Será el 82 del historial y el 46 en la A...

Un clásico de Primera con otro paréntesis

El 30 de abril de 1967 comenzaba a escribirse la leyenda con un 0-0 en el 15 de Abril. El domingo jugarán el último... Y que sea por poco tiempo.

Un clásico de Primera con otro paréntesis

Una escenografía a la que algo fundamental habrá de faltarle el próximo domingo. Los jugadores de Unión y Colón se saludan con tribunas repletas en el 15 de Abril. Foto: Pablo Aguirre

 

Enrique Cruz (h)

El del domingo será el clásico número 82 en la historia desde aquél del gol de Salomón Elías en el barrio Centenario, cuando Colón siguió en 1948 aquellos pasos que Unión había comenzado a dar en 1940. Puede ser el clásico que le brinde a Unión la posibilidad de igualar la estadística. Y también puede ser el del desnivel si sólo se cuentan los partidos en Primera, donde el historial está bien repartido: 12 victorias para cada uno, 21 empates y la misma cantidad de goles a favor: 47.

Corría abril de 1967 cuando se enfrentaron por primera vez en la máxima categoría. Colón había conseguido el ascenso en 1965 de la mano de Italo Giménez y bajo la conducción técnica de Pepe Etchegoyen, quien dirigía al equipo en ese 1967. Unión lo logró un año después, en 1966, con el doctor Marcelo Casabianca (muy amigo de Italo) y el Pulpa Etchamendi, un técnico al cual Etchegoyen “recomendó” para que dirigiera a Unión. Eran otros tiempos, donde la rivalidad existía pero había una convivencia totalmente distinta a los tiempos de hoy, cuando la exacerbación del fanatismo, el exitismo desmedido y la violencia social imperante, llevaron a que por primera vez se juegue un clásico sin gente.

Aquél Colón era el de Néstor Martín Errea en el arco (para muchos, el mejor arquero que tuvo Colón en su historia); Sanitá, Mareque, el Negro Cardozo, Alberto Pompeo Tardivo, el Mencho Balbuena y Orlando Medina, entre otros. Unión tenía muchos de los jugadores que un año antes habían logrado la gloria de poner a la institución en Primera: Tremonti, el Negro Sauco, el Nene Gómez, Victorio Nicolás Cocco, Pedro Mansilla y el Nene Fernández, entre otros.

El 30 de abril de 1967, un 15 de Abril abarrotado de público fue testigo de ese primer choque en la máxima categoría. Con una particularidad que identifica a ese choque con éste del domingo: fue dirigido por Guillermo Nimo, quien además arbitró el empate en uno de la revancha en la cancha de Colón. Ahora, Germán Delfino inscribirá su nombre como el cuarto árbitro que dirige dos clásicos consecutivos, sumándose al de Nimo, el de Claudio Martín y el de Horacio Elizondo.

Fueron pasando los años y se sucedieron los enfrentamientos en las dos categorías, con períodos de abstinencia producto de los vaivenes que ambos tuvieron —sobre todo Unión— con ascensos y descensos. El destino le tenía reservado al tatengue su propia “dicha” de ganarle una final al clásico rival por el ascenso, pero en la máxima categoría se recuerda el clásico del gol de Mottura en medio de un torneo Reclasificatorio (el de 1970), que acabó con uno de los seis descensos tatengues.

En 1975, el Toto Lorenzo por un lado y el Gitano Juárez por el otro. Dos estilos bien distintos. El Toto —que venía de dirigir en Italia y que anteriormente había logrado, en 1972, el bicampeonato con San Lorenzo—, más afirmado en cuestiones tácticas para ser sólido en defensa e impedir el lucimiento del rival. El Gitano, más lírico en la propuesta, dejando lugar para la inventiva y liberando totalmente a sus futbolistas. Fueron dos victorias para los sabaleros y dos empates. Pero al año siguiente se redobló la apuesta y hubo cinco choques. En dos años, Unión y Colón se midieron en 9 oportunidades, lo cual trajo consigo no sólo la continuidad sino también acostumbramiento y una baja de decibeles en cuanto a la expectativa y la locura por un resultado deportivo que, para algunos, sentencia a fuego un proceso.

Entre 1975 y 1981, Colón y Unión se enfrentaron en 19 ocasiones. Hubo de todo. Pero por encima de los resultados, se aprendió a convivir con una “institución” deportiva que a uno le queda la sensación de que no se supo cuidar, ni deportivamente (a partir de los ascensos y descensos) ni tampoco en las cuestiones organizativas y de seguridad. Este domingo se jugará sin gente, pero hay un antecedente —el 1 a 1 de 1981 con los goles de Lattuada y Mercado—, donde el clásico se tuvo que mudar a Rosario para jugar en la cancha de Newell’s ante la suspensión que pesaba sobre la cancha de Colón.

El retorno para jugar en Primera se dio mucho tiempo después, en 1996. Habían pasado 15 años sin que el fútbol grande tuviese al clásico santafesino como uno de sus principales atractivos. Desde aquel 1 a 1 con los goles del Tuca Risso y Mazzoni hasta el último 2-0 de Colón con los goles de Mugni y Gigliotti, la historia volvió a escribirse con otro largo período de sequía (los ocho años del descenso de Unión).

La aguja del reloj quedará parada minutos antes de la 1 de la tarde del domingo 2 de junio. Será el punto final para el clásico número 82. Estadísticamente, algo puede dejar. En lo futbolístico y matemático, es un partido intrascendente. Unión ya descendió y Colón sólo puede engrosar el promedio y soñar quizás con un objetivo de clasificación para la Sudamericana que depende más de que se abra otro cupo, que de alcanzar al último que hoy clasifica.

Si se mide por el honor, por lo que significa para el ánimo de la gente la victoria o la derrota, el clásico es el partido más importante del año para muchos. Como “institución clásico”, nada ni nadie le restará interés. Pero si hablamos de las realidades de los dos equipos, ¿de qué le puede servir a Unión sumar tres puntos si ya sabe que jugará en la B Nacional el año que viene?, ¿cuánto servirá para Colón si los objetivos deportivos quedaron muy lejos?

Todo esto con una cancha cerrada y sin lo más lindo: el espectáculo de las tribunas. Será distinto. Será la despedida. Será el último desde aquel del 30 de abril de 1967 en el que se comenzó a escribir la historia de este choque en Primera. Pasaron 45 partidos. El del domingo será el 46. Ojalá muy pronto estemos hablando de la edición 47 porque el clásico volverá a ser de Primera.

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Sanitá y Sauco, dos protagonistas de ese primer clásico en la A, en 1967, aunque la foto corresponde al de 1969 con el arbitraje de Luis Pestarino en cancha de Colón.

Foto: Archivo El Litoral

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Portada de El Litoral de abril de 1976, con un Centenario colmado de público, récord de recaudación y nada de pulmones. Eran otros tiempos...

Foto: Archivo El Litoral

“Acompañar y respetar”

A través de un comunicado publicado en su página web, “el Club Atlético Colón hace saber a su gran masa de socios y simpatizantes, respecto de la decisión que ha tomado la Secretaría de Seguridad Deportiva que conduce el doctor Pablo Farías, que la institución ha propiciado, como uno de los actores principales del espectáculo de fútbol en la provincia de Santa Fe, la creación de este ente gubernamental para que regule y decida sobre cuestiones inherentes a la organización y seguridad de los partidos de fútbol.

El propio presidente de la institución, Dr. Germán Lerche, fue precisamente uno de los que más trabajó en este aspecto, solicitando a las autoridades provinciales para que se creara una Secretaría que permita canalizar de manera efectiva un aspecto que tanta preocupación lleva no sólo a los dirigentes sino a los hinchas del fútbol en general, como es el relativo a la seguridad de la gente, tanto adentro como afuera de los estadios.

El club Colón se puso a disposición de dicha Secretaría para participar y colaborar en lo que fuere necesario, a sabiendas de que muchas decisiones pueden ser antipáticas y antipopulares, pero se toman asumiendo como principal compromiso el cuidado de la gente y la seguridad de los ciudadanos.

La Secretaría que conduce el doctor Farías trabajó y meditó durante largo tiempo antes de tomar la decisión final de jugar el partido del próximo 2 de junio en el estadio de Unión a puertas cerradas. Desde ese punto y entendiendo que se trata de una medida estudiada y asumida por gente capacitada en temas de seguridad, el Club Atlético Colón debe acompañarla y respetarla”.