Una historia de engaños, frustraciones y fracasos

De la quiebra del Grupo Greco al fraude de Bolsafé Valores SA

Roberto I. Pereyra es uno de los tantos damnificados por el cierre de la empresa santafesina en diciembre del año pasado. Los bonos que dio en custodia al contador Mario Rossini los obtuvo en un juicio laboral ganado a fines de los 80’ pero que cobró una década después.

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“Ahora nos presentamos como querellantes en el juzgado por el caso Bolsafé”, dijo el abogado Gustavo Durando (der.) Foto: Amancio Alem

 

Juliano Salierno

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Roberto Ireneo Pereyra es un caso testigo del desamparo que puede sufrir un ciudadano de a pie cuando, a veces involuntariamente, se mezcla en asuntos donde se cuecen grandes intereses. La última bofetada la recibió en diciembre pasado, cuando se enteró que la Justicia había ordenado el arresto del contador Mario Rossini y que Bolsafé Valores SA estaba cerrada por una magnífica estafa.

Aunque no son cifras siderales, Pereyra perdió una suma que supera ampliamente los $ 50.000 y que había obtenido a fines de la década de 1990, cuando le pagaron con bonos un juicio laboral que llevaba más de diez años.

Eternas frustraciones y demoras se fueron mechando con pequeños logros y alegrías en los últimos 25 años de su vida.

“Trabajaba en Bodegas San Jerónimo SA, que era una empresa del Grupo Greco”, dedicada al negocio vitivinícola, comenzó Pereyra su relato. “Entré a trabajar en 1978” en la planta que estaba en calle Castellanos, detrás del Molino Franchino. Trabajó allí durante casi una década, hasta que “estuve seis meses sin cobrar; eso fue en el año 1987”, recordó el hombre que ahora promedia los 50 años.

Retiro voluntario

Pereyra “aceptó un retiro voluntario pero como nunca lo indemnizaron comenzó a litigar contra la empresa”, aclaró el abogado Gustavo Durando, que ahora lo representa en el caso de Bolsafé.

Pero “en 1991 las empresas del Grupo Greco -diseminadas por todo el país- pasaron a manos del Estado a través de su intervención y la Nación se hizo cargo de los pasivos de las sociedades”, continuó el letrado.

Finalmente en 1998 se dispuso un régimen de cancelación de deuda y en forma de pago Pereyra recibió “Bonos de Consolidación de la Deuda Pública en Pesos”.

Jóvenes y con poca información, en aquella época “esperamos hasta que un abogado inició la acción judicial”, e incluso “tuvimos que ir a Buenos Aires”, cuenta Roberto Pereyra, que tuvo que dedicarse a hacer trabajos como pintor para mantener a su familia, conformada por su esposa y dos hijos, que hoy son profesionales.

Dólares, pesos o bonos

“Pasaron diez años y nos ofrecieron una forma de pago que podía ser en dólares, pesos o bonos y estos últimos eran los que teníamos más posibilidad de cobrar”, por eso optó por aceptar la propuesta hasta ese momento “más segura”.

“Antes de cobrar hicimos una reunión con el contador Rossini en Soeva”, que es la Federación de Obreros y Empleados Vitivinícolas y Afines. “Él nos asesoró y después empezamos una relación” que duró hasta el año pasado.

Los bonos fueron a parar a Bolsafé Valores, hasta que Rossini le propuso al damnificado “alquilarlos” y así asegurarle una mejor renta. Así fue como, inducido por el empresario bursátil, Pereyra firmó el pase de su pequeña fortuna a BV Emprendimientos SA.

El contrato, en el que constaban las especies y cantidad de bonos que tenía Pereyra, fue renovado en varias ocasiones hasta el 3 de julio de 2012 el presidente de Bolsafé le dijo a su cliente que ya “no era necesario firmar otro convenio porque el anterior se prorrogaba ‘automáticamente’”.

Querella y esperanzas

A Pereyra le pasó lo que a muchos a fines del año pasado. Cuando se enteró de lo ocurrido fue hasta la sede de Bolsafé y se encontró conque las oficinas estaban cerradas por orden judicial. Desde diciembre de 2012 los intereses dejaron de pagarse y sus activos desaparecieron en un limbo al que nadie sabe cómo llegar.

El 15 de marzo último se constituyó como querellante, a través de un escrito presentado por el Dr. Gustavo Durando, ante el fiscal Nº 1, Carlos Rolando. Y si bien el expediente por el que Rossini está procesado por 62 casos de “administración fraudulenta” se encuentra en el Juzgado de Instrucción Segunda de la provincia, a cargo de Nicolás Falkenberg, actualmente se debate una cuestión de competencia y el caso podría pasar a la órbita de la Justicia Federal.


El dato

Perdió una casa.

  • “En esa época era una suma que no puedo decir cuánto dinero era, pero recuerdo que podía comprar una casa, que al final no compré. Dije: ¡No, la voy a guardar, eran 10 años de trabajo!”, se lamentó Roberto Pereyra. Entre inversiones y extracciones realizadas, a Pereyra le había quedado un capital que se estima rondaba “los 50 mil pesos o un poco más” y existen muy pocas chances de que lo pueda recuperar.

Querellantes

  • El abogado Gustavo Durando confirmó que “ahora nos presentamos como querellantes en el Juzgado de Instrucción Segunda por el caso Bolsafé”. También dijo que su defendido Roberto I. Pereyra, “hacía retiros mínimos” y que “por consejo del contador Rossini el dinero lo reinvertida en el mismo circuito” de los negocios bursátiles.

“Así fue que pasó a BV Emprendimientos SA. Es un común denominador que todos los clientes creían que Bolsafé seguiría resguardando esos bonos y no tenían ni noción que VB Emprendimientos iba a vender esos bonos”, recalcó Durando.