Diezmado por la crisis y la impopularidad

Hollande cumple un año de mandato

Agencia EFE

El presidente de Francia, François Hollande, cumple su primer año de mandato al frente del Elíseo diezmado por la crisis económica y por un nivel de impopularidad de mínimos históricos.

Este “año terrible” del jefe del Estado, tal y como ha sido definido por periódicos como “Le Monde”, tuvo en marzo su particular puntilla cuando se conocieron los datos de desempleo, que superaron por primera vez la cifra de los 5,033 millones de desocupados.

Triste récord

Hollande ostenta el deshonor de ser el presidente que ha registrado con tal rapidez cotas de popularidad tan bajas, que no superan el 30 %, y de recibir esa desaprobación entre una capa muy homogénea de la población, explica la directora adjunta del instituto demoscópico BVA, Céline Bracq.

Y la razón, según los expertos, es de naturaleza económica: Ocho de cada diez franceses creen que sus políticas en la materia son ineficaces, y dos tercios las consideran injustas, porcentajes que no se ven compensados por la mayor benevolencia con la que se juzga su papel en el extranjero.

“Su acción internacional está ligada a la intervención francesa en Mali, y es el único punto que permite contrarrestar esa impopularidad, pero tiene poco impacto”, señala Bracq, para quien “no hay ningún indicio” que haga pensar que la situación se va a revertir a corto plazo.

Porque a nivel europeo, según Jérôme Creel, director adjunto del departamento de estudios del Observatorio Francés de Coyunturas Económicas, el liderazgo con el que encabezó la apuesta por la reorientación económica de Europa ha derivado en cierto “conformismo”.

Ni siquiera el cumplimiento de dos de los principales puntos de su campaña -la tasa del 75 % a los que ingresen más de un millón de euros al año y el proyecto de ley que autoriza el matrimonio y la adopción a parejas del mismo sexo- se ha librado de la polémica.

El primer punto fue rectificado tras la opinión contraria del Consejo Constitucional y su pago fue derivado a las empresas que paguen esos sueldos millonarios, y el segundo fue precedido de manifestaciones multitudinarias.

Ambos expertos coinciden en que el liderazgo de Hollande y de sus ministros se ha visto mermado también por una mala estrategia de comunicación, que a su juicio no ha sabido transmitir de manera correcta la línea de acción.

Pero contrariamente a lo que se podría pensar, no han tenido un peso destacable sobre el presidente los escándalos que han rodeado a algún miembro de su gabinete, como el exministro de Presupuesto Jérôme Cahuzac por una cuenta en Suiza no declarada.

“Hay tal cinismo entre los franceses de cara a los políticos, a los que se les ve como hombres más corruptos que el resto, que un escándalo más solo hace pasar una mala fase mediática”, asegura la representante del BVA.