Hojas, hojas, hojas

Bueno, ya saben: el tema de la redacción es “Otoño”. Zafó la vaca y atardecer en el campo, que eran las otras dos opciones clásicas en la escuela. Así que podemos hacer nuestra composición con el tema de las hojitas secas, el viento y, ahhhhhhhhh, el juntado y limpieza de las veredas.

TEXTOS. NÉSTOR FENOGLIO. [email protected]. DIBUJO. LUIS DLUGOSZEWSKI. [email protected].

Hojas, hojas, hojas
 

En la escuela ya nos meten inconscientemente esta cuestión del juntado de las hojitas: es un clásico, además de la “redacción” o “composición” alusiva, juntar bellas hojas amarillas y marrones, y pegarlas en el cuaderno. Pavada de alegoría: hoja sobre hoja, un circuito cerrado en que las hojas que caen de los árboles, se pegan en las hojas que se hacen con el árbol caído. Jodido, el otoño.

Pero por estos días, en ciudades arboladas como la nuestra, todos los días tenés una radiografía del tipo de vecino que tenés o, si querés hacer introspección, de vos mismo. ¿Cómo sos con las hojas que se caen? Sacamos de (rena) cuajo la cuestión de la melancolía, otro clásico en la línea de análisis semántico otoñal. Nos concentramos, nomás, en las cosas importantes: ¿qué hacen ustedes con las hojas que se caen desde el árbol de su vereda?

Porque tenemos todo el arco completo: desde el indiferente (y un poquitito desaprensivo y hasta mugriento de miércoles, jueves o viernes y la pwññtaqueteññññ) hasta el obsesivo, desde el que tiene alfombrada la vereda con hojas hasta el que está espiando desde su ventana, listo para correr a agarrar, en el aire nomás, a la hoja que se cae... Toda la fauna humana, para la vegetación advenediza y caediza.

Yo soy más bien de los que cree en la regulación natural, con mínima intervención humana: las hojas se caen todo el tiempo hasta que dejan de caerse (no hay más) y barro poco o nada. A lo sumo verifico en el techo, en los desagües, que no estén bloqueados por hojas. No estoy detrás de ellas. Más bien, en algún momento, barro, recojo y embolso. Y dejo hacer...

Pero sé muy bien que hay gente que sufre con cada hoja que daña la impoluta superficie de su tramo de vereda y alrededores. Es gente limpia, por cierto, que no suele trasladar problemas al otro. Pero que manda mensajes todo el tiempo sobre sí y sobre lo que piensa de los otros. Porque su vereda está barrida con unción, como si el otoño (y su manifestación más estentórea: las hojitas caídas) no existiera. Y al lado, en las veredas de los vecinos, hay hojas por todos lados. Todo estaría bien hasta allí si no existiera el viento. Uno de los problemas de la naturaleza es su carácter movedizo, jodón, dicharachero, cambiante, desordenado. Un viento tiene la doble agresión de hacer caer nuevas hojas y de mover las de al lado hacia tu jurisdicción. Una afrenta insoportable para el juntador compulsivo de hojas.

Por cierto, la apertura de esta mirada sociológica implica también una diferente consideración de logística. El vago que no barre ni junta hojas, tiene el cuaderno de provisiones en fojas cero, literalmente. El compulsivo necesita herramientas varias.

El primero cuenta con el viento y la suerte para la limpieza de su vereda (tener la suerte de que un golpe de viento le barra el lugar, ya que él no va a hacerlo); en el otro extremo, requieren escoba, rastrillo, guantes para el recogido (hay gente que hace esas cosas así y yo no soy quién para meterme con los gustos e inclinaciones de cada uno), bolsas, aspiradoras, pinches y un cuartito especial para guardar todas estas herramientas. Ser ordenado y prolijo ocupa lugar...

Por último, tenés, de acuerdo con improntas personales y logísticas ad hoc, estilos de juntado de hojas, desde el ampuloso, el abrazador, el minucioso, el preciosista, el paisajista, y en fin toda otra clasificación que incluye las hojas excluidas o desclasificadas del árbol.

Hasta acá llego, mis chiquitas. Ya entendí el mensaje de mi vecina, que tiene la vereda impecable y sale ampulosamente a barrer la hoja que no tiene justo cuando yo salgo a la vereda. Es una invitación, una apelación. Así que voy a barrer ya mismo porque si no mi vecina se enhoja.