Chachi Telesco, por la vuelta

Chachi Telesco, por la vuelta
 

Chachi en el Park Güell de Barcelona, creación del célebre Antoni Gaudí: uno de los destinos que recorrió en estos años.

La actriz y cantante rafaelina se prepara para volver a las pantallas argentinas con “Embarcados a europa”, una de las producciones del Incaa y el Ministerio de Planificación Federal, con pronta salida por la pantalla de América.

TEXTOS. IGNACIO ANDRÉS AMARILLO. FOTOS. GENTILEZA PEDRO ROSEMBLAT

“Me llamo María Fernanda Telesco, me bautizó Chachi mi abuela cuando nací: es alguien a quien amo mucho aunque ya no está”. Toda una definición de la polifacética y juvenil artista rafaelina, que desde que inició su carrera no ha parado de trabajar, aunque su actividad la llevó por otras latitudes.

Hoy, de vuelta en el país y con perspectivas de volver a las pantallas locales, se hizo un tiempo para conversar con Nosotros sobre su actualidad y sus proyectos.

“Hace tres años estuve en Italia, en 2010; estuve trabajando más por casualidad que por elección, porque me salieron cosas muy interesantes para afuera. Desde principios de 2010, que me fui a trabajar allá en ‘Sin tetas no hay paraíso’, fue increíble: conocí Italia y aprendí el idioma para trabajar”, cuenta.

- ¿Cómo llegaste ahí?

- Un casting de cine que hicieron unas “castineras” grosas. Yo tengo una representante muy “pro”, que se llama Paula Aizemberg, es la que tiene todos los contactos con los productores serios y cineastas; también con guionistas y dramaturgos de teatro. La conocí haciendo una obra que se llamaba “Humo Cabaret Mágico” en calle Corrientes, en La Casona del Teatro. Vino a verme una noche, la trajo Diego Reinhold (que es muy amigo mío). Me dijo: “Tenés que ser representada por mi representante, que es una de la ‘cole’ (la comunidad judía), es una grosa”. Y nos enamoramos artísticamente, mutuamente, es una madraza artística, nos conectamos desde los proyectos artística y monetariamente, porque ella arregla todo, tiene un manejo súper claro de lo que yo quiero trabajar, cuántas horas, cuánto tiempo, si quiero irme o no, y tiene mucho contacto con mi vida personal, lo que hace que pueda tener en cuenta qué es lo que deseo.

- Sabe antes de preguntarte...

- La mayoría de las veces sí; hubo solamente un caso, una discrepancia, pero la verdad es que somos un equipo increíble.

Y desde ahí que no paro de trabajar para afuera, porque ella me hizo entrar en un circuito de cine, porque si bien hicimos una película con (Diego) Rafecas para acá, y se estrenó en 2011, “Cruzadas”, todo lo demás fue para Uruguay: “Dance”, que fue una serie en el mismo año para chicos, en la que era la mala y se vendió en Cannes para Venezuela, Chile (donde está actualmente) e Italia (ahí volví con un look rubio).

En 2012 estuve haciendo “Embarcados”, que es lo que me hace volver a la TV argentina. Se va a ver en América, es un unitario del Incaa.

CRUCERO

- Uno de los ganadores de los concursos de producción de contenidos...

- Sí, es el producto con mayor inversión del Incaa, porque llevaron a 45 personas de equipo, más nueve actores que somos los de la trama. Se filmó todo en un crucero en Europa.

- ¿Quiénes son los actores?

- Carlos Defeo es mi papá, Emilio Disi es mi abuelo, Sofía Carlucci soy yo, Nazareno Casero es el amor en discrepancia porque es mi medio tío, medio hermano de mi papá; está Inés Adalburu, que es increíble. Después está Juan Ísola, que es mi medio hermano, y Gonzalo Urtizberea.

- ¿Quién dirigió?

- Santiago de Bianchetti de la productora Mancha; ya hizo varias cosas para cine.

- ¿Cómo salió esto? ¿Por casting también?

- En realidad ellos pidieron por mí después de ver la película, Paula se enteró, les mandó un reel que tengo de “Sin tetas...”, de “Dance”, de cosas en el teatro, y mandó la película. Me hicieron un casting de cuatro escenas muy jugosas de Sofía: una empresaria de 20 años, que tiene padre y abuelo empresarios. Fue unilateral, con el director y el jefe de casting.

- Como para terminar de cerrar...

- Sí, pero ya me esperaban, les gusté en otras cosas y faltaba la dulzura que tiene Sofía, al ser una nena bien, a diferencia de la villera bailantera que soy en “Cruzadas”: nada que ver. Eso fue a principios de 2012: ya tenía ganas de quedarme acá, en la Argentina. Por cuestiones familiares, había nacido mi sobrino, y ya no tenía ganas de viajar constantemente a verlo; y me enamoré por primera vez de alguien que me retuvo en la Argentina. Todas esas cosas hicieron que quiera estar trabajando acá. Si bien me fui a rodar allá, un rodaje como de cine, fueron dos meses y después ya me instalé acá.

PERSONAJES

- ¿Había ganas además de volver a la televisión de tu país?

- Siempre en un producto que valga la pena. Me ofrecieron trabajos que dieron mucho rating después pero los guiones eran desastrosos a mí gusto, de novelas que estuvieron el año pasado. Y fue una discusión con Paula porque ella quería que lo haga y yo dije: “No voy a poder sostener este personaje diez meses, porque el personaje no me atrae”. El guión tenía fuga por todos lados...

- ¿Se puede decir qué programa era?

- No, no hay forma (risas), quedo mal con los productores, con la gente que me llamó. El guión tiene que ser muy luminoso en el momento en que lo leo, y que digo: “Mirá todo lo que puedo hacer”, así sea oscuro el personaje pero que le transmita al público; la gente que me sigue sabe que la línea que tengo de componer un personaje deja una enseñanza. Así, sea “Trainspotting”, la persona más drogona.

- ¿Elegís por el personaje o por el guión general?

- Por ambas cosas. En “Sin tetas no hay paraíso” mi personaje es el de una prostituta muy joven. Se llama así la novela porque en Colombia las mujeres son operadas clandestinamente y se usan sus mamas como mulas de cocaína, para sacar cocaína del país. Es una narconovela, un tema muy serio; nosotros lo hicimos para Italia que es un público muy conservador, por el Vaticano y por un montón de cosas más. Se tuvo que reducir la historia de violencia, el lenguaje, un montón de cosas. Me interesó por todos los ángulos: entrar a una sociedad así, aprender un idioma, y además me encantó el guión. “Cruzadas” es una comedia negra, más a lo (Alejandro) Doria, mi personaje era hija de Nacha Guevara, nieta de (Enrique) Pinti. Me cerró por el director, que tiene un vuelo altísimo, y quería trabajar con ese elenco (a Pinti ya lo conocía, por amigos en común). Mi personaje es una bomba, nadie espera lo que va a ver.

Particularmente con “Embarcados” lo que me fascinó es que es una chica bien, con economía de gestos totales, pero a la vez tiene todo por contar: porque no sabe quién es, tiene una vida muy promiscua (que no la saben los padres), tiene mucho poder adquisitivo, y son cosas que pasan en el mundo en el que me rodeo: la gente con mucho poder adquisitivo no tiene ni la menor idea de lo que hacen sus hijos, y los hijos derrapan el 80 % de sus vidas, pero mientras se mantenga la imagen para los demás “está todo bien”; y no hay nada bien. El guión era muy bueno, porque es de cine, tuve la oportunidad de tener el guión completo antes de firmar el contrato. Son 13 capítulos, tres meses en aire, y me atrapaba mucho, al actor que hace de mi papá lo fui a ver al teatro: es un bicho de teatro, la descose. Cuando me dijeron “es un unitario, es del Incaa”, dije “sí, es lo que esperaba”.

EN PANTALLA

- Pertenece a los proyectos de mayor calidad que hay hoy en la televisión. ¿Qué perspectiva ves al seguir trabajando acá?

- Hay de todo: sí estuviese haciendo un personaje que fuese jugoso para una serie prime time (o no), tendría que cerrarme mucho lo que pueda llegar a contar. Por ejemplo Underground tiene unas producciones en las que todos los personajes son ricos: tal es el caso de “Graduados”, que en comedia es una de las mejores cosas que vi.

- Es un esfuerzo hacer una tira diaria en horas.

- A nivel actoral es como el teatro: ahí tenés que estar todas las noches haciendo la misma obra que tiene todo su juego porque el público es distinto y tenés que recrearte para estar activa y fresca. La televisión es “la oficina” del oficio: entro a tal hora, sabés que tenés que filmar ocho o seis horas por día, pero para mí es bellísimo: se genera un grupo de trabajo, una continuidad del personaje, que lo puedas hacer crecer al arco de clímax para donde vaya surgiendo. Y por sobre todo, me parece que la exposición que das hace que las personas se puedan familiarizar.

- La gente convive con el personaje, que puede evolucionar...

- Exactamente. Puede evolucionar en la composición de la dramaturgia corporal, de la voz, de la locura que pueda tener, o la tranquilidad. En la tira anual que hice en Paraguay para chicos el personaje era la mala, pero me di cuenta de que si la hacía mala pero con un toque de cariño o de justificación de la maldad, las nenas la amaban. Fue genial, porque en nueve meses de rodaje fue como un ajedrez, “si saco esto, cuál es el próximo movimiento”, y era con el mismo guión. Simplemente decidiendo desde dónde lo ibas a componer, y mucho de improvisación en las bromas o el odio de los personajes. Cuando voy a un casting digo: “Mi arte es poner a disposición a lo que traiga la cabeza del director con lo mejor que puedo dar”.

- ¿Te gusta que el guión sea de hierro o tenga un margen de juego?

- Soy súper adaptable, si el guión tiene un por qué de ser de hierro... Soy de las personas que siempre meten su sello: de hecho compuse temas propios para cada personaje: o cantaban íntimamente y nadie de la historia lo sabía, o cantaban literalmente porque tenía un por qué dentro de la historia. Eso nunca lo saben cuando me hacen un casting: “Ah, en serio cantás, bueno, podemos hacer esto...”. Siempre usaron esa faceta. Por ahí la menos maleable es la del baile: tiene que ser un personaje en particular que se adapte a la danza; una empresaria no tiene por qué bailar nada, como Sofía.

LA VOZ

- De “High School Musical” no salió nadie, pero ¿creés que si hubieses hecho ese proyecto hubieses enfocado para el lado del musical?

- Los creadores de “High School Musical” escribieron “Dance” en el 2011, y cuando hice el casting me saqué un karma de no haber hecho nada con ellos, porque me volvieron a elegir. Tuve una charla con ellos, les agradecí la oportunidad nuevamente, y me dijeron algo que para mi fue la frase de cabecera que justifica el por qué soy la actriz que soy: “Nadie puede contra el talento bien educado”.

No pude hacer algo con Disney, estaba todo dado porque hice un casting de 26.000 personas y había quedado, ellos tenían muy buena predisposición, y cuatro años después vuelvo a trabajar como protagonista de una tira que se vendió en Cannes y fue para más países que la Argentina (risas). Ese “si hubiese...”, en el 2011 desapareció. Y particularmente la parte musical la estoy desarrollando autogestivamente con mis canciones, que estoy componiendo desde hace un año y medio. Y cuando a la dirección se le presenta que puedo cantar, le presto la voz a mi personaje.

- Si bien cantaste siempre, ¿por qué hace un año y medio que empezaste a componer?

- Empecé a tener mucho más contacto con amigos que tocaban instrumentos de todo tipo: desde una banda entera de jazz, desde gente que tocaba música mexicana, amigos que hacen rap. Tengo muchos amigos músicos, que trabajan en la Argentina y afuera. Y cuando empecé a juntarme a zapar con ellos me di cuenta de que con mi voz podía generar cosas más interesantes que (sin desmerecer los covers) copiar o darle forma a algo que ya está creado: podía crear puramente una canción de cero. Y me fascinó: es la magia de la creación. Entonces dije “vamos a hacerlo”. Al principio las canciones me parecía como súper “bananas” y feas, y no me gustaban. Después fui mejorando y planteándoselas sin vergüenza a esos amigos músicos, más adelante a productores, y siempre gustaban, así que voy bien (risas).

- ¿Hay destino de disco?

- Tengo pensado (si bien va a haber un disco) plantearlas en un show en vivo con canciones guionadas con entretiempos audiovisuales y actorales.

TIEMPOS

- Los actores que cantan por ahí no se pueden desarrollar tanto en la música por los tiempos.

- Cuando me fui a “Embarcados” estaba a full con las canciones, yendo al estudio, y me tuve que ir dos meses y medio a rodar afuera. Les dije: “Bueno, pausa en esto, y seguimos después”. Me pasa que me preguntan: “‘¿Qué te gusta más? ¿Cantar o actuar? Yo el “o” no lo tengo incorporado en mi arte. Para mí es todo “y”: si se puede sumar está perfecto. Me entreno en danza cinco días a la semana, en canto y casi siempre que puedo tomo seminarios y cursos de teatro. Soy una persona que disfruta de la clase.

- ¿Quién es tu profesor de canto?

- Sol Prat.

- Los tiempos vitales por ahí no compatibilizan...

- Una cosa es lo que te gusta y otra lo que puedas dedicarle tiempo. Si tengo el guión de una película y tres semanas de rodaje, es imposible que después de terminar de rodar nueve horas (como en “Cruzadas”) tenga ganas y energía vital como para ir y depositar cuatro horas en un estudio. Así que le pongo una pausa.

- ¿Y a la hora de hacer shows?

- Si me preguntás cuál es mi sueño de acá a dos años, es estar trabajando en la Argentina y que me permita tener mi show de canciones y empezar a hacer giras los fines de semana. Porque la realidad es que en los cinco o seis años que llevo de carrera no trabajé los fines de semana, ni siquiera en rodaje; sí en teatro. Así que lo ideal sería estar trabajando en una tira durante la semana y viajar dentro o fuera del país los fines de semana.

No estoy muy preocupada por si se cumplen los sueños, porque disfruto mucho del proceso: soy re-optimista, me gusta mucho subirme al taxi o a la bici (porque ando mucho en bici en Buenos Aires), llegar al estudio, prepararnos un café con leche, grabar, y disfruto de hacer mis clases. Así que volver a la Argentina me permitió volver con mis profesores de cuando estudiaba en lo de Julio Bocca, y es tan lindo...

- ¿Proyectos?

- Siempre cuento a la prensa cuando tengo firmado el contrato. Tengo alguno ya ahí, pero... (risas).

+ información

Facebook: Chachi Telesco

Twitter: @chachiitelesco

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“no estoy muy preocupada por si se cumplen los sueños: soy muy optimista”, afirma la artista.