Una tesina abordó el fenómeno del rumor durante la inundación de 2003

Murmullos que dejó el agua

Ivana Fux

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Dicen que los muertos fueron miles... Dicen que los punteros políticos se robaban camiones de mercaderías... Dicen que la policía “bajaba” delincuentes de los techos como si hubiese sido una cacería... Los rumores que circularon en el contexto de la inundación de 2003 fueron múltiples, y algunos se arraigaron con tanta fuerza que ni el paso del tiempo logró silenciarlos. La situación de caos generalizado, la falta de información y el descrédito en la autoridad pública amasaron un suelo fértil para la propagación de esos mensajes que se sembraban y reproducían incansablemente de boca en boca.

Recuperar esas voces callejeras fue un desafío asumido a través de una investigación académica en el marco del Ciclo de la Licenciatura en Periodismo de la UNL, y que quedó plasmada en mi tesina “Murmullos del agua. Rumores sobre la inundación de 2003 en Santa Fe”. El trabajo pretendió superar la discusión sobre el contenido verdadero o falso del rumor. Su propósito central fue comprender el sentido que un grupo de vecinos afectados por el fenómeno le confería a esa práctica social. No se concibió al rumor como distorsión o patología -como el “virus”, que describieron y combatieron Allport y Postman-. El enfoque elegido implicó entenderlo como un producto social, como una “creación productiva” -según el planteo de Margarita Zires Roldán- de quienes favorecieron su circulación.

Ese producto discursivo funciona como una “ventana” -en palabras de la autora mencionada- al mundo cultural del grupo que lo genera. Más allá de sus ejes temáticos, los rumores vehiculizan indicios de la cotidianidad de esa comunidad, de sus conflictos, de su historia. Se convierten en intersticios a través de los cuales se cuelan rasgos de sus saberes culturales y políticos.

En el campo

A lo largo de la investigación -concretada entre fines de 2010 y principios de 2011 y dirigida por Patricia Fasano- se realizaron entrevistas con vecinos y actores institucionales de dos barrios afectados por el agua, pero con condiciones socioeconómicas diferenciadas: Roma y Santa Rosa de Lima. Esa herramienta permitió recobrar aquellas voces que parecían apagadas: rumores sobre diversos tópicos -número de muertos, saqueos, tiroteos, prácticas corruptas- y distintas versiones de un mismo rumor. Las versiones no fueron interpretadas como “deformaciones” del mensaje, sino -según la teoría de Zires Roldán- como pistas para reconstruir los diferentes regímenes de verosimilitud que operaban en cada barrio, y que hicieron fructífera la propagación del rumor. Así, por ejemplo, ante el rumor generalizado sobre “los tiroteos”, surgieron versiones en Santa Rosa de Lima relacionadas con el accionar premeditado de la policía para “bajar delincuentes”, mientras que en Roma estuvieron vinculadas a la necesidad del vecino de armarse y disparar para defenderse de posibles saqueos.

Esa reconstrucción de regímenes actuó como detonante en un doble sentido. En primer lugar, permitió bosquejar aspectos del contexto mismo de la inundación que hacían creíbles aquellos rumores: defensas inconclusas, ausencia de planes de evacuación, corrupción en la asistencia, ineficiencia de los funcionarios. Cada uno de estos aspectos emergieron como constitutivos de problemáticas de los barrios en ese momento: deslegitimación del poder político, desconfianza de los vecinos, ausencia del estado, violencia, inseguridad. En segundo término, haciendo dialogar estas categorías de análisis con los núcleos de las entrevistas en las que se abordaban las condiciones de la vida actual de los barrios, fue posible advertir que cada una de ellas trascendía el escenario de la inundación y el núcleo mismo del rumor, y eran indicativas de situaciones más profundas y persistentes en la comunidad. Surgieron así la estigmatización que padecen los vecinos de Santa Rosa “marcados” como miembros de un barrio violento; la crisis de representación evidenciada en la desconfianza que en ambos barrios aún hoy confiesan respecto de los gobernantes, y los resabios del modelo de Estado neoliberal, palpable -por ejemplo- en el “abandono estatal”, que hoy siguen denunciando.

El rumor pudo haber adquirido diferentes sentidos según el caso -poder alternativo, mecanismo de explicación-, pero sin excepción actuó como un condensador de realidades diversas, y amplificó situaciones preexistentes aunque solapadas: vecinos víctimas de la discriminación, del aislamiento, de la pobreza, de la desprotección.

Más creación

Las entrevistas fueron la puerta de ingreso para recuperar los rumores pasados y para advertir cómo algunos relatos se habían actualizado. Así, emergieron rumores vivos sobre “la plata que se robaron” o sobre el número de muertos, que las desmentidas no pudieron aplacar. Pero lo más inquietante fue el hallazgo de rumores nuevos, que surgieron pos inundación y que siguen circulando. Ése fue el caso de la versión sobre una supuesta inundación intencional para “barrer” los barrios del oeste y desarrollar negocios inmobiliarios.

Dicha producción ratifica el carácter “creativo” del rumor que se regenera, modela y reconstruye de manera permanente; que se actualiza a la par de las condiciones de vida del grupo. Y permite sugerir que vuelve a ser el rumor un mecanismo a través del cual los vecinos buscan respuestas que no hallan en otros estamentos; un dispositivo para interpelar a los gobernantes y denunciar sus problemáticas, aun cuando estas voces no logren ser escuchadas. Es a través de los rumores que se reflexiona, se razona y se ensayan hipótesis. Y es una señal alarmante de que determinados regímenes de verosimilitud se mantienen inalterables, como aquél en el que se inscribe como posible el relato sobre la planificación de una inundación terminal. El camino que comenzó en un rumor terminó en la trama misma del mundo social en el que circulan.

Murmullos que dejó el agua

Propósito. Comprender el sentido que los afectados le conferían al rumor fue el principal objetivo de la investigación. Y entre las conclusiones se destaca que encuentran en él un mecanismo a través del cual buscan interpelar a los gobernantes y denunciar sus problemáticas.

Foto: Alejandro Villar