“LA CABRA”

Ese oscuro objeto de deseo

La obra protagonizada por Julio Chávez y Viviana Saccone se presentará el próximo sábado, en el Teatro Municipal.

Ese oscuro objeto de deseo

Se trata de una puesta en escena que aborda temas universales para contar una historia conmovedora y extraordinaria, que recorre la comedia y el drama. Foto: GENTILEZA PRODUCCIÓN

 

 

De la Redacción de El Litoral

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La mutipremiada “La cabra”, escrita por Edward Albee, se presentará el próximo sábado a las 21 en la sala Mayor del Teatro Municipal, San Martín 2020. Viviana Saccone y Julio Chávez, quien asume el rol de director, protagonizan una de las obras más prestigiosas y premiadas del verano 2013, que aborda temas universales como el amor, los celos, los sueños, el tiempo y los valores, para contar una historia conmovedora en la que Albee recorre la comedia y el drama con maestría.

Vale destacar que, tras su estreno en Mar del Plata, la propuesta escénica fue destacada por la crítica, ovacionada el público, galardonada con seis Estrella de Mar y también reconocida con el Premio Vilches al Mejor Espectáculo Teatral 2013.

La cabra

“La Cabra (o “¿Quién es Sylvia?”) cuenta la historia de Charlie (Julio Chávez), quien acaba de ganar el premio Pritzker, y su vida junto a su esposa Julia (Viviana Saccone) y su hijo Willy (Santiago García Rosa), que parece estar en armonía. Sin embargo, Charlie por primera vez oculta algo: un amor, y eso lo perturba. Un amor único para Charlie que sólo podrá confesar a su mejor amigo Axel (Vando Villamil), quien frente esa verdad asume la responsabilidad de contárselo a Julia. La naturaleza de ese amor los enfrentará a todos a algo inesperado: una crisis en sus vidas como nunca imaginaron.

El multipremiado dramaturgo Edward Albee ha transitado distintos géneros teatrales y ha podido, a lo largo de una producción muy heterogénea, constituir una particular poética. Sus preocupaciones, sus gustos, su mirada frente a la vida, han encontrado un lenguaje particular que se expresa a través de sus personajes, sus espacios y sus historias.

Esta estrategia que propone el teatro de Albee permite establecer un juego que obliga al espectador a transitar aquellos temas, conflictos y emociones que conoce, pero que oculta o calla por insoportables. La particularidad del teatro de Albee radica en algo más: en transitar los temas medulares de la existencia del hombre a través de la comedia. Tal vez porque supone que el hombre contemporáneo necesita un camino de alivio -la comedia- para contactarse con aquellos temas universales que constituyen su existencia trágica.

Derrumbe

En su crítica del diario La Nación, Verónica Pagés afirma: “Julio Chávez logra con su Charlie que uno se enamore con él de Sylvia, de su cabra; logra que uno entienda hasta el tuétano ese dolor animal que él siente por no ser comprendido, por no ser aceptado, por intuir que algo no debe andar del todo bien. Duele su dolor, enamora su amor”.

“Charlie es un afamado arquitecto al que le sobra el éxito, el dinero y el reconocimiento, pero algo lo perturba, lo distrae de su cumpleaños, del premio que acaba de recibir, de su bella mujer, de su hijo. Se ha enamorado de una cabra, a la que llama Sylvia. Hace seis meses que no puede más con su vida, con sus contradicciones, sus dudas, con la necesidad de decirlo. Y un día lo hace, como al pasar se lo dice a Julia, su mujer, y ella se ríe; entonces él se lo dice a su mejor amigo, Axel, quien se ríe también, pero sólo al principio. Es él quien desencadena el derrumbe. Derrumbe emocional, afectivo y físico de una familia tan normal”.

“Lo que comienza como comedia, incluso con los hechos sobre la mesa, deviene en violenta tragedia. Y aquí Julio Chávez entra a jugar como director. Los ritmos se aceleran, las situaciones se desencadenan casi por sorpresa. Diálogos que suenan disparatados a primera vista, se vuelven oscuros con el transcurrir de la obra. Es difícil dejar de lado la risa porque enfrenta a ese costado inasible del amor, en el que uno queda desprotegido, indefenso”.

“La obra de Albee habla de la naturaleza del amor o de las múltiples formas que éste puede tomar. Charlie se enamora de una cabra, ¿qué tan objetable puede ser eso si el amor es sincero? Albee mete a sus personajes y al espectador en un intríngulis que no tiene por qué ser moral, pero termina siéndolo. Expone a sus criaturas a un amor prohibido, a un amor diferente, a un ser diferente que se transforma en un peligro (para la mujer, para el hijo), al que hay que eliminar”.

Por su parte, en la nota “Todos deseamos a Sylvia”, publicada en Página 12, el psicoanalista Marcelo Pérez sostiene: “¿Quién es la cabra llamada Sylvia? Digámoslo de entrada: Sylvia es ‘ese oscuro objeto de deseo’ de Buñuel o de Dalí o de Lacan. Y aquí radica la fuerza del guión (...). Porque, cuando se trata del deseo, el objeto está oculto: la cabra sirve de excusa imaginaria para sostener lo real a partir de lo simbólico: las palabras que montarán la dimensión lúdica”.