Otra vez a iniciar el duro camino del ascenso...

Unión seguirá descendiendo si sólo se contagia de errores

La chequera de Spahn había sacado al club del ostracismo económico; el ascenso de 2011 pareció darle el envión deportivo pero la repetición sistemática de viejos vicios lo puso otra vez en la B Nacional.

Unión seguirá descendiendo si sólo se contagia de errores

El pibe Emanuel Brítez se lamenta mientras, como fondo, aparece el racimo de jugadores de San Lorenzo festejando uno de los goles. Foto: Matías Nápoli

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Buenos Aires)

Pasó lo que todo el mundo sabía que iba a pasar, pero no por eso deja de doler. Unión dilapidó en forma inexplicable lo que tanto le costó conseguir. Las responsabilidades y culpabilidades volarán en forma más rápida que esos puntos soñados que a Unión tanto le costó conseguir en una temporada nefasta en resultados.

El primero que tendrá que revisar todo es el propio presidente. Sólo Spahn sabe cuánto le costó encarrilar un club desmoronado en lo institucional, lo deportivo y lo económico. Puso su chequera, su tiempo y su esfuerzo para sacar a flote una situación desesperante. Pero así como lo construyó, luego dejó que todo se cayera como si aquello que había construido se hubiese hecho sobre cimientos de papel.

Spahn dejó que más de la mitad de la comisión directiva se alejara, cayó en el mismo error de tantos dirigentes de no entender que la unidad debe empezar por adentro, que la verdadera fortaleza empieza en la misma comisión directiva y que no debía repetir los viejos vicios y defectos que se convirtieron en una constante a lo largo de la historia de Unión.

Alguna vez escribí, allá por comienzos de 1994, lo que habían sido los últimos 30 años de la vida política de Unión. Aquella guerra de solicitadas en El Litoral entre la Agrupación Rojiblanca y la Agrupación Arriba Unión. Las contínuas desaveniencias entre hombres de notable capacidad pero que, peleados entre sí, no entendían que había algo muchísimo más fuerte que sus celos, envidias y diferencias. ¿Por qué los unionistas se pelean con los unionistas?, era la pregunta que nos hacíamos. ¿Por qué las comisiones directivas no pueden terminar enteras un mandato?, ¿por qué tantas diferencias si, en realidad, el objetivo es único y los une lo más preciado que es el dictado del corazón y de la pasión? Evidentemente, anteponer los intereses personales por encima de los del club ha sido, desde siempre, el principal defecto de una clase dirigente que en algún momento (aquellos tiempos de “los notables”), solían juntarse aún en la diferencia para “salvar” al club, pero lo hacían en los momentos límites y casi a regañadientes. Hoy, de aquellos “notables” quedan muy pocos, casi nadie. Pero surgió un hombre como Luis Spahn, sin historia dirigencial en Unión, que con su poderío económico, su capacidad empresaria y su liderazgo, le dio un golpe de timón a un club de rodillas, pero que cayó en los mismos errores históricos que se acumulan por decenas en los últimos tiempos.

Luis Spahn desarmó la subcomisión de fútbol del ascenso, se peleó con su vicepresidente primero (Molina), mantuvo por presiones externas y no por convicción a Darío Kudelka y cometió gruesos errores —compartidos con varios en la responsabilidad pero con él como principal culpable— en el armado de este plantel.

Unión seguirá descendiendo si sólo se contagia de errores

El Coto Correa grita, Montero y Limia miran hacia el horizonte y Zurbriggen consuela a Lizio. Fue en el final, cuando los jugadores de Unión y la hinchada fueron despedidos con una ovación por parte de la gente de San Lorenzo. Foto: Matías Nápoli

“Tenemos más equipo que el año pasado”, fue la frase de Spahn, cuando el equipo perdía partidos y la continuidad de Kudelka entraba en un cono de sombras. Este equipo sacó 20 puntos en 34 partidos, no ganó nunca como local y apenas consiguió dos victorias en todo el torneo. Sacó menos del 20 por ciento de los puntos. Está claro que los jugadores y los técnicos tienen su porción de responsabilidad. Pero pasaron más cosas que una simple mala elección de jugadores en el medio y todo esto fue lo que desembocó en este fracaso.

Ya se dijo en varias oportunidades. ¿Estaba convencido Spahn de dejarlo a Kudelka?, ¿por qué se anunció oficialmente aquél lunes por la noche que dejaba de ser el técnico?, ¿fue un acto fallido o algo que, en el fondo, se quería pero no se podía consumar por el costo político que eso le traería aparejado?, ¿qué pasó a partir de allí?, ¿hubo un verdadero respaldo del presidente al técnico para la formación del equipo?, ¿se hizo una evaluación cierta, sincera y real de lo que Unión perdía (llámese Bologna, Erramuspe, Rosales y Velázquez)?

Pero además, está lo otro. Está lo institucional, lo que tiene que ver con el armado de un liderazgo que sume, que arrastre gente, que incorpore voluntades. El viernes, el presidente se juntó con un grupo de 25 personas que le manifestaron su apoyo y que se pusieron a disposición (ver aparte). Tiene que aprovecharlo. Y tiene que barajar y dar de nuevo en todos los aspectos.

Ningún gobierno hace todo bien y tampoco ninguno hace todo mal. Se cometen aciertos y errores. Y en un club de fútbol, donde hay “arco” todos los fines de semana, esos aciertos y errores se potencian si la pelota entra o si pega en el palo. Pero hay cuestiones de fondo y soy de los que cree que, más allá de lo azaroso que es el fútbol, reinan más las “causalidades” que las “casualidades”. Unión se fue al descenso y Spahn rifó su propia gloria, ganada en muy buena ley, con aquella epopeya de hace apenas dos años. No supo construir un cimiento fuerte y que le dé al club un crecimiento sostenido. Allí quedó, con este fracaso a cuesta para el que contribuyó casi de la misma forma —pero al revés— que su propia incidencia, hace dos años, para devolver al club a la máxima categoría.

Luis Spahn debe revertirlo. Tiene que revisar muy bien por qué motivo llegó a esta situación. Pero Spahn tiene que tratar de no repetir los viejos errores de la historia de Unión, en lo político y en lo deportivo. Spahn puede hacerlo. Debe hacerlo. No tendrá oposición y tiene banca. La gente, momentáneamente, puede estar enojada con él y es lógico que así sea: descendió de categoría. Pero tiene que aprovechar la revancha que la historia le otorga. Ser humilde, reconocer los errores, darse cuenta de que si termina el mandato con un grupo de 11 ó 12 dirigentes, es porque en algo muy importante falló.

Pedir ayuda en lo que no sabe y rodearse de gente capacitada que sepa asesorarlo, son argumentos básicos y clave de un buen empresario. Y Spahn lo es. Eso mismo puede llevarlo a la conducción de un club de fútbol, más allá de las diferencias claras que hay entre el manejo de una empresa y un club. Es verdad que se administran pasiones, pero los márgenes de error se pueden disminuir. Es hora de que se ponga manos a la obra, que intensifique el proyecto deportivo y que haga una buena asignación de sus recursos para equivocarse lo menos posible en el armado del equipo y en el manejo institucional.

El final del primer tiempo.

La eficacia de Franzoia fue clave para que Unión terminase empatando un primer tiempo desfavorable en el trámite. Incluso, Maidana tuvo la chance de meter el tercero en la última jugada de ese período. En el complemento, el equipo aguantó durante buena parte, jugó de igual a igual y tuvo una ocasión en los pies de Montero. Fue digno.

El arranque del partido.

En los primeros 20 ó 25 minutos, Unión se comió un “baile” y San Lorenzo lo tuvo para el cachetazo. Sin marca en el medio, descolocado en defensa, perdiendo en el mano a mano (como pasó con Bianchi en el primer gol de Verón) y desbordado en todos los aspectos, dio la impresión de que el resultado se iba a consumar mucho antes. No fue así.

 

síntesis

San Lorenzo 4

Unión 2

Cancha: San Lorenzo.

Árbitro: Saúl Laverni.

San Lorenzo: Ibáñez; Prósperi, Cetto, Gentiletti y Kanemann; Buffarini, Mercier, Kalinski y Piatti; Ángel Correa y Verón. A.S.: Torrico. Estuvieron en el banco: Catalán, Navarro y Stracqualursi. D.T.: Juan Antonio Pizzi.

Unión: Limia; Brítez, Bianchi, Nicolás Correa y Maidana; Galván, Bruna y Cavallaro; Alemán, Franzoia y Lizio. A.S.: Perafán. Estuvieron en el banco: Zurbriggen, Altamirano y Magnín. D.T.: Facundo Sava.

Goles en el primer tiempo: a los 2 min y 14 min Verón (SL), a los 33 min y 43 min Franzoia (U).

Goles en el segundo tiempo: a los 42 min Alan Ruiz (SL) y a los 47 min Jara (SL).

Cambios: en el segundo tiempo, a los 14 min Jara (SL) por Kalinski y Romagnoli (SL) por Buffarini; a los 20 min Montero (U) por Franzoia; a los 24 min Avendaño (U) por Bianchi y Moreno (U) por Cavallaro; a los 30 min Alan Ruiz (SL) por Correa.

Amonestados: en Unión no hubo.

Unión seguirá descendiendo si sólo se contagia de errores

El equipo que arrancó el partido de anoche en el Nuevo Gasómetro. De pie: Limia, Bianchi, Galván, Correa y Maidana. Agachados: Cavallaro, Alemán, Lizio, Brítez, Bruna y Franzoia. Foto: Matías Nápoli