“Artista, de diferentes modos”

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Gustavo Wedertz

Descendiente de inmigrantes, se nutrió de la cultura del trabajo que lleva en la sangre y se formó como diseñador de interiores, profesión de la que también es docente. En los últimos años hizo lugar a sus inquietudes y desarrolló el canto y las artes plásticas como nuevas formas de expresión.

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS.

FOTO. FLAVIO RAINA.

INTERIORISTA. “El interiorista está capacitado por su sensibilidad natural para definir espacios. Con frecuencia existe el prejuicio de que un interiorista o un decorador de interiores implica un gasto, cuando no necesariamente es así. Poco a poco la gente empieza a darse cuenta de que un profesional puede generarle calidad de vida en su vivienda, aunque sea con poquitas cosas; ir haciendo de a poco para poder llegar a la casa que uno quiere. Todos merecemos que nuestra casa sea un lugar adonde querer llegar, que sea tu hábitat, tu cueva, tu refugio; que llegar de la calle sea un respiro. Lo mismo sucede en oficinas: es posible generar calidad de vida también en el trabajo, lograr espacios agradables que combinen efectividad con comodidad y placer”.

DISEÑO CULINARIO. “Comencé a ejercer como interiorista en un estudio que fundé con una amiga en 1999. Un año después ganamos Casafé y a partir de ahí trabajamos juntos hasta hace dos años en que tomamos caminos distintos. Tuvimos un emprendimiento de restaurante que duró tres años; y en su momento fue una propuesta bastante innovadora en Santa Fe. Fue interesante, me gustó mucho hacerlo, pero fue también una carga pesada: la ciudad no estaba lista para un espacio así. Años después comenzaron a surgir propuestas de ese estilo, como los que hoy funcionan en Barrio Candioti. Siento que fuimos innovadores, que abrimos camino; mostramos una propuesta de multiespacio en Santa Fe que no se había hecho hasta ese momento. Combinaba diseño, arte, gastronomía y música en vivo, estaba atravesado por el arte. Hoy valoro que teníamos contacto directo con la gente, con artistas plásticos que se acercaban al espacio para exponer... fue un punto de inflexión en mi vida”.

EN EL ESPEJO. “Siempre fui lo que soy hoy. Hice la escuela secundaria en la Avellaneda, una escuela técnica. Elegí la especialidad construcciones, me recibí de Maestro Mayor de Obras y empecé Arquitectura, pero tras el primer año de cursado no rendí. Era muy chico y la facultad me avasalló; no sabía dónde estaba parado. Me gustaba la decoración, más allá de la arquitectura prestaba atención a los colores y a los muebles. En Diseño de Interiores encontré lo que quería. Hice la carrera en tiempo y forma, me fue muy bien. Siempre fue lo mío, amo lo que hago. Creo que esa es la fórmula del éxito: cuando uno le pone pasión al trabajo logra otros resultados. Al principio costó porque mostrarse como interiorista en Santa Fe no era tan fácil. En los ‘90 era todo muy nuevo, la gente poco sabía del diseño de interiores. Hasta que llegó Casafé. Su surgimiento, en espejo con Casa Foa en Buenos Aires, fue determinante. Estuve en la primera experiencia que se hizo en la Casa de la Cultura. Allí, junto a tres compañeras que todavía estaban estudiando montamos nuestro primer espacio. Fue mi primera vidriera para la gente y mi punto de partida; desde entonces no paré. La última edición de Casafé se hizo en 2010, y espero que pueda reeditarse. Es un espacio propicio para que los profesionales puedan mostrarse... es una profesión que tiene mucha versatilidad. Como en cualquier otra, a la salida laboral hay que buscarla”.

EN LA SANGRE. “Todo lo que tengo -que no es mucho-, lo hice trabajando. Mis padres (Graciela y Arnoldo) me inculcaron la cultura del trabajo que es fundamental en mi vida. Mis abuelos me enseñaron a crecer con esfuerzo y a formarme. Eran inmigrantes, tanto mi familia materna como la paterna vinieron de Europa en la posguerra y me transmitieron su vivencia, guardo muchos recuerdos. Tengo sangre italiana y alemana, una mezcla rara. Mi sangre materna es italiana y está relacionada con la floricultura; al llegar a estas tierras mi abuelo comenzó a cultivar flores e inició una actividad que hoy continúan mis tíos. Mamá tuvo florería toda la vida, con dos puestos en el Cementerio, así que también tengo algo suyo De ellos aprendí que el trabajo dignifica. Eran personas humildes de gran riqueza humana. Con mis hermanos pasa algo similar: si bien cada uno se dedica a algo distinto, labura para progresar y crecer en lo suyo”.

ARTISTA “Hoy, a mis 42, me cae la ficha de que soy artista, de que siempre lo fui de diferentes modos. La veta artística estuvo presente de muy chiquito. La inquietud estaba latente, de diferentes modos: al principio mediante el dibujo y la formación, después con el canto y la actuación y ahora también con las artes plásticas. Canté en el Coro Arquidiocesano por quince años. Lo hacía porque me gustaba; si bien el canto coral es cantar en masa, lo disfrutaba. También me gustaba ser solista pero era sólo una inquietud, no me lo había planteado seriamente hasta que un día me animé a formarme en comedia musical. Comencé por una inquietud, por invitación de una amiga, y me sumergí de lleno. Me apasionó cantar, actuar y bailar, y seguí estudiando. Ahora estudio canto y audiopercetiva... y sigo, porque siempre falta más”.

ESCENARIO “El escenario es una pasión, una experiencia única de energía incomparable. La adrenalina previa a subir a escena se supera con la energía que te brinda la gente. Hoy no lo cambio por nada, es una de las cosas más intensas e interesantes que he vivido. Si bien uno transmite desde diferentes modos, ya sea creando un espacio o pintando un cuadro, el escenario tiene ese ida y vuelta en vivo que es único. Cantar para otro, transmitirle sensaciones, es algo único; es brindarte entero. Cada canción se elige, se estudia y al hacerla carne te atraviesa, por eso al cantarla también se ofrece uno a la gente. No hay modo de tapar nada ni de estructurarse demasiado: al cantar ofrezco lo que soy, soy auténtico y doy todo lo que tengo”.

EL LIENZO “Si bien siempre dibujé y pinté, hace tiempo decidí prestarle atención y desarrollar esa faceta. Mi formación pictórica tiene que ver con quienes me formaron, hasta que encontré el taller de Any Fabry que fue un punto de inflexión. Con ella empecé a trabajar en una búsqueda intensa, de la que surgieron otras. El pincel y la tela necesitan un proceso más elaborado que permite masticar cada cosa que uno elige para su cuadro... son procesos distintos. Cantar es una sensación efímera, del momento. La pintura perdura en el tiempo, plasma cuestiones propias que siempre van a estar presentes; es un proceso que lleva a la introspección, a mirar hacia adentro. Soy artista, de diferentes modos. Así me considero, no hay vuelta. Artista, desde la música, la pintura y el diseño... esas son las facetas que se retroalimentan en mi vida. Necesito expresarme de diferentes modos, en distintas expresiones de lo mismo. Soy el mismo, versátil, y puedo transmitir a través de distintas disciplinas”.

VERSÁTIL

A sus 42 años, participó de todas las ediciones de Casafé y hace unos se animó a combinar arte y gastronomía en un emprendimiento. Hoy debate sus horas entre su profesión, el interiorismo, la pintura y el canto. Más allá de las formas, sostiene que su desafío actual es “valorar ciertos dones, características propias para desarrollar y poner al servicio de otros”.

PALETA

En artes plásticas, su serie “De cielo y de agua” integró la muestra de artistas que se forman con Any Fabry -“un espacio de estimulación conceptual” en sus palabras- y que expusieron sus obras en el Centro Experimental del Color de la Estación Belgrano. La serie “tiene mucho que ver con el camino de mi vida, con la búsqueda de lugares interiores que se plasmaron en esta serie”.

VOZ

Estudia canto desde hace siete años; “primero desde el repertorio popular, después en comedia musical y ahora volví al canto popular en clases particulares. Tal como el canto, el teatro surgió como un cable a tierra que se volvió profesional y que hoy también me da trabajo”.

DOCENTE

“La docencia es parte fundamental de mi vida”, cuenta. Desde hace siete años es docente de la carrera Ambientación y Decoración de Interiores del Instituto Superior N°12, donde está al frente de tres cátedas. “Estar al frente de una clase es también un gran desafío; lo disfruto porque aprendo con y de mis alumnos, y me obliga a mantenerme actualizado”.