La mayoría iba en bicicleta y en moto

El hospital de Niños atiende a dos menores lesionados por día

El hospital de Niños atiende a dos menores lesionados por día

Postal repetida. Aunque está prohibido por lo riesgoso, es muy frecuente observar por las calles de la ciudad a varios chicos arriba de una moto. Esto permite a las familias de menores recursos abaratar costos de transporte.

Foto: Guillermo Di Salvatore.

 

Lía Masjoan

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Durante 2011, el hospital de Niños Dr. Orlando Alassia atendió 796 chicos menores de 14 años lesionados por accidentes de tránsito, unos dos por día. Y aunque aún no se han terminado de procesar los datos de 2012, los profesionales estiman que es probable que la tendencia se mantenga. Lo positivo es que al comparar las cifras de años anteriores, se evidencia una leve disminución año a año. (Ver cuadro).

De este total, la mitad requirió internación, presentando lesiones importantes como traumatismos de cráneo, tórax, abdomen, pelvis o miembros; fracturas y heridas; requiriendo largas estadías hospitalarias. Si bien los niños muestran mayor capacidad de recuperación, algunos presentan secuelas para toda la vida, generando discapacidad permanente. Durante 2011, sólo falleció un niño de 6 años, peatón, embestido por una camioneta.

Los lesionados viajaban en su gran mayoría en bicicleta (272) y en moto (263). El resto iba en auto, camioneta, carro o era peatón. Respecto a las edades, 540 tenían menos de 10 años y 256 entre 10 y 14, con predominio del sexo masculino.

Respeto de las normas

Los integrantes del Comité de Accidentes de la Sociedad Argentina de Pediatría -Filial Santa Fe-, que en la actualidad preside el Dr. Lucas Navarro, vienen realizando desde el año 2006 mediciones periódicas en distintas esquinas de la ciudad, registrando el acatamiento a las normas básicas de tránsito. Verifican, por ejemplo, si los conductores utilizan el cinturón de seguridad, el casco, si usan celular, si circulan menores en motos y dónde van ubicados en los automóviles.

Los puntos de observación son: la Municipalidad; la UNL en bulevar; los hospitales de Niños, Cullen, Iturraspe y Sayago; la costanera; la Ruta Provincial Nº 1 (Colastiné - La Guardia); avenida Alem; Tucumán y 25 de Mayo; Aristóbulo del Valle y Galicia y Casa de Gobierno.

Los resultados muestran que hasta agosto de 2009, el uso del cinturón de seguridad permanecía en valores muy bajos a pesar de que había campañas audiovisuales: “Esto refleja el escaso o nulo impacto de esta medida publicitaria para mejorar el acatamiento de esta norma, comparado con lo que provocan los controles periódicos y sostenidos, que son más frecuentes a partir de 2009”, explica el informe de la SAP. Sin embargo, “el uso del cinturón de seguridad no alcanzó, en promedio, el 50 %. O sea más de la mitad de los santafesinos circula sin ajustarse el cinturón de seguridad”, concluye.

Además, se observa un acatamiento muy dispar según el lugar de observación. Por ejemplo, en inmediaciones al hospital Alassia sólo el 15 % de los conductores tenía puesto el cinto; mientras que sobre bulevar Pellegrini, a la altura de la universidad, lo usaba el 53 %. “Esto refleja la falta de controles en los puntos periféricos de la ciudad, con mejor registro en zonas céntricas donde predominan los operativos. Los controles periódicos, sostenidos en lugares al azar generan disuación en los usuarios de tránsito y mejorar el acatamiento a las normas básicas”, aseguran los profesionales en las conclusiones del relevamiento.

En lo que respecta al uso del casco, la observación demuestra un aumento sostenido en el tiempo desde marzo de 2008 “debido al énfasis puesto en los controles de los usuarios de ciclomotores en las calles de Santa Fe, donde esta falta es penalizada con la quita del vehículo más el pago de la multa”, explican.

Piden más controles

De todos modos, los profesionales advierten preocupación porque, luego de haber logrado un pico de 53 % de uso de casco, en febrero de 2012 volvió a bajar: “Deben mejorar los controles con respecto a su frecuencia y localización de los operativos para lograr más acatamiento de esta norma”. El mayor uso de casco se observó también en bulevar Pellegrini, donde lo usó un 73 %. La costanera fue el lugar donde menos gente circuló con ese elemento de seguridad: sólo un 32 %.

“El uso de casco es una medida altamente efectiva para disminuir el número de muertes y lesiones graves de motociclistas, sin embargo el acatamiento es muy irregular según el punto de observación de la ciudad y en zonas periféricas el registro muestra muy bajo acatamiento”, concluyen.


Un mensaje por la vida

Gabriel Cantelli sufrió en carne propia la muerte de un ser querido, su hija, en un accidente de tránsito, hace ya 8 años. A pesar del inmenso dolor emprendió una lucha para concientizar sobre la problemática del tránsito en la ciudad. Entre sus consejos, destaca:

— Respetemos la vida propia y de nuestros prójimos.

— Desde nuestras familias eduquemos en el respeto, en la tolerancia.

— Somos una sociedad y como tal debemos actuar cada uno desde su lugar para mejorar la calidad de vida de nuestra comunidad.

— No debemos ser individualistas cuando conducimos un vehículo.

— Al manejar debemos comprometernos a respetar las normas que rigen nuestra conducta.

— La vida es única y quitarla nos afecta a todos.

— Humanizar nuestra sociedad, dejando de lado que lo material es lo primero.

ESPECIAL PARA EL LITORAL

OTRA MIRADA

“Seamos humanos”

Francisco Sánchez Guerra, director del Hospital Cullen

La accidentología la podemos encarar desde “una gestión de Salud Pública”, desde un punto de vista “científico médico” o desde una perspectiva “social”.

Como médico el aspecto “científico” es el que primero analizaré. Si vemos números de las atenciones en los últimos 20 años en la Sala de Guardia del Hospital Cullen nos sorprenderá que el número absoluto siempre ronda entre 120 y 140 pacientes por día. Pero si leemos los motivos de consultas vemos como año a año aumenta la complejidad de los casos. En porcentajes llegamos de un 10 % de consultas por trauma, a casi un 40 % en la actualidad; y peor aún es que se observa como aumento la complejidad relacionada tanto al tipo de vehículo involucrado como a la cinemática del trauma. Lo primero es el crecimiento del accidente relacionado con las motos; y lo segundo, la violencia asociada al tipo de trauma generado o por la energía en el accidente, la falta de protecciones adecuadas para el tipo de vehículo o la total irracionalidad de quienes conviven en la sociedad.

Como director del Hospital, “la Salud Pública” es la meta. La mejor calidad de atención para toda la sociedad. Ahora en un mundo capitalista, cómo no relacionar esto con la gestión económica que se encara para el funcionamiento de la institución. Un accidentado grave permanece en promedio entre 10 y 15 días en Terapia Intensiva. ¿Valorarlo? Salgamos de lo económico. La misma cama es la que necesita un abuelo para una cirugía de cadera, una cirugía oncológica, etc.. Ahora, al internar ¿qué cirugía se pospone?: atención para toda la sociedad.

Como padre, hijo y hermano, desde lo “Social” veo lisiados, parapléjicos, traqueostomizados, familias diezmadas por la falta de mamá o papá. Hijos, hermanos, amigos que ya no jugarán, pelearán o crecerán en nuestra ciudad, en nuestras familias.

Creo que todo esfuerzo individual ya no es suficiente. Todos como sociedad debemos encarar el cambio, hay que educar, valorizar lo que es la vida, enérgicamente exigir esta concepción de cuidarnos. No a la multa o al reto como algo netamente punitorio; sí a la participación responsable de cada uno, desde nuestros lugares y con nuestras herramientas cotidianas.

No alcanza con el uso del casco o del cinturón si no valorizamos lo que somos y lo que tenemos. No seamos peligrosos, no seamos egoístas. Seamos humanos.