Sin Padrenuestros Gracias Pepe
Señores directores: La abuela Ester ató un Pilato a su pañuelo y rezó un Padrenuestro. Sus dos nietos eran convocados por la patria. Para ella las Malvinas y la guerra estaban lejos... muy lejos. La abuela Ester había venido de la Europa en llamas, de las bombas y el destierro, de los soles nublados y el abandono, del hambre del cuerpo, del alma, con el solo objetivo de poder huir hacia adelante. A sus dos amores les quedaban pintados los birretes de conscriptos, pero muy grandes los uniformes de soldados. Dos besos en la frente, uno por cada niño, dio aquella tarde en despedida la abuela Ester.
El tiempo pasó, como siempre sucede con historias que se vuelven a repetir. Todavía el Pilato está atado a su pañuelo ajado mil veces, envolviendo dos telegramas. Desde entonces la abuela Ester no reza más Padrenuestros.
Rodolfo Marin.
DNI. 6.218.684.