Frenar el silencio

Frenar el silencio

Esta semana, los santafesinos nos conmovimos por tres casos de mujeres que fueron quemadas por sus propias parejas, una de las cuales falleció. El tema de la violencia contra las mujeres vuelve al tapete para que reflexionemos sobre la necesidad de políticas públicas más eficientes y de que se consolide un cambio cultural para erradicar esta realidad.

 

PRODUCCIÓN PERIODÍSTICA. MARIANA RIVERA Y NANCY BALZA. FOTOS. GENTILEZA IVANA BATLLE CASAS.

María del Carmen (27), María Jorgelina (23) y Melina (25) comparten una triste historia personal: fueron quemadas por sus parejas en distintos episodios violentos perpetrados el último fin de semana largo en nuestra ciudad. Lamentablemente, María del Carmen murió el domingo pasado en el Cullen tras agonizar ocho días en terapia intensiva y las otras dos mujeres siguen peleando por sus vidas, ya que presentan el 50% y el 85% del cuerpo con quemaduras, respectivamente, entre otras lesiones.

En todos los casos, no había sido la primera vez que vivían con sus parejas hechos violentos, basados en “una relación desigual de poder, que afectaba sus vidas, su libertad, su dignidad, su integridad física, psicológica, sexual o, incluso, su seguridad personal”, tal como define a la violencia contra las mujeres la ley 26.485, de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. Quizás esas conductas habían sido ocultadas o silenciadas por amenazas, miedo o vergüenza. Quizás se sentían desprotegidas por no tener adónde recurrir para pedir ayuda o contar lo que les estaba pasando.

El hecho es que son cada vez más frecuentes los casos que se visibilizan de episodios de violencia contra las mujeres. El tema está en agenda y los medios de comunicación nos ocupamos de él. Se organizan charlas, debates y hasta surgen nuevas legislaciones que protegen los derechos de las mujeres. Sin embargo, los hechos se siguen sucediendo y los cambios culturales no llegan o no alcanzan para revertir esta situación.

El año pasado, el Centro de Asistencia a la Víctima de la Defensoría del Pueblo de nuestra provincia asistió a 567 mujeres víctimas de violencia, en sus delegaciones de Santa Fe, Rafaela y Reconquista.

Además, suman 132 las mujeres que fueron quemadas en nuestro país entre enero de 2010 y febrero de este año, la mitad de las cuales murió. La mayoría de los casos ocurrió en Buenos Aires, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Tucumán y Santiago del Estero, según publicó recientemente el diario Popular, en base a los datos del Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano”, perteneciente a la asociación civil La Casa del Encuentro.

Incluso, esta situación produjo que -en noviembre del año pasado- la Cámara de Diputados aprobara la incorporación al Código Penal de la figura de “femicidio” como “un crimen hacia una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediare violencia de género”. Además, se constituyó en un tipo agravante de homicidio y conlleva una pena de prisión perpetua al hombre que “matare a una mujer o a una persona que se autoperciba con identidad de género femenino y mediare violencia de género”.

RETRATAR EL DOLOR

Desnaturalizar la violencia de género y movilizar a la población en este sentido fue el objetivo de una muestra fotográfica titulada “Sin (tu) violencia, nuestro mundo sería mejor”, que organizó la Municipalidad de Santa Fe, que fuera presentada el año pasado en ocasión del Día Internacional de Lucha contra la Violencia de Género, el 25 de noviembre, y comenzó a ser exhibida en otras oportunidades, como cuando se conmemoró el Día de la Mujer, el pasado 8 de marzo.

Ivana Batlle Casas, fotógrafa y licenciada en Publicidad, fue convocada por el Área Mujer y Diversidad Sexual de la municipalidad santafesina -integrada por Marta Fassino y Daniela Spitzer- para realizar una producción de fotos referidas a este tema.

“Me pareció un desafío superinteresante retratar en fotografías la violencia de género porque es un tema con el que no estoy vinculada desde mi profesión, ya que me dedico a algo completamente distinto: fotografiar niños, bebés y embarazadas, una temática dulce, linda e inocente, o incluso hice fotos de moda en España, adonde viví un tiempo”, explicó.

Esta propuesta le demandó “cambiar la estética de mi trabajo: tuve que sacar lo blanco y la luz de mis fotos anteriores para retratar dolor, tristeza, violencia, algo muy duro, muy fuerte. Por eso elegí el blanco y negro, ya que comunica más. Los colores tienen mucho mensaje, comunican vida, mientras que con el blanco y negro se podía transmitir mucho mejor la expresión de las caras”.

Una serie de doce fotos incluye la muestra “Sin (tu) violencia, nuestro mundo sería mejor” y representan escenas cotidianas en donde se muestran situaciones de violencia de género. Fueron armadas con actores no profesionales, quienes voluntariamente colaboraron en esta producción.

“Creo que las escenas estuvieron muy bien logradas. Como fotógrafa aporté mis conocimientos de montaje de escena y la gente del Área de la Mujer de la Municipalidad me asesoraró sobre este tema, que maneja a diario y estudia. Hicimos reuniones previas al día de la producción fotográfica, donde me explicaron qué sucede, cuáles son las escenas clásicas de violencia de género en un hogar, el hecho del arrrepentimiento (que el hombre siempre pide perdón y después la mujer lo perdona y vuelve a lo mismo), entre otras cuestiones”, reseñó la fotógrafa.

FALTA DE EDUCACIÓN

Por otra parte, Batlle Casas explicó que “las fotos tenían que ser lo más realistas posibles para ser creíbles. No se trataba de fotoperiodismo porque era una escena armada, así que era más desafiante. Como fotógrafa fue un gran desafío retratar, pensar las escenas con ese asesoramiento. Soy muy exigente con mi trabajo y, sin embargo, cuando vi las fotos enmarcadas me gustaron mucho, quedé conforme y los comentarios que recibimos fueron fantásticos. Incluso, algunas personas dijeron que algunas situaciones les parecieron muy fuertes para verlas retratadas, por lo que nos dimos cuenta que el mensaje llegaba a la gente, que era nuestro objetivo: transmitirlo tanto a hombres como a mujeres, movilizar y sensibilizar a las personas con él”.

En este sentido, concluyó diciendo que “el trabajo me sirvió para familiarizarme con este tema, del que la mayoría somos ignorantes, en general, a excepción de los que están metidos con él. Estamos acostumbrados a vivir con el machismo porque en nuestra cultura está instalada esta práctica desde hace años. A veces naturalizamos situaciones violentas por falta de educación o porque fuimos criados de cierta manera, mostrando una mujer siempre sometida, y te dieron a entender que eso estaba bien. Incluso, en la publicidad y en la tele esto se ve muchísimo, todos los días, y las mujeres quizás no percibimos en los mensajes que es violencia de género. Por eso, me gustó este trabajo como desafío y creo que el cambio sobre este tema se va a ir dando de a poco, va a costar, pero para eso es fundamental la educación”.

Desde 1981, cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de Lucha Contra la Violencia de Género, recordando el violento asesinato de las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa), tres activistas políticas asesinadas en 1960 por la policía secreta del dictador Rafael Trujillo, en República Dominicana. Lamentablemente, el femicidio comienza a ser noticia con mayor frecuencia en los últimos tiempos, motivo por el cual no se debe esperar aquella fecha para concientizar a la sociedad sobre este tema.

Tres casos en 48 horas

- María del Carmen García (27) era mamá de cinco chicos. “Hija de puta te voy a quemar”, le habría dicho D. L., su pareja, después de que los tres hijos y la madre del hombre le dieran una paliza que la dejó internada. Cuando logró el alta de ese episodio, el sábado 30 de marzo a la medianoche, su pareja cumplió la promesa en la vivienda que compartían en barrio Barranquitas. Su familia supone que los celos del hombre por la diferencia del edad -ella tenía 27 y él 47- podrían haber causado las discusiones, las golpizas y el impulso necesario para apretar un botella de alcohol sobre el cuerpo de la mujer e incendiarla. Tras agonizar ocho días en la sala de Terapia Intensiva del hospital Cullen, falleció el domingo pasado.

- María Jorgelina Rodríguez (23) ingresó al hospital Cullen en las primeras horas del sábado con quemaduras en el 50 % del cuerpo, y se recupera de las heridas en la sala de quemados. Tras vivir ciertas situaciones de violencia con su pareja desde hacía tres meses, un joven de 20 años, pensó en terminar su relación. Aquel trágico día, una discusión con este hombre porque se había pintado las uñas de verde terminó en una reacción aun más violenta: al parecer, tomó una botella de alcohol y la apretó sobre Jorgelina, que estaba fumando.

- Melina Monzón (25) trabajaba como moza en un bar de la zona de Tribunales e ingresó al Cullen a media mañana del lunes 1º de abril con el 85% del cuerpo quemado. Un patrullero de la policía la trasladó desde barrio Las Flores II, donde vivía. Aquel trágico día se encontraba con su pareja cuando -por motivos que desconoce- se prendió fuego. “Ella no puede haberse hecho eso sola porque vivía para su cuerpo, era una chica muy linda”, explicó Juan, su papá, quien no se animó a acusar al novio de su hija, aunque dijo que ese día “habían discutido” y que “parece que hubo violencia”. En las últimas horas le amputaron una pierna y su estado es crítico.

Los tres hombres están detenidos en diferentes comisarías aguardando la actuación de la Justicia.

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Femicidios en el país

Según un relevamiento de noticias periodísticas, en nuestro país hubo 195 asesinatos de mujeres en los primeros 10 meses de 2012. La mayoría tenía entre 15 y 25 años; 83 fueron ahorcadas, violadas y golpeadas, 44 atacadas con armas de fuego y armas blancas y 18 incineradas.

La provincia con mayor cantidad de asesinatos es Buenos Aires, con 59; mientras que Santa Fe está segunda, con 22. Pero si se tiene en cuenta la cantidad de habitantes de una y otra, nuestra provincia registra el doble de femicidios proporcionalmente. Los datos fueron relevados por una investigación de Mercedes Pagnutti Bonoris, integrante del equipo de género de la concejal Norma López (FPV) de Rosario, y presentados por el Inadi Santa Fe.

Para pensar

- La violencia de género es la inseguridad del hombre y su miedo a la libertad de la mujer.

- Nunca el amor se puede convertir en maltrato (si te humilla, no te quiere).

- En la violencia contra las mujeres, el silencio es cómplice.

- El que golpea a una mujer no es un cobarde, es un delincuente.

- El hombre no golpea a la mujer porque es linda o fea, buena o mala. La golpea porque es mujer.

- Muchas víctimas de femicidio le estaban dando a su hombre “otra oportunidad”.

- La violación sexual es el único delito donde la víctima debe demostrar su inocencia.

- El sistema patriarcal “naturaliza” la violencia de género. En nuestro país hay casi 300 femicidios por año.

Fuente: Municipalidad de Santa Fe.

UNA VIOLACIÓN A LOS DERECHOS HUMANOS

Claudia Montenegro es coordinadora del Programa de Género, Sociedad y Universidad de la UNL y tiene la certeza de que “la crueldad en la modalidad de agresión hacia las mujeres aumenta”. Pero a la vez plantea la necesidad de una respuesta más efectiva y coordinada desde las políticas públicas.

Y enumera: “Hay una desatención hacia las víctimas de la violencia de género, que pueden tener un lugar donde denunciar pero más allá de eso siguen encontrándose con muchísimos escollos. Por ejemplo, una mujer en situación de riesgo no tiene una respuesta por parte del Estado, primero porque esa situación de riesgo no es evaluada. ¿Qué pasó con esa mujer, qué pasa cuando hace la denuncia, cómo hace para sostenerla?, se pregunta. “La justicia es parte de la salida, es una etapa importantísima siempre y cuando la respuesta no sea el archivo de la causa, la impunidad, o si se carece de una perspectiva de género a la hora de recibir la denuncia”. En ese punto, considera necesario “unir esa denuncia al análisis de otras que hayan existido, no solo respecto de esta víctima en particular, sino de la conducta que tiene el agresor en otras situaciones y con otra mujeres; eso es lo que va a dar el marco de peligro en que se encuentra la víctima”.

“Sostener la denuncia lleva tiempo, es un proceso, tienen que existir espacios de contención y que puedan hacer que la víctima de violencia se empodere. porque no es la misma persona que iba por la calle y la golpearon para robarle la cartera, es una víctima con una subjetividad distinta. Supongamos que tenemos un lugar donde denunciar y un refugio adonde pueda ir la mujer con sus hijos. En este refugio, ¿hay equipos interdisciplinarios que trabajen en todo el contexto? ¿hay alguien que esté pensando en cómo armar una red posterior para que la mujer pueda continuar con su vida?”

Para la abogada, “la legislación que tenemos es excelente; lo que necesitamos es que realmente funcione”. “Hemos adherido a tratados internacionales que establecen que se debe brindar protección a las víctimas, ¿qué pasa con eso? ¿adónde están? ¿Qué pasa con el trato a la víctima cuando va a denunciar?. Si no podemos capacitar a toda la policía, en el mientras tanto tiene que existir un protocolo que garantice que quien atienda a la víctima va a seguir determinados pasos”.

Montenegro sostiene que cualquier campaña de prevención debe tener como premisa que “ninguna mujer tiene por qué ser víctima de violencia” y no duda en afirmar que ésta “es una gran violación a los derechos humanos”.