La experiencia de una alumna de posgrado por estas latitudes


Una colombiana que eligió Santa Fe para ampliar sus estudios

Una colombiana que eligió Santa Fe para ampliar sus estudios

Desde Colombia a capital provincial. La Ing. Adriana Pinilla es egresada de la Escuela Colombiana de Ingeniería y llegó aquí para hacer una maestría en la UTN local. Foto: Guillermo Di Salvatore

 

 

  • Se llama Adriana Pinilla, es ingeniera en Sistemas y llegó para perfeccionarse con una maestría a la UTN local. La joven extranjera elogió el nivel académico de facultad regional.
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De la redacción de El Litoral

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Un poco por necesidad personal y otro por proyección profesional, un día, Adriana Constanza Pinilla Gómez (28), ingeniera en Sistemas, decidió dejar su empleo estable en Bogotá y dedicar todos sus esfuerzos a hacer una maestría, que es un estudio específico de posgrado. Decidió venirse para estas latitudes litoraleñas: los costos le favorecían, el sur siempre atrae y el nivel académico -le habían dicho- es bueno. Todo cerraba para emprender su experiencia.

Así, llegó en marzo pasado para hacer una Maestría en Sistemas en la UTN Santa Fe. Ella, como otros tantos jóvenes profesionales que vienen a formarse, eligió la ciudad -puntualmente la Facultad Tecnológica local- “por las buenas referencias académicas”, más allá de esa íntima necesidad de viajar y cambiar de aire. Algo de trotamundos en su personalidad la delata: “Un doctorado en Europa es un sueño que me espera para después”, se entusiasma.

La maestría que realiza tiene una orientación a nivel de gerencia de proyectos, con cursado intensivo de dos días semanales. Para que se entienda su profesión, Adriana se dedica a proyectos de desarrollo de software para empresas de diversos rubros. “Hay mucha demanda a nivel mundial, porque casi no quedan empresas que no se manejen con tecnologías de información”, cuenta en diálogo con El Litoral.

La estudiante vive en una residencia con estudiantes más jóvenes que ella, que están en un nivel de pregrado. “Soy la mayor, los chicos vienen y me preguntan de todo, trato de orientarlos”, dice con tono maternal. Nació y vive en Cajicá, un pueblo pequeño ubicado a 40 km al norte de Bogotá. Adriana viajaba todos los días a trabajar a la capital colombiana, una hora y media, 80 km diarios. “Era muy desgastante esa rutina, nunca me acostumbré. Quizás también por eso decidí venirme”.

Adaptación

“Al principio no fue fácil, me costó mucho dejar la familia y los afectos. Pero con el tiempo, uno se va adaptando. He encontrado personas aquí que me han ayudado mucho y me han orientado. De hecho, ahorita estoy tomando clases de salsa y asistiendo a un grupo de oración”, cuenta Adriana. “Todo lo que uno pueda aprender y aplicarlo es una gran ganancia”, dice. También está buscando un empleo que le ayude a costear su posgrado.

“El nivel académico aquí es bueno. Me gustó mucho la metodología y la experiencia del profesor de la maestría es de mucha ayuda. Estoy haciendo un curso obligatorio, pero luego se irán sumando cursos optativos. El nivel formativo es similar al de Colombia”, resalta. La estudiante estará dos años realizando su maestría, con visitas esporádicas a Colombia: “Me iré para las fiestas y volveré a Santa Fe en marzo, porque lo único que no me gusta de aquí es el terrible calor que hace”, se sincera con una sonrisa.

Las expectativas de la joven son claras: “Quisiera volver a Colombia con mi título de magíster, trabajar allí 1 ó 2 años más y luego, quizás con un poco de suerte, irme a Europa a hacer un doctorado. Es que me gusta mucho viajar. Pero eso será para más adelante”.