensayo de control de orugas y trips se plantearon cuatro situaciones de manejo. Dos extremas: una sin control y otra con todos los químicos posibles, aplicados en 6 pulverizaciones (2 de Novaluron, 1 de Cipermetrina, 1 de Rymaxipir, 1 de Dinotefuram y 1 de Amistar Xtra). De las dos restantes, una se hizo con el manejo tradicional de la zona con 3 pulverizaciones (Cipermetrina, Rynaxipir y Amistar Xtra) y otra con MIP, usando sólo dos aplicaciones de Novaluron para el control de defoliadoras.

Entre las conclusiones, Gamundi destacó a Campolitoral dos principales: el trip complica el manejo de plagas tradicionales y la estrategia de menor impacto es usar productos IGR (Inhibidores de Síntesis de la Quitina), que controlan bien ambas plagas. “Entonces, ajustando el momento de aplicación podemos tener muy buen control de orugas y una persistencia que nos asegura durante el período reproductivo (del cultivo) no tener trips”.

También determinaron que existe una “ventana crítica” para la acción del trip que va desde R4 (vainas superiores de 2cm) hasta el máximo tamaño del grano. En ese lapso “hay que evitar que avance y afecte las hojas superiores, que son las que hace mayor aporte al llenado de grano”.

Además existe otro factor importante para decidir la aplicación: la presencia del enemigo natural. Se trata de un hongo que aparece a principios de marzo cuando hay muchas horas de rocío y bajas temperaturas y puede observarse usando una lupa de 20 aumentos en el envés de las hojas. “Prolifera y controla a los trips muy rápido, en menos de una semana puede producir mortalidades del 90%”, indicó el experto, y precisó que el indicativo de la presencia del hongo es cuando se observan insectos inmóviles “y recubiertos como por un algodón blanco amarillento; en muy poco tiempo la población baja abruptamente y ya no se justifica hacer ningún tratamiento”.

La estrategia recomendada es “hacer una aplicación al inicio de esa ventana, si aparece el trip”. Para saber si la plaga está presente, la técnica de monitoreo consiste en “arrancar la planta y ver la parte inferior; si esa parte ya muestra colonias y arriba se ven individuos, indudablemente hay que aplicar”. Dado que en la misma época suele haber ataques de orugas, con una pulverización en ese momento se atacan las dos plagas. Gamundi agregó que el período de persistencia de los IGR llega hasta 5 semanas, “un período suficiente para controlar las dos plagas”.

Los resultados exhibidos en la recorrida mostraban que, entre los ensayos de manejo tradicional y MIP, existía el mismo nivel de defoliación, aunque el número de larvas por metro era mayor en la parcela de manejo integrado: 16 contra 2 en individuos menores a 1.5 cm y 3 a 0.1 en orugas mayores a 1.5 cm. Los trips, en cambio, eran mucho más escasos en el planteo propuesto por Gamundi: menos de 4 contra más de 17 en el convencional.

Una solución ambiental

“El MIP es una filosofía de cómo manejar las plagas basada en el control biológico natural. Aunque no lo percibamos, durante el ciclo el 70 u 80% muere por enemigos naturales; lo que ocurre es que ese 20 o 30% que sobrevive en algunos casos es suficiente para generarnos pérdida”, resumió el entomólogo, a modo de definición.

Reconoció que implica un mayor costo en monitoreo, pero “también la sociedad exige cada vez más un uso racional de los químicos”. Y opinó: “si se trabajara conjuntamente con productores de gran escala podríamos llegar a definir métodos de monitoreo acordes a esas dimensiones, donde a veces el tiempo y la logística no permite un trabajo tan preciso”.

De hecho mencionó que los grandes pooles tienen monitoreadores “porque se dieron cuenta que de ese modo obtienen más rédito económico que aplicando en forma racional tipo calendario”.

A sus colegas, incluso, les propuso comenzar a pensar en “umbrales éticos” en lugar de definirlo sólo por el daño económico. En tal sentido anticipó que en Europa el MIP deberá aplicarse obligatoriamente en 2014. “Y sabemos que allá cuando se dice por ley, se cumple”. Por eso consideró que “es la prueba de que es el camino”. Sobre todo porque “hoy la sociedad tiene una mayor conciencia ecológica”

Agregó que los profesionales tienen una responsabilidad social de hacer un manejo racional, “si no, aparecen los conflictos en las zonas periurbanas con profesionales condenados por haber decidido uno u otro tratamiento”. Y sobre el tema hizo una propuesta novedosa: “constituir consorcios de Manejo Integrado de Plagas; es la única manera de sentar en la misma mesa a todos los actores del territorio; profesionales, productores, gobernantes, ciudadanos”.

Soja Bt y el manejo del refugio

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Ante la información que empieza a llegar desde el exterior sobre la probada efectividad de la soja Bt (resistente al ataque de orugas) para controlar lepidópteros, Gamundi estimó que su ingreso al país “va a cambiar el paradigma actual del manejo de plagas”. Por ello es que el INTA ya está estudiando “cómo trabajar los refugios y la soja Bt para que esta tecnología perdure en el tiempo y no se haga un mal uso”.

Las variedades resistentes exigen que, a la par, se siembre un cultivo convencional para que allí las orugas puedan reproducirse sin generar resistencia. El problema que avizora el experto es que “cuando hay plata de por medio no sirve para la supervivencia de la oruga” y, por lo tanto, el productor también busca en esa parcela un rinde rentable, aplicando los insecticidas que se lo aseguren. “Con el refugio se busca que una hipotética oruga resistente, que pueda surgir del cultivo Bt, al momento de reproducirse se cruce con una susceptible y así evitar la descendencia tolerante”, sintetizó.

“Lo que nosotros estamos haciendo -explicó- es ver cómo manejamos los refugios para que, sin perder rendimiento, haya una sobrevivencia que mantenga la susceptibilidad a esta toxina Bt”.

Gamundi aportó un dato que comprueba la incidencia en el agroecosistema de la toxina Bt, hasta ahora sólo disponible en el país en maíz y algodón. “La degradación del rastrojo de maíz Bt se alarga un mes más que el convencional; o sea que se está produciendo una selección de microorganismos en el suelo”.

Tips sobre trips

• su presencia complica el manejo de plagas tradicionales

• se reproducen a una tasa mayor en plantas estresadas

• cuando ataca en el brote causa “achaparramiento” de la planta; no cuando actúa sobre la hoja

• pueden disminuir el rinde en 8qq por hectárea

• la “ventana crítica” de incidencia comienza en R4

• se debe pulverizar cuando se detectan colonias en la parte inferior de la planta e individuos en las hojas superiores, que son las que definen el “llenado de grano”

• su enemigo natural es un hongo que prolifera en marzo, con el rocío y las bajas temperaturas, y puede ocasionar una mortandad del 90% en menos de una semana; cuando está presente ya no se justifica el control químico.

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Contraste. Durante una recorrida por los ensayos se observó la diferencia entre las parcelas de soja con MIP y el lote testigo, sin protección contra orugas y una defoliación del 100%.

Foto: Juan Manuel Fernández

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“El Manejo Integrado de Plagas es un sistema de decisión que tiene en cuenta los aspectos económicos, pero tratando de que la plaga entre en un equilibrio natural sin afectar la rentabilidad del productor, el ambiente y la salud humana”

Juan Carlos Gamundi

Coordinador Area de Investigación INTA Oliveros

El plaguicida que “engorda”

Hormoligosis es el fenómeno de estimulación reproductiva de plagas (o insectos benéficos) por dosis subletales de plaguicidas (Luckey, 1968). Gamundi explicó que se trata del “mecanismo de defensa de trips y ácaros contra los insecticidas por el cual se reproducen a una tasa mayor”. Por ese motivo, afirmó que ningún productor de frutales utiliza piretroides para el control de insectos, ya que “mata los ácaros benéficos”.

En el lote, mientras se observaban trips en plantas de soja aseguró -metafóricamente- que ese insecticida “los engorda”

Umbral de bolillera

En otro de los ensayo se midió el umbral de daño por cortes apicales en plantas de soja, simulando el ataque de la oruga bolillera, una plaga que 20 años atrás era escasa y desde 2008 se instaló, con variaciones, pero “produciendo ataques importantes, con el agravante de tener que aplicar químicos en una etapa muy temprana del cultivo”, por lo general usando insecticidas fosforados “que producen un desequilibrio del enemigo natural”.

Se simuló el daño en distintos estados vegetativos (V2 y V5) para ver el efecto sobre las características agronómicas como altura de vainas o de planta. “Comprobamos que defoliaciones de 33 a 66% son muy bien tolerados por estos cultivos y no hay diferencia con los testigos sin desbrotar”, precisó Juan Carlos Gamundi.