Tribuna política

Números que alertan

Esteban Hernández (*)

En promedio, un trabajador provincial gana por hora 118% más que un trabajador privado, y un municipal 98% más. Aún así los agentes públicos manifiestan cada año un malestar creciente por sus salarios. Las provincias y municipios cerraron su año fiscal 2012 con fuertes déficit y marcadas dificultades para completar sus planes de obras públicas. Los aumentos de impuestos y tasas no alcanzarán para cubrir los aumentos de costos salariales.

La estrategia económica del gobierno Nacional consistente en impulsar la demanda desde el gasto público, financiado de manera creciente con emisión monetaria que realimenta un proceso inflacionario del que ya nadie duda, y genera tensiones en todos los rincones de la economía.

Los relevamientos demuestran que la preocupación por no perder la carrera entre precios y salarios deviene en desigualdades imposibles de sostener en el tiempo, porque no todos los generadores de empleo pueden trasladar sus costos crecientes a los precios.

Hay ramas del sector privado, pequeñas en cantidad de empleados en relación a la masa global de trabajadores, pero con una importante capacidad de presión gremial, que pueden lograr acuerdos que le ganan a la inflación, como camioneros, luz y fuerza, colectiveros, químicos, aceiteros, petroleros, etc. Pero existe una gran cantidad de trabajadores en negro (casi el 40%) y de sectores no concentrados de la economía, donde la puja por los ingresos no se puede sostener.

Es notorio el desfasaje en sectores como el comercio y la construcción. La imposibilidad de trasladar los aumentos a los precios hace que los empresarios ingresen a un escenario comprometido, que puede complicarse con el aceleramiento del proceso inflacionario.

En otras palabras, el fenómeno inflacionario produce distorsiones que fortalecen a los sectores concentrados, acentuando el proceso regresivo de la economía. En el sector estatal los ingresos de los empleados provinciales y municipales han sido claramente superiores a la inflación. Pero también, aunque en general esto no se analiza, le han ganado a los sueldos promedio del sector privado.

Los sueldos promedio mensuales de setiembre del 2012 de los agentes provinciales de Santa Fe ($10.000) son un 63% más alto que el promedio bruto de lo que se paga en la actividad privada ($6.104). La comparación de los ingresos de los empleados de la Municipalidad de Rosario($9.086) arroja una ventaja del 49% sobre los empleados privados.

Pero si la comparación se hace a valor hora promedio, considerando que la jornada laboral de los empleados del Estado es de 6 horas, la diferencia se eleva más aún. Un trabajador provincial cobra por hora un 118% más que un trabajador privado. Un municipal un 98%.

Y a pesar de que las diferencias son tan notables, tanto los trabajadores privados como los estatales manifiestan su malestar por sus ingresos. Tengamos en cuenta que el 70% de los gastos de las provincias corresponde a los sueldos y jubilaciones y que el porcentaje sube en el caso de muchos de los municipios. Las jubilaciones, cuya diferencia no estudiamos con detenimiento en las estadísticas que acompañan este trabajo, son seguramente mucho más indicativas de estas diferencias.

Todas las provincias cerraron sus presupuestos en el 2012 con déficit fiscal, y todo indica que en el 2013 la situación será más grave. También presentaron déficit en el 2012 los municipios de todo el país. Sólo las provincias y municipios que pudieron recibir fondos especiales del gobierno nacional atenuaron el ahogo fiscal del 2012.

Lo mismo pasará en el 2013, porque la posibilidad de aumentar los impuestos desde los Estados provinciales, como se viene haciendo en casi todos desde hace 3 años (Santa Fe es la que menos reajustes efectuó), se encuentra en el límite del agotamiento. El sector privado, por el sostenido aumento de costos, está perdiendo rentabilidad y capacidad de generar recaudación de impuestos. En algunos sectores importantes, la caída de rentabilidad está produciendo pérdidas reales, que podrían hacer caer también el nivel de empleo. Recordemos que, a diferencia de lo que sucede en el sector privado, el empleado público goza de estabilidad laboral.

El gobierno nacional, que hasta no hace mucho tiempo negaba la importancia del problema inflacionario, empezó a plantearse algunas medidas para atemperarlo.

Si no tiene éxito, la baja de rentabilidad privada impactará negativamente en la situación de las provincias y municipios, retroalimentando el malestar social de los trabajadores activos, pasivos y de la sociedad en general.

(*) Presidente de la Fundación Apertura