“La vie d’Adéle”

Cannes premia la libertad en una historia de amor

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Las dos protagonistas del filme galardonado, Adéle Exarchopoulos y Léa Seydoux, acompañaron a recibir la Palma de Oro al director Abdellatif Kechiche. Foto: EFE

 

De la redacción de El Litoral

“La vie d’Adéle”, de Abdellatif Kechiche, cumplió ayer todos los pronósticos al hacerse con la Palma de Oro del 66 Festival de Cannes, un premio para el realizador tunecino pero también para sus actrices, las francesas Adéle Exarchopoulos y Léa Seydoux, por “una gran historia de amor”.

El mejor director fue considerado el mexicano Amat Escalante por “Heli”; el Gran Premio del Jurado fue para “Inside Llewyn Davis”, de los hermanos Coen; el de mejor actor para Bruce Dern, protagonista de “Nebraska”, de Alexander Payne, y actriz, la franco-argentina Bérénice Bejo por “Le passé”, de Asghar Farhadi.

Pero la protagonista de la noche fue “La vie d’Adéle”, que recibió un premio al que los miembros del jurado insistieron en quitar toda connotación política en un momento en el que hay muchos países con problemas sobre la cuestión de los matrimonios homosexuales, entre ellos Francia, pero que reconocieron que lanza un “fuerte mensaje y muy positivo”.

Así lo señaló el presidente del jurado, Steven Spielberg, en una rueda de prensa en la que aseguró que sus decisiones no se han basado en política y que se sintieron “privilegiados de haber sido invitados a presenciar esta profunda historia de amor”.

Y al ser preguntado por la posibilidad de que la película no se estrene en su país, señaló: “Todos pensamos que era una película de amor profunda, y que se vaya a mostrar o no en Estados Unidos no era un criterio, sí que alguien hubiera tenido la valentía de contar una historia de la forma en la que él lo cuenta”, sostiene EFE.

Al respecto, Exarchopoulos afirmó que “es un filme universal, es una historia de amor y no importa que sea entre mujeres, es una historia de sentimientos, de amor puro, si además puede mostrar a todo el mundo la tolerancia, mejor”.

Equilibrio

Una Palma de Oro que ensombreció al resto de un palmarés muy equilibrado, en el que encontraron un hueco casi todas las películas que aparecían en las quinielas, con la excepción de “La grande bellezza”, del italiano Paolo Sorrentino, y de Michael Douglas, a quien se daba por casi seguro ganador por su interpretación en “Behind the candelabra”, de Steven Soderbergh.

Pero fuera de esas ausencias, la decisión del jurado del que también formaban parte Nicole Kidman, Christoph Waltz o Ang Lee, fue la esperada, con la excepción del premio a la mejor actriz, que recibió la franco-argentina Bérénice Bejo, y que fue totalmente inesperado.

La actriz fue la más emocionada al recoger su premio. Lloró, enmudeció y con voz entrecortada agradeció el reconocimiento por su papel en el filme del iraní Asghar Farhadi, en el que interpreta a una madre de familia en una compleja historia de relaciones personales.

En el apartado masculino, el premio fue para el veterano Bruce Dern, de 76 años, protagonista de “Nebraska”, de Alexander Payne, quien recogió el diploma en su nombre.

“Le he mandado un mensaje diciendo que ganó pero no me ha respondido, pero estoy seguro de que lo sabe”, afirmó Payne, que sí recibió una respuesta en directo de la hija del actor, la también actriz Laura Dern.

Bruce Dern fue reconocido por un papel lleno de ternura, el de un hombre con problemas de senilidad, que se embarca en un largo viaje por carretera con su hijo.