JUICO EN italia

Investigan conexión Estado - mafia

Agencia EFE

El juicio que intentará esclarecer si el Estado italiano emprendió una negociación con la mafia siciliana (Cosa Nostra) para detener la oleada de violencia que conmocionó al país en la década de los noventa, se reanudará el 31 de mayo tras la primera audiencia de hoy en el Tribunal de Palermo. El aplazamiento se decidió después de que el fiscal pidiese más tiempo para evaluar las nuevas peticiones para presentarse como parte civil.

Se trata de un proceso histórico ya que se sientan en el banquillo miembros del gobierno y de las fuerzas del orden junto con los jefes mafiosos de aquellos años.

Imputados

Los diez imputados son el entonces ministro del Interior y ex presidente del Senado Nicola Mancino, el ex senador Marcelo dell’Utri, brazo derecho de Silvio Berlusconi, y los antiguos responsables del cuerpo especial de los Carabineros del ROS, los generales Mario Mori y Antonio Subranni, además del exgeneral Giuseppe De Nonno. A ellos se unen también los jefes mafiosos que aterrorizaron a Italia, Salvatore ‘Totó’ Riina, su estrecho colaborador Giovanni Brusca, el que fuera su médico personal Antonino Cinà y el mafioso Leoluca Bagarella.

El décimo imputado es Massimo Ciancimino, hijo de Vito, alcalde de Palermo, que con sus revelaciones y documentos heredados de su padre ha hecho que los jueces contasen con pruebas para reabrir el caso.

Excepto Mancino, acusado de falso testimonio, y Ciancimino, de asociación mafiosa, los otros imputados tienen que responder a los cargos de violencia o amenaza al Estado y de favorecer a Cosa Nostra.

Los fiscales han pedido que acudan a declarar 178 testigos, entre ellos el presidente de la República, Giorgio Napolitano, y el actual presidente del Senado y exfiscal nacional antimafia, Piero Grasso.

De acuerdo con los investigadores, existió una negociación entre representantes del Estado y los líderes de la Cosa Nostra, a principios de los noventa, para acabar con la oleada de atentados cometidos por la mafia.

Todo comenzó, según han reconstruido los fiscales de Palermo, tras la confirmación de las cadenas perpetuas a mafiosos el 30 de enero de 1992, lo que empujo a Cosa Nostra a vengarse de quienes consideraba responsables y buscar nuevos apoyos en la política.