“Identidad nacional en el siglo XXI”

El concepto de identidad, concluye en primer lugar Justo Felipe Cervera en su ensayo histórico Identidad Nacional en el Siglo XXI (edición de autor), “implica la existencia de interrelaciones funcionales que otorgan ‘sentimientos únicos de pertenencia’ a los miembros de un grupo. La identidad no es un hecho absoluto sino relativo; una construcción simbólica temporo-espacial, producto de las formas y valores vigentes, formas y valores en los que se mezclan emergentes culturales junto con hechos históricos”. Más adelante agrega que “las identidades son relativas y dinámicas. Pueden mantenerse, erosionarse, desaparecer”.

Tras estudiar el marco teórico y el contexto de la Argentina, Cervera se detiene en los efectos que trajo aparejado el fenómeno de la globalización y de las pautas de la posmodernidad. En una segunda parte estudia la génesis de las identidades nacionales, las fuerzas legitimadoras, el poder político y el discurso del poder, la memoria y los imaginarios sociales.

Finalmente, un tercer capítulo estudia la historia de la identidad argentina en distintas épocas históricas, de la Independencia a 1970, y de 1970 en adelante. Hoy, concluye Cervera, existe una identidad comunicacional: “¿Cuántos argentinos, en particular jóvenes, no se identifican hoy, más a través de la web (donde nunca se van a ver con el otro, ni a conocerlo, ni a amarlo) antes que por el lugar donde viven, la familia a la que pertenecen, y el contexto que los rodea?”. Otro hecho decisivo, agrega, es que nuestra sociedad “ha ingresado, desde la Convertibilidad, en un estado de asincronía social”. Una sociedad alienada que mira sólo al presente, que requiere respuestas creadoras y nuevas que “deben surgir del contexto histórico en que nos debatimos”.