AL MARGEN DE LA CRONICA

El secreto del poeta

Un equipo multidisciplinar de forenses develará, 40 años después de su deceso, si el poeta Pablo Neruda murió de cáncer o fue asesinado por la dictadura de Augusto Pinochet el 23 de septiembre de 1973.

La exhumación, que se realizará el próximo lunes, fue ordenada por el juez Mario Carroza, que lleva una investigación judicial repleta de sospechas y contradicciones entre quienes están convencidos de que un cáncer de próstata acabó con la vida del poeta o de que recibió una inyección letal de agentes de la dictadura.

Entre estos últimos destaca Manuel Araya, ex chófer del poeta que en 2011 planteó en una entrevista la tesis del asesinato, lo que llevó al Partido Comunista, al cual premio nobel de literatura perteneció, a presentar la querella que originó la investigación judicial.

Neruda “era una figura muy peligrosa para Pinochet, por todo el prestigio internacional que tenía”, dijo Araya, quien aseguró que el poeta había aceptado el refugio que le ofreció México tras el golpe y se aprestaba a viajar a ese país para involucrarse activamente en la lucha política contra el régimen.

Según el abogado querellante, Eduardo Contreras, si se establece científicamente que Neruda fue envenenado será “un golpe a la memoria internacional”, construida sobre la base de la muerte por cáncer.

“Son muchas las contradicciones que hay en el proceso acerca de lo que sucedió en la clínica con Neruda que, a lo menos, nos hacen tener una legítima duda respecto de que haya muerto de cáncer”, dijo el letrado. “Ahora hay dudas respecto de la real identidad del médico que habría inyectado un fármaco al poeta, supuestamente para aliviarle el dolor aquel domingo”.

Inicialmente, explicó, “se suponía que fue un médico llamado Sergio Draper, pero hay testigos en el proceso que dicen que no fue Draper quien lo inyectó”.

“Resulta extraño que Draper entrara a trabajar en la clínica sólo tres días antes de la muerte de Neruda; un médico ligado por muchos años al Hospital Militar y, además, mencionado en la muerte (en 1982) del ex presidente Eduardo Frei Montalva, en esa misma clínica producto de un envenenamiento, como está acreditado en la Justicia”, precisó.

En una entrevista publicada en 1975, Draper dijo que estuvo hasta el último momento junto a Neruda y que éste “maldecía su enfermedad”, pero en su declaración judicial expresó que estuvo con el poeta sólo hasta “temprano” el 23 de septiembre y que quien se quedó con Neruda fue un “doctor Price”.

“Realizadas todas las indagaciones policiales para el proceso, no existe un doctor Price en ninguno de los registros consultados”, sostuvo Contreras.

“Hay que agregar que la ficha médica de Neruda desapareció y que la Clínica Santa María no entregó la lista de todos los trabajadores de 1973”, afirmó y recordó que el 24 de septiembre de 1973, “el diario El Mercurio publicó que Neruda murió de un infarto al corazón producto de una inyección que le fue suministrada”.

Determinar la causa de la muerte será “una labor difícil”, según dijo Patricio Bustos, director del Servicio Médico Legal.

“Las muestras se van perdiendo con los años, pero estamos acostumbrados a trabajar en la adversidad”, precisó Bustos.