MENSAJE DE PASCUA

Fortalecer la amistad social

Fortalecer la amistad social

“Danos, Señor, la sabiduría del diálogo, la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común”, expresó Arancedo. Foto: ARCHIVO EL LITORAL

 

Mons. José María Arancedo

Arzobispo de Santa Fe

Celebramos en la Pascua la expresión mayor del amor de Dios. No celebramos algo ajeno al hombre, sino su victoria más profunda como hijos de Dios y ciudadanos de este mundo. En Cristo, el Hombre nuevo, la Pascua nos habla tanto de su dimensión espiritual como de su realización temporal. La centralidad y dignidad de la persona humana en su apertura trascendente y su realización en este mundo debe ser el fundamento de toda reflexión y compromiso, incluso político. La Pascua es también, por ello, un llamado a crear las condiciones de una sociedad más justa y fraterna, donde el hombre pueda alcanzar su pleno desarrollo humano y espiritual.

Esta celebración nos invita a dirigir nuestra mirada y a orientar nuestros pasos para lograr una mayor convivencia, basada en los valores morales y la amistad civil. Esto supone afirmar la primacía del orden moral en toda actividad del hombre, como la aceptación del otro en su diversidad y cercanía. El otro es mi hermano. La Doctrina Social de la Iglesia define la amistad civil como “la actuación más auténtica del principio de fraternidad, que es inseparable de los de libertad y de igualdad”. Este principio, se lamenta, “ha quedado en gran parte sin practicar en las sociedades políticas modernas y contemporáneas, sobre todo a causa del influjo ejercido por las ideologías individualistas y colectivistas” (C.D.S.I. 390). La fraternidad es un dato, algo que nos es dado y nos compromete, no es una construcción de mi libertad.

El otro es mi hermano

La conciencia de fraternidad como base de la amistad civil se convierte, así, en el fundamento de una madura vida social y política. La ausencia de esta amistad es un signo de fragilidad que nos aísla, enfrenta y compromete el futuro. El concepto de fraternidad, en cambio, no excluye lo diverso, nos descubre como miembros de una misma comunidad. La conciencia de esta dimensión enriquece el ejercicio de la política. Ello implica actitudes de respeto y de diálogo, de honestidad y solidaridad, en el marco de la República con su sabio equilibrio institucional y federal. “La calidad de vida de las personas está fuertemente vinculada a la salud de las instituciones de la Constitución” (Hacia un Bicentenario en Justicia y Solidaridad 2010-2016, n 35).

Este camino requiere de la ejemplaridad de sus dirigentes como del compromiso de todos sus ciudadanos. La docencia del testimonio fortalece la amistad civil y es garantía de un crecimiento inclusivo con equidad y en paz. Los argentinos nos debemos gestos de grandeza y de encuentro, que nos permitan superar el agravio y la descalificación para fortalecer lazos de pertenencia y afecto ciudadano. Danos para ello, Señor, la sabiduría del diálogo, la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común. Que la Pascua sea un llamado a la fraternidad y a la esperanza, para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los más pobres y perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz.